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'Solo con tu amor no es suficiente', de Íñigo Guardamino, un cocktail soberbio de ficción y realidad sobre el escenario
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'Solo con tu amor no es suficiente', de Íñigo Guardamino, un cocktail soberbio de ficción y realidad sobre el escenario

martes 20 de octubre de 2015, 16:14h
Tres historias, cinco actores, once personajes, en medio de un paisaje lleno de escombros y con un denominador común en sus argumentos, la orfandad de madre. Este es el tablero de juego que propone al espectador el bilbaíno Íñigo Guardamino en la Sala Nave 73 de Madrid, desde primeros de octubre hasta finales de este mismo mes. Y si el tablero está muy claro, las reglas de juego de las piezas, los registros en los que se mueven y la permanente convivencia de lo documental, lo histórico y lo imaginado, lo onírico, salpicados ambos de un envidiable y personalísimo humor negro del dramaturgo y director del montaje, hacen de ‘Solo con tu amor no es suficiente’ una obra excepcional y singularísima de un autor con voz y óptica dramática propias.

Pero la identidad de los personajes -unos históricos y otros imaginados- complica aún más, si cabe, el juego dramático propuesto por Guardamino, ya que se trata de Karol Wojtyla, en su época de joven y prometedor dramaturgo, más tarde convertido en Juan Pablo II; el Padre Arrupe, el superior de los jesuitas, vasco, como el autor, y como Dios que -para Guardamino-, también “es de Bilbao”; Pablo, un joven que se niega a perder a su madre, enferma de tres tipos de cáncer, y que no duda en recurrir a la figura de un chamán espiritista africano para salvarla y, por último, dos hermanas siamesas, Megumi y Edurne -las famosas siamesas de Hiroshima-, dos personajes a quien el autor dota de una chispa y una gracia particulares que hace que ambas se ganen la simpatía del espectador nada más aparecer en escena.

Javier Prieto compone un Pablo lleno de angustia (¡genial ese monólogo sobre el placer que le produce manifestarse!) y de determinación y da vida también al Wojtyla joven y a un soldado de la guerrilla salvadoreña. Se trata de un actor magnífico que transmite fuerza y pasión a cuanto hace, y que -sin duda- ha sido una elección acertadísima de Guardamino. Lo digo porque, de no ser así, tener enfrente a Juana Cordero podría haberle amedrentado, porque la veterana actriz compone también un Padre Arrupe extraordinario, con una personalidad tan arrolladora como contenida y humilde.

Por otro lado, ella da vida también a una tierna e ingenua madre de Pablo (antes atea, le dice “te cambió la c de cáncer por la c de corazón”), al creer que su curación ha sido un milagro... Y, junto a ellos, Elton Prince, estupendo también en su triple papel de un tan enérgico como hilarante chamán (“los mares en calma no hacen buenos marineros”, “…la muerte es como el rock and roll”) y -atrevido también Guardamino en la elección- un Juan Pablo II vitalista y pletórico, en el zenit de su pontificado. Y, por último, Esther Acebo y Yaiza Ramos -que sustituía a Ana Del Arco- dibujan a las dos siamesas con un encanto y una gracia geniales que, incluso, llegan a interpretar una canción con letra del dramaturgo y música de David Ordinas (“… no se ha cuál de las dos Españas represento. Estamos unidas por el centro”).

De la voluntad provocadora y transgresora de Guardamino habla ya la sola elección de actores para interpretar a sus personajes principales: el joven Wojtyla, actor y dramaturgo, es blanco, mientras que cuando el polaco se convierte en el Papa Juan Pablo II, su papel es asumido por un actor negro (como la Virgen negra de Częstochowa y, para completar la jugada, es una mujer quien se enfunda los hábitos del vasco Padre Arrupe.) El eje central de la obra lo constituye el enfrentamiento personal de Juan Pablo II y Arrupe, que tienen dos concepciones diametralmente opuestas de la teología, y de la forma material de extender y vivir la fe cristiana en el mundo. En ese enfrentamiento, el dramaturgo carga las tintas sobre el papa polaco y salva las tesis próximas a la llamada teología de la liberación y de pasar a la acción para la defensa del oprimido que los jesuitas preconizaban en Latinoamérica, y que llegó a costar la vida a algunos de ellos, como a los padres Ellacuría y Grande en El Salvador.

Tres historias en tres continentes

El argumento de la obra se inicia en 1942, en Cracovia, Polonia, con el dramaturgo Karol Wojtyla ensayando con una actriz una pequeña pieza que la resistencia polaca representaba en los domicilios particulares de sus componentes. El nazismo persigue inapelablemente a todos ellos (“los nazis también son hijos de Dios”, “…La belleza es lo único que puede salvar al mundo"). Ya ordenado sacerdote, Wojtyla combate también al comunismo soviético.

En 1945, en Japón, el jesuita bilbaíno Pedro Arrupe ve estallar la primera bomba atómica, lo que le hace despertar en él una especial sensibilidad social y política de defensa de los más desfavorecidos (“El cielo solo cubre a quienes sienten esperanza”, “…amo a Cristo pero desprecio a los cristianos que no viven como Cristo”). Ambos, Arrupe y Wojtyla, perdieron a su madre con nueve años. Allí, en Japón, conoce a Megumi y Edurne, las hermanas siamesas de Hiroshima, también huérfanas de madre. Como Pablo, el hijo desesperado porque ve que va a perder a su madre, enferma de cáncer, que se pone en brazos de un chamán espabilado, que no deja pasar la estupenda oportunidad que se le ofrece para abusar del joven.

Una pantalla de plasma, situada al fondo de un escenario lleno de escombros con hojas secas, sillas y artilugios tapados con plásticos negros brillantes... (lograda escenografía de Roger Portal), permite al autor y director de escena bilbaíno ir trenzando la historia documentada y real de los hechos, con las tres historias que se van sucediendo en escena. Y la forma dramática combina drama y comedia negra, arriesgada pero eficacísima fórmula que hace que el espectador no pierda interés por la trama en un solo instante de la obra, de casi dos horas de duración. La eficaz iluminación de Pedro Guerrero y el vestuario de Pier Paolo Alvaro -encargado también de la dirección artística- y el espacio sonoro de María José Pazos, así como la del resto del equipo técnico, contribuyen decisivamente en el resultado final tan brillante del montaje.

La obra de Guardamino es, sin duda, uno de esos soplos de aire fresco que recorren el teatro, dispuesta a sorprender, cuando no a escandalizar, al espectador que acude a verla (“tenéis dos almas en un solo cuerpo. Es política de austeridad” , dice Juan Pablo II a las siamesas en su encuentro en El Salvador), pensando que va a encontrar una clásica historia de planteamiento, nudo y desenlace, y se encuentra con una épica, fascinante e imaginativa historia que funde realidad y ficción, drama y comedia, el dato objetivo y el humor surrealista.

Y con todos estos elementos metidos en la coctelera, Íñigo Guardamino los agita, los dosifica, les pone unas cuantas gotas de sorpresa y, con ayuda de un estupendo elenco de actores y de colaboradores, es capaz de levantar una obra memorable que, desde luego, no dejará frío a ningún espectador. Es muy probable que el montaje ruede a otras salas -lo merece, desde luego- pero, entre tanto, aún quedan dos funciones el fin de semana próximo, que yo que tú, no dejaría pasar. El que avisa no es traidor.



‘Solo con tu amor no es suficiente’
Texto y dirección: Íñigo Guardamino
Intérpretes: Juana Cordero, Elton Prince, Esther Acebo, Javier Prieto, Yaiza Ramos
Diseño de iluminación: Pedro Guerrero
Dirección artística y vestuario: Pier Paolo Alvaro
Canciones: David Ordinas (música), Íñigo Guardamino (letra)
Concepto y escenografía: Roger Portal
Voz en off: David García Vázquez
Música: Joan Cerveró
Espacio sonoro: María José Pazos
Videoproyección: Nacho Rodríguez

Funciones los días 30 y 31 de octubre, en la Sala Nave 73

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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