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Preparación psicológica ante la demanda y el proceso judicial

Preparación psicológica ante la demanda y el proceso judicial

viernes 26 de octubre de 2018, 10:06h

Los procesos judiciales acarrean a todas las personas inmersas en ellos, una serie de emociones negativas, vinculadas al desconocimiento del propio procedimiento, generando una incertidumbre constante y como consecuencia, sintomatología de ansiedad.

Por este motivo, es completamente necesario informar a la persona de los pasos a seguir, pues tan solo con aportar información relativa a su caso, la ansiedad mencionada disminuirá considerablemente.

Si un caso de divorcio contencioso, es decir, un divorcio donde las partes no llegan a un acuerdo, genera una serie de síntomas fisiológicos incómodos, en un caso de acoso laboral se propicia un malestar aún más intenso, pues no es sólo el procedimiento en sí, sino por ejemplo, el ver a la persona o personas que han ejercido el hostigamiento. Además, si la persona acosada ha decidido denunciar, en este tipo de casos, se entiende que es porque “no ha aguantado más”, por lo que tiene un desgaste psicológico grande y por tanto, partimos de que la persona se encuentra aún más vulnerable.

Se considera algo de primera necesidad, preparar a la persona para el procedimiento, dándole información real y no poco tangible. Si se le aporta información poco real, crearemos expectativas que quizás, no se contrasten con la futura realidad y por lo tanto, aparecerá un sentimiento de frustración, incomprensión, miedo y desesperanza.

A su vez, la información aportada debe ser explicada de forma esquemática, desarrollando cada paso procesal que se irá realizando. Debemos anticipar que el procedimiento no se resolverá de un día para otro, además de hacerle ver que todo procedimiento judicial es lento.

Denunciar conlleva multitud de desgaste psicológico, por lo que es necesario anticipar a la persona, que no es algo fácil, que tiene que mantenerse fuerte y que tendrá que narrar lo padecido, quizás más de una vez.

Esto último, es con diferencia, la peor bala que le pueden disparar a una persona acosada. Generalmente, no quieren narrar lo sucedido, pues el hecho de contarlo y recordarlo les generar malestar psicológico intenso. Además, el tener que narrarlo en ese contexto y de forma reitera, cuestionándole, hace que la persona acosada tenga un sentimiento de incomprensión continuo, por lo que se puede legar a plantear el abandono del procedimiento.

Otro elemento que debemos anticipar, son las posibles mentiras que dirá el acosador y aunque está penado el falso testimonio, la realidad es que mienten. Por lo tanto, debemos partir de que existe la posibilidad de que la persona hostigada escuche mentiras.

A su vez, se ha de reconocer que la persona acosada tendrá que ver al acosador en sala o en el juzgado. Por ello, debemos paliar el miedo a volver a verle, y la ansiedad generada por el temor a que el acosador se acerque, le haga daño o le diga algo.

Por su parte, los psicólogos debemos prevenir la victimización secundaria. Para comprenderlo, debemos explicar que es la victimización primaria y la secundaria. La victimización primaria es aquella que deriva directamente del hecho violento; la secundaria es la que deriva de la relación posterior establecida entre la víctima y el sistema jurídico-penal (policía o sistema judicial). Es decir, el maltrato institucional puede contribuir a agravar el daño psicológico de la víctima y a cronificar las secuelas psicopatológicas. Por este motivo, es fundamental la actuación de psicólogos expertos para paliar esta victimización secundaria que puede llegar a ser letal para las víctimas.

Con todo esto, queda patente que un proceso judicial no es fácil, pero si en una situación de acoso la víctima es informada y acompañada de forma correcta por abogados y psicólogos, el procedimiento judicial no será algo negativo para la perdona acosada, sino todo lo contrario.

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