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La pareja del año: Preysler y Vargas Llosa, ya posan juntos

La pareja del año: Preysler y Vargas Llosa, ya posan juntos

miércoles 01 de julio de 2015, 18:37h
Esto es un déjà vu. Lo hizo con Carlos Falcó y Miguel Boyer y ahora lo hace con Mario Vargas Llosa. Así es Preysler. Nunca deja nada a la improvisación. Hay una cosa de ella que me gusta; que no pide perdón a nadie. Hace las cosas de dónde les sale. Sí, justo desde dónde usted está pensando y, después, sonríe. Mírenla, en la portada de Hola, con esos brazos dignos de una modelo, esa cara ya de por sí operada pero estirada ad finitum por Hola. Esa colocación de las manos de manera estratégica. Tan perfecta ella, tan enigmática. Tan sin importarle nada. “Me he enamorado”, dirá. Ya. ¿Y qué hacemos con la pobre Patricia? Bahhhh qué más da, que cada palo aguante su vela.

Don Mario tiene 79 años. Entre que le dure la pasión dos años y empiece a flaquear ya no le dará tiempo a dejar a Preysler por otra pero no estaría de más que ella probase alguna vez del mismo veneno que inocula. Igual hasta se volvía más comprensiva con todo lo que ha dejado por el camino. O no. Quién sabe. La vida da muchas vueltas. Mientras tanto aquí todo es alegría, salvo para la esposa despechada, claro. Y las hijas de Isabel, raudas a hacer caja. Tienen una buena maestra en su madre.

La semana pasada Tamara Falcó salió posando y hablando de la relación de su madre con Mario Vargas Llosa. Lo más interesante que contó es que tuvo una gastroenteritis por comer mejillones. Así que se pueden imaginar el resto. Menos mal que no dijo la cursilada tan típica de su casa de: “el tío Mario” que es como cuando los curas llamaban a sus hijas, sus sobrinas. Miren, tío es el hermano de tu padre o de tu madre. Punto pelota. No hay más discusión que esa.

Todo lo demás son pijerías para tapar lo que huele no demasiado bien. Esta semana sale Ana Boyer, la hija que Preysler tuvo con Miguel, el difunto esposo. Y dice que todo está genial, que ella desea que su madre sea muy feliz y bla, bla, bla. Todo esto 15 días después de haber posado en minishorts diciendo las mismas pavadas.

Ay, el Hola, ¿qué haríamos sin estas entrevistas?
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