Lo que ocurrió de verdad antes y después de la no-declaración de independencia catalana

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Los diputados de la CUP especularon con no asistir a la sesión y hicieron creer en el plantón cuando tardaron unos minutos en entrar en el Pleno del Parlament, cuando ya habían sido ocupados todos los escaños por los diputados catalanes.

Después, al parecer, la declaración que el president Puigdemont firmó con la CUP supuso, según varisa fuentes, una forma de "contentar" a la CUP, algo que, por cierto, no funcionó.

También en las filas de Junts pel Sí, la coalición electoral que une a la antigua Convergència con Esquerra Republicana (ERC), entre otros partidos, hubo división de opiniones sobre la comparecencia de Puigdemont. Esas diferencias llevaron a Marta Rovira, portavoz de ERC, a amagar con dimitir. La tensión era absoluta, mientras Oriol Junqueras guardaba silencio como vicepresidente y líder de ERC.

Además, la decisión el president de suspender la independencia tras declararla es debido a las presiones que llegan desde la comunidad internacional y de los empresarios y entidades bancarias. Desde Europa le exigieron al Govern que, para cualquier mediación o futuro apoyo, antes debía impedir cruzar una línea que difícilmente tenía retorno, como hubiera sido una declaración unilateral de efecto inmediato.

Tras el Pleno, el president de la Generalitat, la presidenta del Parlament (Carme Forcadell), y diputados de Junts pel Sí y la CUP firmaron una declaración simbólica en la que se afirma que se constituye "la república catalana, como Estado independiente y soberano, de derecho democrático y social".

El texto dispone la entrada en vigor de la ley de transitoriedad jurídica y pone en marcha "el proceso constituyente, democrático, de base ciudadana, transversal, participativo y vinculante". Asimismo, afirma la voluntad e "abrir negociaciones con el estado español, sin condicionantes previos" y "en pie de igualdad", e insta a las autoridades de la UE a intervenir para "parar la violación de derechos civiles y políticos en curso". Fue firmada también por la CUP, pero exigiendo su inmediata puesta en marcha.

Y ahora, ¿qué hará la CUP?

El socio de independencia más incómodo para Puigdemont no quiso manifestar una ruptura inmediata para bajarse del barco, pero amenazó con ello. El portavoz del secretariado de la CUP, Quim Arrufat, confesó que sentían "cierto desconcierto" por cómo se había desarrollado la jornada al no acabar con la proclamación de la república catalana, tal y como "habían acordado", y dijo que la "cadena de confianzas" con el president no se había roto pero sí había quedado "tocada".

Arrufat exigió a Puigdemont acotar en el tiempo los plazos para negociar. "Encontraríamos normal que fuera un límite de un mes más o menos", añadió. En cualquier caso, insistió en que la CUP "no permitirá que esta legislatura acabe sin aplicar los resultados" del 1-O. Arrufat anunció que propondrá al Consejo Político de su formación suspender la actividad de sus diputados mientras la declaración de independencia esté suspendida.

En su intervención en el Parlament, la diputada Anna Gabriel expresó su rechazo a que la declaración de independencia sea suspendida a la espera de una mediación que no se ha producido y con un "Estado español que no quiere" que se produzca, por lo que advirtió de que la CUP "no renuncia" a una declaración efectiva y con carácter inmediato. En su opinión, ayer "se perdió una ocasión" para proclamar el nacimiento de una república catalana que pusiera fin al "régimen del 78".

Algún apoyo, al menos

Pero no todo fueron palos para el president. Los presidentes de ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, respectivamente, se mostraron "satisfechos" por la llamada al diálogo realizada por Puigdemont.

Sánchez dijo que mientras por un lado es un "anuncio inequívoco de proclamación del Estado catalán", por otro se ha tomado una decisión de enorme "responsabilidad" al suspender sus efectos para solicitar una mediación. Cuixart insistió en que sigue vigente el "compromiso" de reconocer los resultados del 1-O y que ayer se dio "un paso más" en el proceso de autodeterminación.

Medidas contra el Govern

Queda por saber la que será la respuesta de Madrid. Una de las opciones que está encima de la mesa del Gobierno es la activación del artículo 155 de la Constitución previo requerimiento a Puigdemont para que rectifique. La idea es no tomar una medida extrema, tampoco sin punto de retorno, hasta que no estén agotadas todas las vías para no dar una mala imagen internacional, sobre todo ante Europa.

La suspensión de la autonomía catalana y medidas más extremas como el arresto del president y otras personalidadesd el procés soberanista proporcionaría unas imágenes que quedarían para la Historia y tendrían una connotación negativa en el ámbito internacional para la imagen de España fuera de nuestras fronteras.