Según sus creadores, la nueva batería podría cargar un vehículo en 5 minutos, con el que se podría rodar -en el caso de un utilitario- 800 kilómetros, frente a los 400 kilómetros que ofrece un Tesla o los 250 kilómetros de un Nissan Leaf o un Renault Zoe. Incluso se podría llegar a alcanzar una autonomía superior a los 1.000 kilómetros, dependiendo del coche.
La batería de grafeno es modulable, por lo que están trabajando con varios fabricantes de coches (se especula con VW, como publica hoy El Mundo) y de aviones, como Airbus, para que puedan adaptarla a sus productos y fijar la autonomía y la capacidad de carga y recarga que quieren.
La fabricación en España y China va a ser posible gracias a la aportación del Grupo Chint, una multinacional china especializada en las automatizaciones, la generación eléctrica y la producción de placas solares.
El proyecto de industrialización de las baterías tiene dos fases. La primera, en la que se invirtieron 30 millones de euros, permitirá la construcción de 20 líneas de fabricación en la planta de Yecla que fabricarán 80 millones de celdas al año
La segunda fase conllevará una inversión de 350 millones de euros para hacer la fábrica más grande, lo que posibilitará emplear a 7.000 personas y que, en 2019, se alcance un pico de facturación de entre 3.000 y 4.000 millones de euros.