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Las cenizas del pasado

lunes 19 de septiembre de 2016, 07:59h

Una sociedad cansada de perder esperanzas mira sobre las cenizas del pasado. Intenta encontrar un camino que poco a poco se fue diluyendo por un horizonte oscuro. Quiere dar un salto sobre una fecha maldita, 2008, cuando comenzó a perderse la luz cotidiana, a quedarse como basura las serpentinas de la fiesta que parecía interminable. El viento va moviendo las páginas de un periódico en la mesa, y mientras van pasando noticias, como de un Cinexin viejo de aquellos que movían con lentitud los fotogramas, aparecen palabras que se van haciendo cotidianas y pesarosas. Nadie puede empujarlas al sumidero de la nada. Terrorismo islamista, inflación de inmigrantes, pujanza de la extrema derecha, aumento de la desigualdad, manojos de egoísmos que como ristras de penumbra se pierden por las páginas alejando el predominio de las palabras hermosas. Dos asoman como unas manos fuertes agarrando la actualidad para someterla a su ansia de presa. Crisis existencial. Esas son las palabras.

Crisis existencial de una Europa que si mira hacia atrás se tiene que tapar la cara de vergüenza, pues de los tres maravillosos caminos que un día inició, entre una oleada de banderas y orgullos políticos, solo ha seguido uno que además ha convertido la aspiración de igualdad y fraternidad en desigualdad y egoísmo. Una cuota de solidaridad para inmigrantes pisada sobre la moqueta de los consejos es un ejemplo insuperable. Los tres caminos eran el económico, el institucional y el social. Moneda, democracia y justicia, se podría decir con palabras más llanas. La monedad hecho, y seguro que esa unión poco sólida en lo fiscal y social ha sido una de las causas de que el sur haya estado a punto de ahogarse en la crisis. Sobre las otras dos la evidencia dice que se han quemado en una gran hoguera los bellos viejos principios de Maastricht. Ni más democracia ni más igualdad ni más cultura ni más sueños, solo la contabilidad oscura de un presupuesto que no da para nada, salvo para mantener las rentas agrícolas.

Crisis existencial política. Asombro ciudadano por la penumbra intelectual de las élites. Compare a Tierno Galván con Ana Botella, a Fraga con Rajoy, a Felipe González con Pedro Sánchez o a Suárez con Rivera y así un montón de referencias que dejan los rostros ciudadanos heridos en la estupefacción. Esta caída se fue gestando durante las burbujas, permaneció enterrada bajo los restos de los confetis, pero con la crisis ha enseñado su verdadera valía. Maldito 2008, cuando los poderes económicos globales le echaron el gran pulso a la política y lo ganaron. Sabían de su debilidad y dejadez. Ahí están las cenizas del pasado, disolviéndose en la noche de los tiempos. Esperemos que como el Ave Fénix algún día los grandes principios renazcan, aunque ya nunca será lo mismo.
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