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Causas y efectos del terremoto andaluz

Causas y efectos del terremoto andaluz

martes 24 de marzo de 2015, 14:07h
Si hay una frase que resume lo ocurrido el pasado domingo en Andalucía es la que ha pronunciado Mariano Rajoy en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP. Por una vez y sin que sirva de precedente, el presidente del Gobierno acertó. Descargó cualquier responsabilidad de Juanma Moreno en la apabullante derrota y se atribuyó a sí mismo la debacle: "Si hay algún responsable de los resultados en Andalucía, dijo Rajoy, ese soy yo". Y es verdad. Primero, por la tardanza en nombrar al presidente regional y candidato, y segundo, por su empeño en desconocer la idiosincrasia de los andaluces y su rechazo a las imposiciones foráneas. Que Moreno no ha tenido tiempo para darse a conocer a sus posibles votantes es un hecho más que contrastado. El candidato popular ha ido de menos a mas en la campaña alcanzando su cenit en el debate de TVE, pero ha seguido y sigue siendo un auténtico desconocido para la mayoría del pueblo andaluz. A Juanma Moreno le quedan unos años de baqueteo parlamentario en la oposición para afianzar su imagen y confirmar su liderazgo, si es que lo dejan. Susana lo sabía y ese fue una de sus principales argumentos para adelantar las elecciones. Ese y conocer de antemano que Podemos no iba a alcanzar las expectativas que anunciaban las encuestas. 
 Y segundo y más importante aún ha sido la reiterada y yo creo que hasta excesiva presencia del Mariano Rajoy en los mítines del PP andaluz, restándole protagonismo a su candidato Una presencia que, en lugar de sumar apoyos a Moreno ha producido un rechazo generalizado en sectores de la clase media, sus votantes naturales, que han sido quienes han pagado el pato de los recortes de la crisis. El mismo argumento que evitó en lo posible la presencia de Pedro Sánchez en los mítines del PSOE andaluz. Eso también lo sabía Susana y de ahí que todo su discurso se haya basado, no en atacar a Moreno, a quien casi ha ignorado, sino en hacer protagonista a Rajoy de los profundos males que afectan a nuestra tierra, desviando la atención sobre el hecho inexcusable de que es el PSOE y no el PP quien lleva más de treinta años gobernando ininterrumpidamente Andalucía. Y es que el tópico del agravio comparativo, que tanto utilizó en su momento el PA, sigue funcionando como si no hubiesen transcurrido 35 años de la consecución de nuestra autonomía. En cuanto a la "boutade" de Esperanza Aguirre pidiendo dimisiones y culpando del fracaso del PP en Andalucía al nombramiento a dedo de Moreno, más vale no tenerla en cuenta porque, como dice el refrán, "habló quien pudo" y "en casa del herrero, cuchillo de palo".

Otra de las claves del pésimo resultado del PP ha sido el de no conectar con el pueblo llano, con esos andaluces conservadores de las costumbres y de las situaciones institucionalizadas como el el voto al PSOE, adictos al régimen socialista, forofos de Canal Sur, de Juan Imedio y "Se llama copla", de sus santos, sus ferias y sus romerías, de la tranquilidad que dan las subvenciones, el PER y la paguita de los viejos "que el PP quiere quitar" . Como dice el chiste que circula estos días por el whatsapp en el que un andaluz llama a la oficinas del INEM y pregunta "¿A qué hora puedo ir esta tarde a renovar el paro? La funcionaria le contesta, "por la tarde no abrimos, tiene usted que venir por la mañana" y el parado responde "por la mañana, me es imposible, estoy trabajando". Eso es lo que hay.

Perdonen la comparación, pero Andalucía sigue siendo por culpa de la deficiente educación una comunidad de "maris y pepes" que se mueven por impulsos primarios, que aplica la máxima lampedusiana de "que todo cambie para que todo siga igual". Aquí no valen los mensajes en positivo, los análisis profundos de la situación, las carencias de la Junta, los logros del Gobierno central ni las promesas de regeneración democrática. Aquí lo que valen son los mensajes claros, directos y contundentes que entienda todo el mundo como los que utilizaba Alfonso Guerra en sus mítines del pasado siglo, ya saben, "vamos a acabar con la derechona fascista que quiere robarnos las pensiones". Y eso, precisamente, lo ha utilizado Susana a la perfección. De hecho fueron muchos los andaluces (y sobre todo andaluzas) que compartían y aplaudieron el comportamiento barriobajero y de bronca vecinal de Susana en el debate televisivo.

Hasta aquí mi teoría, a la que hay que añadir otros matices como la irrupción de Ciudadanos y Podemos o la elevada abstención, sobre el fracaso electoral del PP en los comicios del 22M y la pérdida de medio millón de votos respecto a 2012. Queda ahora por saber si se corregirán algunos fallos ante las próximas elecciones del 24 de mayo, donde la personalidad de los candidatos a las alcaldías es primordial a la hora de atraer el voto. Ya veremos si los populares han aprendido la lección.  
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