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El grooming, nueva forma de acoso en la red
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(Foto: Ben Blennerhassett / Unsplash)

El grooming, nueva forma de acoso en la red

lunes 13 de noviembre de 2017, 09:23h

En la actualidad, se está llevando a cabo nuevas formas de acoso por lo que los menores tienden a estar expuestos.

El grooming, es una de estas nuevas formas, definiéndose como, práctica de acoso y abuso sexual en contra de niños y jóvenes que, en la mayoría de los casos, sucede a través de las redes sociales.

Podríamos traducirlo como engatusamiento. Se utiliza para describir las prácticas online de ciertos adultos para ganarse la confianza de un (o una) menor fingiendo empatía, cariño, etc. con fines de satisfacción sexual (como mínimo, y casi siempre, obtener imágenes del/a menor desnudo/a o realizando actos sexuales).

Por tanto está muy relacionado con la pederastia y la pornografía infantil en Internet. De hecho el grooming es en muchas ocasiones la antesala de un abuso sexual.

En algunos países se considera el grooming como un delito preparatorio para otro de carácter sexual más grave. Por establecer una analogía, sería como el delito de conspiración para cometer atentados terroristas.

En España se puso marcha a finales de 2008 una reforma del Código Penal que donde la pederastia y la pornografía infantil verán agravadas las penas (que serán, en todo caso, de prisión).

También tipificará como delito la captación de menores con fines sexuales a través de Internet así como considerar agresión sexual (aunque no haya violencia ni intimidación) aquellos actos que atenten contra la libertad e indemnidad sexual, cuando la víctima sea menor de edad.

En estos casos, es fundamental la prevención a través de la educación. La base de toda medida de protección de los menores en la Red es la educación, no el disponer de unas u otras tecnologías, que siempre pueden fallar. Por tanto, debemos explicarles a nuestros hijos e hijas cuáles son los peligros de la Red y las medidas de protección básicas para evitar cada uno de ellos: en este caso, por ejemplo, no revelar nunca sus datos personales ni sus claves a conocidos de Internet.

Las características que nos pueden poner en alerta son entre otras, retraimiento social, reserva excesiva para comunicarse con los otros, modificación del lenguaje corporal delante de un adulto, alteraciones en el rendimiento escolar, cambios de humor sintiendo, apatía, tristeza y desmotivación, explosiones de ira, además de apartarse cuando utilizan el móvil.

Por otra parte, todo caso de acecho sexual se hace posible porque el acosador dispone de un elemento de fuerza sobre la víctima que pone a ésta en el compromiso de atender las demandas del depredador.

Este elemento puede ser de muy diversa naturaleza, si bien el más común es la posesión de alguna imagen íntima que el chantajista amenaza con hacer pública en caso de que no sean satisfechas sus peticiones de índole sexual.

Estas solicitudes suelen consistir en el envío de imágenes eróticas por la webcam pero, si hay proximidad, puede llegar a solicitarse un encuentro personal con el grave riesgo que ello implica.

En ocasiones, este elemento de fuerza no existe y es la pericia del acosador la que lo crea de manera ficticia y hace creer a su víctima de su existencia.

Tanto adolescentes, como personas adultas pueden ser víctimas de este tipo de chantaje, sin embargo existe mayor vulnerabilidad en los menores que se ven incapaces de gestionar esta complicada situación, lo que les sitúa a merced del acosador.

Los depredadores sexuales tienden en estos casos, a adaptar su lenguaje, con el fin de engañar al menor haciéndose pasar por otro menor, en el que pueden confiar. Si bien es cierto que los menores con conflictos en el hogar o en el ámbito escolar están más expuestos a este tipo de delito, cualquier menor puede ser víctima de este acoso y abuso.

El uso de las nuevas tecnologías es un riesgo para quien no lo utilice de la manera adecuada. No solo nos referimos al móvil o a un ordenador, sino a simpes juegos online que están de moda, donde puedes entablar conversaciones con otros jugadores vía online. A través de este tipo de juegos, puede conseguir el depredador sexual información relevante para acosar al menor, con preguntas como, ¿cuántos años tienes? ¿Vives en Madrid, por dónde?, podríamos quedar un día y hablamos del juego, ¿te parece?.

Por estos motivos, la atención de los padres hacia sus hijos tiene que ser adecuada, brindándoles escucha en todo momento y comprensión. Pues si los menores verbalizan que están siendo acosados, nunca debemos culpabilizarles. El sentimiento de culpa ya lo presentan, y con ello solo conseguiremos destrozar aún más a nuestro hijo/a.

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