www.diariocritico.com

La cosa catalana y los padres que la parieron

domingo 17 de septiembre de 2017, 10:57h

Gran parte del desconcierto que me genera este asunto nace de que los políticos han hecho dejación de sus funciones: Rajoy y el gobierno PP no quieren o no pueden entender que se trata de un problema político. Puigdemont, Junqueras y JxSí no quieren o no pueden entender que también se trata de un problema legal.

Los primeros traspasan su responsabilidad a jueces y policía y los segundos a la población. En ambos casos, los corifeos mediáticos azuzan los enfrentamientos, exacerban los instintos y reducen el argumentario a una cuestión de sentimientos. Lamentablemente, con los sentimientos no se gobierna, no se hace política, no se construye sociedad. No se avanza. [Por sorprendente que parezca, los obispos lo tienen mucho más claro y acaban de despedir de 13TV a Paco Marhuenda y a Alfonso Rojo por extremados y belicosos y ha eliminado los programas A la contra y La marimorena que solo con el título ya resultan tendenciosos]

Cuando 80% de la población catalana dice que quiere votar sobre las cosas que les afectan a ellos, la respuesta del PP en la oposición y en el gobierno ha sido correr a los tribunales y cabrear todavía más a la peña: esto no es un colegio. Esto es serio.

Cuando los gobernantes catalanes se saltan la la legislación que les legitima justamente a ellos y sus cargos -the pledge dicen los estadunidenses, el juramento del cargo que nadie, allá, se lo salta impunemente- y traspasan la pelota la gente caldeándola con sentimientos identitarios y presentándose -de manera insultante a mi parecer- como Rosa Parks o, incluso, Nelson Mandela, solo hacen que cabrear todavía más a la peña: esto no es el patio de un colegio. Esto es serio.

Tenemos políticos porque [un momento: no sé realmente por qué, pero ese debate está en otro costal] en todos los grupos humanos por pequeños o grandes que sean hay un trabajo de inteligencia, entendimiento (uy, qué cosas, son sinónimos) e intercambio de pareceres (negociación) que hay que hacer.

Sin alguna forma de entendimiento, ni la guerra de los boer habría terminado; ni los negros serían ciudadanos iguales en USA; ni Flandes sería holandesa; ni el Muro de Berlín habría caído; ni Colombia tendría paz después de 60 años de guerrilla [lección a aprender: un gobierno consigue una solución política a un problema de enfrentamiento armado de 60 años en apenas un lustro] ni los cromagnones habríamos aprendido a sembrar plantas y domesticar animales.

Los políticos están ahí para hacer política, no politiquería. Para hablar, no para parlotear. Para avanzar, no para dar vueltas. Negociar es encontrar un punto de acuerdo entre posturas dispares; un punto en el que las partes implicadas ganan cada una lo suficiente como para aceptar que las otras partes también ganen lo suficiente: entre blanco y negro hay una gama infinita de grises en la que se tienen que mover los políticos. Usando la razón que, al fin, es lo único que les sustenta habida cuenta de lo molestos que son.

La deriva que está tomando el asunto en estos 15 días que llevamos de septiembre es infame, incendiaria y peligrosa: he visto idiotas de lado y lado exigiendo prácticamente un enfrentamiento en las calles, unos "con la ley en la mano" [la sola expresión me da miedo: la ley en la mano suena como a pistola humeante] y los otros "con la democracia por bandera" [la sola expresión me da miedo: la democracia como bandera suena a que me van a empalar con el asta].

Enfrentarnos exacerbando los sentimientos es peligroso y si lo tenemos claro en un partido de fútbol Real Madrid/Barcelona, que no es más que un juego tonto en el que 22 millonarios patean un balón, cuánto más no habríamos de ser exquisitos en una cuestión como está. Rajoy y PP, suspendidos. Puigdemont y JxSí, suspendidos.

Si en la próxima semana los políticos y gobernantes de una y otra sensibilidad no se bajan cada uno de su tozudez beligerante y reducen el nivel de presión circundante, nos vamos a hacer daño. Y las heridas tardan en cicatrizar. Después qué? ¿Vamos a reclamar...? ¿A quién si ya no habrá ni maestro armero?

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios