Esta semana uno de los miembros del Comité Ejecutivo y también economista jefe del BCE, aseguraba que aunque los riesgos de deflación han desaparecido en la zona euro, aún no se observa un ajuste sostenido de la inflación que sea compatible con el objetivo que se sitúa ligeramente por debajo del 2%. Agregó que “la estabilidad de precios todavía no se ha logrado y, por ello, cada decisión que se tome respecto a la política monetaria, como el plan para reducir el programa de compras de activos, irá encaminada a la consecución del objetivo”. Asimismo, explicó que para tratar de lograr el objetivo de inflación, el BCE ha recurrido durante los últimos años a un conjunto de medidas complementarias que ha ido modulando en función de las condiciones macroeconómicas, fundamentalmente teniendo en cuenta las perspectivas de estabilidad de precios y los mecanismos de trasmisión de la política monetaria a la economía real. El mecanismo de ajuste sostenido ha sido, según sus declaraciones, el que ha guiado y seguirá guiando al BCE en la introducción o retirada de cualquier estímulo monetario. A finales de mes, el día 26 de octubre, el BCE celebra su reunión periódica en la que tiene previsto revisar el programa de compra de activos. Si tomamos como referencia estas declaraciones realizadas en un foro económico celebrado en Londres, cabría la posibilidad de que el BCE pudiese decidir extender el programa de compra de activos, realizando ajustes moderados.