Normas y consejos para el voluntariado social

Un trabajo sólido y sin precipitaciones desde el inicio evitará las prisas y la creación de un escenario de acción social comprometida pero confusa. Antes de asumir un compromiso social, es necesario pensar en las preferencias de cada uno y en lo que le haga sentirse mejor de acuerdo con sus capacidades. Uno debe dirigirse a la organización que más le atraiga e informarse debidamente de sus actividades, de su normativa y de las condiciones concretas de su servicio social, sobre todo a los más débiles y de su actitud ante los responsables políticos que permiten u ocasionan tanta injusticia.

Una persona sensata debe asegurarse de que comprende lo que va a hacer y reflexionar sobre el libre compromiso que se adquiere en términos de tiempo y de energía. Las cosas eficaces no terminan en algaradas ni en sentadas, un día de vez en cuando, aunque sean necesarias Uno tiene que asegurarse de que no va a ser explotado y de que su trabajo redunda en beneficio de los ciudadanos marginados o de la actividad propia de esa asociación. Una persona decidida a comprometerse en la acción socio política no puede permitir que lo utilicen como mano de obra gratuita ocupando el puesto de un trabajador que lo necesita.

Hay que estar convencido de que no todo el trabajo de una persona comprometida en una acción social eficaz, y de acuerdo a un plan bien diseñado, consiste en acudir al lado de los necesitados. Hay mucho trabajo que es preciso hacer en la retaguardia para que toda la asociación funcione como un auténtico organismo vivo. De acuerdo con lo anterior, la edad, la situación económica, familiar o una posible discapacidad física no nos excluyen de una eficaz y necesaria colaboración.

Es preciso tener siempre presente que no es cierto eso de que “uno debe servir para todo”. Esa es la frase preferida por los superficiales e inconstantes. Uno hace mejor aquello que más le gusta y para lo cual tiene habilidades, que luego podrá desarrollar. Esto no es obstáculo para no intentar hacer aquello que no nos gusta sencillamente porque lo desconocemos. Si uno no está dispuesto a seguir los necesarios cursos de formación, o se cree que no dispone de tiempo para ello, porque quiere lanzarse de inmediato a la acción, quizás debería dirigirse a otro sitio en el que emplear el tiempo adecuadamente.