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Bunbury toma por asalto el DCode más maratoniano

Bunbury toma por asalto el DCode más maratoniano

domingo 11 de septiembre de 2016, 12:32h
Enrique Bunbury tomó por asalto el DCode Festival, el zaragozano era el gran cabeza de cartel y no defraudó en un concierto en el que repasó sus 30 años de carrera, desde el 'Mar adentro' de Héroes del Silencio al más actual 'Palosanto' demostrando que es, junto a Loquillo, el único que puede reclamar el título de 'rock'n'roll star' en nuestro país, derrochando carisma en un escenario que no vio nada parecido, a pesar de haber buenos conciertos de León Benavente, Eagles Of Death Metal o Triángulo de Amor Bizarro.
Maratoniana jornada de música en el campus de la Complutense que tuvo sus claros y sus sombras, entre los primeros destacó, como decía, el gran concierto de Bunbury, entre los segundos la constatación de que el cartel no estaba ni bien distribuido, ni tenía tanto como para rellenar 18 horas ininterrumpidas de música, con Zara Larsson y Kodaline siendo dos agujeros negros como cabezas de cartel, mientras propuestas más interesantes como León Benavente o M. Ward se ponían a horarios impropios, sobre todo un segundo que tuvo que actuar a casi 40 grados sin una sola sombra cercana.

La jornada tenía como primera atracción a Belako, el joven cuarteto vasco cuyo segundo disco 'Hamen' les puede convertir en 'the next big thing' del indie nacional. El concierto empezó con problemas técnicos y nunca lograron un gran sonido, por momentos la guitarra sonaba desafinada, pero derrocharon, y contagiaron, energía en un concierto de menos a más en el que volvió a destacar la redonda 'Track sei'. A continuación León Benavente dio un concierto de más a mucho más, logrando que '2', su segundo disco, sonará todavía mejor en directo, sin olvidarse de grandes canciones de su debut como la recordada 'Ánimo valiente'. Eso sí, los mejores momentos llegaron con 'Aún no ha salido el sol', a pesar de que el sol sí que había salido y pegaba de lo lindo, y 'Gloria' un salivazo en toda la cara al público más festivalero. Por momentos me pareció estar viendo una versión actual del 'Pero que público más tonto tengo' de Kaka de Luxe. Lucieron una envidiable actitud punk para unos tíos que peinan canas.

Tras un parón para comer regresé para ver como M. Ward se tostaba al sol con los pocos valientes que decidieron desafiar a Lorenzo. Mucha clase desaprovechada como se pudo comprobar con ‘Primitive Girl’, luego Jimmy Eat World demostró que su mejor momento sigue estando en aquel lejano disco, 'Bleed American', del año 2001 en el que con 'The middle' encontraron el estribillo perfecto. A las 19 comenzaba uno de los grupos a los que más esperaba, Eagles Of Death Metal. Jesse Hugues derrochó carisma y estuvo estupendo en su papel de reverendo del rock and roll, difundiendo la Santa Palabra de Chuck Berry, pero nuevamente problemas técnicos hicieron daño a una actuación que comenzó sin que pudiéramos oír su voz. No lograron desatar la fiesta que prometían pero cumplieron con creces, en especial Hughes y ese doble de Billy Gibbons de ZZ Top en el que se ha convertido Dave Catching. El principal pero a su actuación es que cuando suenan como versiones 'Moonage daydream' de Bowie y el 'Ace of Spades' de Motörhead tu propio repertorio se resiente.

Zara Larsson y Kodaline, ¿WTF?

Lo de que después de una fiesta de rock sudoroso estuviera programada Zara Larsson pega tanto como ponerse una chupa de cuero con mallas... La chica podrá tener cientos de millones de reproducciones en YouTube pero desde luego no sirve para encabezar un festival, ni mucho menos, para jugar en la misma liga de otras estrellas pop de la actualidad como Taylor Swift o Rihanna. A continuación volví a probar que Love Of Lesbian no es para mí. Se que tienen su público pero donde ellos ven intensidad yo solo veo densidad. No se les puede negar que tengan sus canciones, 'John Boy' es un 'jitazo' en toda regla, pero los de Santi Balmes me provocan bastante hastío. Además eso de que nada más terminar suene el 'Purple Rain' de Prince deja en evidencia cualquier canción propia. Claro que los catalanes podrían pasar por los mismísimos Smiths al lado de Kodaline, una banda que aspira a ser Coldplay y se queda en Keane, con todas sus canciones incluyendo esos 'uooh-oooh-oooh' que tanto gustan corear en los festivales. Si tuviera que buscar una palabra para definirles sería deprimentes.

Pero, cuando todo parecía que se iba a pique, salió Bunbury encendido para demostrar que es el exceso en persona. Una personalidad desbordante que tuvo el día inspirado y se sacó de la manga el concierto del festival, derrochando carisma sobre el escenario, demostrando que una personalidad como la suya puede hacer propios géneros tan diferentes como el rock, el tango, la música latina o ese homenaje al 'Major Tom' de Bowie que es la espectacular 'Lady Blue'. Puedo asegurar que nunca he sido un gran fan de los Héroes del Silencio pero ayer me supieron a gloria todos los momentos en los que Enrique versionó a su antigua banda, desde 'Iberia sumergida' a 'Maldito duende', pasando por 'Avalancha', 'El espíritu del vino' o un 'Mar adentro' que sonó estupendo. Claro que tampoco se quedaron atrás los recuerdos a su carrera en solitario como 'Infinito', 'El extranjero', o los mejores momentos del imprescindible 'Flamingos', 'El club de los imposibles', 'Si' y la mencionada 'Lady blue' que puso el colofón de oro a un concierto espectacular, de sonido, entrega y repertorio.

Después fue el turno de Triángulo de Amor Bizarro, los gallegos no llegan a sonar tan bien en directo como lo hacen en su brillante último disco 'Baila Sumeria'. Su apuesta por la rapidez y el ruido le quita capas de profundidad a su música pero aun así cuentan con un buen puñado de ases ganadores, como 'Barca quemada', 'Seguidores', 'Baila sumeria', 'Estrellas místicas' o la coreada 'De la monarquía a la criptocracia' (todas ellas cantadas por una Isa a la que se la oía muy poco). Lograron montar un fenomenal pogo en las primeras filas que los de seguridad decidieron parar sin saberse muy bien porqué.

El final estuvo dedicado a los maestros de los platos con 2ManyDJs y Mark Ronson que pusieron a la gente a bailar. A pesar de ser bastante fan de los belgas lo de pinchar a Chimo Bayo fue un chiste malo. De todas formas a esas horas ya estaba claro que lo que de verdad había dejado poso era el concierto de Bunbury, alguien que dejó hace mucho tiempo atrás de aspirar a ser el nuevo Rey Lagarto para ser algo propio, excesivo y muy escaso, una estrella del rock por cuenta propia.
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