La bella Navidad navideña

Rotundamente creo que se ha acertado con la programación navideña de este año. El Ayuntamiento ha echado el resto y Madrid es una ciudad atractiva en estas fechas, tanto que no recuerdo otra Navidad donde la gente se haya echado a la calle como lo ha hecho en esta ocasión. Especialmente por las tardes, todo el centro de la ciudad es invadido por miles de personas que acuden a visitar el Madrid navideño.

Sobre el alumbrado hay división de opiniones, puntos de vista distintos, pero a nadie deja indiferente. Hay a quien les gusta mucho y a otros nada; hay quienes comporten con el alcalde la idea de un alumbrado moderno, europeo, laico, y otros, muchos la vedad, que creen que a ese ornamento luminoso le falta más espíritu navideño, más identidad con la Navidad cristiana.

Sobre el resto de la programación y ornamentación navideña, creo que nadie discute que este es el mejor año, desde la gran cantidad de magníficos belenes diseminados por toda la geografía madrileña, hasta los puntos de ocio infantil, los conciertos en las plazas, la reproducción sobre las fechadas de importantes templos de cuadros alusivos a la Navidad que se encuentran en el Museo del Prado, deteniéndonos es un espectáculo sorprendente: el de luz y sonido que se escenificó el pasado sábado por la noche en la plaza de Cibeles, sobre la impresionante fachada del Palacio de Correos, destinado ya a sede del Ayuntamiento.

Fue espectacular, de buen gusto, sorprendente. Lástima que no cupieran más personas en el lugar de los hechos, que estaba abarrotado. No suelo ser cicatero a la hora de criticar al alcalde de turno, siempre consciente de que mi crítica tiene ánimo constructivo por un Madrid mejor, pero en esta ocasión tengo que reconocer y aplaudir la iniciativa de luz y sonido del pasado sábado en Cibeles. Felicidades porque nunca se había visto nada parecido.