Por si alguien tenía alguna duda, sépase desde el principio que los chicos de Ron Lalá no saben lo que es el miedo. En su nuevo espectáculo, ‘Crimen y telón’, que puede verse hasta el 28 de enero en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, esos seis magníficos del teatro, se enfrentan ahora a una misión casi imposible de resolver: averiguar quién es el responsable del mayor magnicidio de la historia cultural que en el mundo ha sido, la muerte del teatro. Y por si tamaña empresa no fuera suficiente en sí misma, Ron Lalá resuelve el enigma sobre un escenario y en el tiempo record de poco más de hora y media. Eso sí, ni un segundo de respiración para el público (convertido aquí en testigo y sospechoso del magnicidio, al mismo tiempo), que vive la aventura entre suspense, risas, canciones, endecasílabos, sonetos, ripios y octosílabos envueltos en flashback y “blackflash”; ¿hay quién dé más?
Los seis magníficos a los que aludimos -¡los ronlaleros bien lo saben!- no son otros que los estupendos Juan Cañas, Íñigo Echevarría, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher y Álvaro Tato sobre el escenario, y Yayo Cáceres dirigiendo el montaje. Juntos levantan un espectáculo literario y musical lleno de tintes de parodia, de comedia negra, con música en directo interpretada por los mismos actores, y con el más genuino, inteligente y provocador humor que identifica al grupo.
Si estábamos acostumbrados a ver a Ron Lalá en esas actualizaciones geniales de los clásicos de nuestra literatura, que tantas alegrías les han dado (Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía), En un lugar del Quijote, o Cervantina, esta aventura teatral lleva ahora al espectador desde el antiguo teatro de Grecia hasta el teatro francés clásico y el Siglo de Oro inglés y español. Y todo ello, además, mezclado en diversas escenas que remiten constantemente a la situación precaria que vive nuestra cultura, en general, y nuestro teatro en particular, en estos comienzos del siglo XXI.
2037
La historia discurre en 2037. Hace ya 20 años que el teatro y las demás artes han sido prohibidas sobre la Tierra. La globalización, que había sido iniciada hace unas décadas, ha llevado ahora al mundo a ver cómo han desaparecido los países, las creencias y cómo los ciudadanos están en manos de la inteligencia artificial y preocupados únicamente en consumir, consumir y consumir. El detective Noir y el teniente Blanco (“Somos analógicos, teniente, las artes nos daban sentido”), andan persiguiendo al asesino del teatro y manejan indicios fehacientes de tenerlo ya muy cerca, de estar a punto de echarle el guante. Hay indicios de que, a pesar de la prohibición expresa por parte del poder, hay sujetos que insisten en no dejarle morir, y hay que descubrir quiénes son para acabar por darles su merecido…
Este arriesgado salto de Ron Lalá al futuro, utilizado para viajar al pasado (en realidad, al presente), sirve a la compañía que nació hace ahora 21 años, para abandonar esa zona de confort que le había proporcionado la incursión en los clásicos españoles y a hacer partícipe al público de todas esas dudas y preguntas que deben preocupar a una sociedad que, progresivamente, va abandonando la cultura como vía prioritaria hacia el conocimiento sobre sí misma y sobre lo que le rodea. En los últimos planes educativos, las humanidades (la literatura, la filosofía y las bellas artes), cada vez ocupan un lugar más secundario en el curriculum de los escolares y este hecho debe de ser objeto de reflexión y debate entre todos por las graves consecuencias que puede acarrear.
Esta vez a través de un thriller divertidísimo y aparentemente disparatado, Ron Lalá se adentra en un nuevo espacio -el género negro- que, sin embargo, parece dominar a la perfección, en un juego metateatral que implica al público de principio a fin en un montaje en el que la luz de Miguel Á. Camacho, el sonido de Eduardo Gandulfo y el vistosísimo vestuario de Tatiana de Sarabia empujan en la misma dirección, la de un futuro no muy lejano que, desgraciadamente, se parece demasiado al presente que vivimos hoy: la precariedad del teatro.
‘Crimen y telón’
Idea original y creación colectiva: Ron Lalá
Dirección: Yayo Cáceres
Intérpretes: Juan Cañas, Íñigo Echevarría, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher y Álvaro Tato
Texto y dirección literaria: Álvaro Tato
Composición y arreglos: Yayo Cáceres, Juan Cañas y Miguel Magdalena
Dirección musical: Miguel Magdalena
Iluminación: Miguel Á. Camacho
Sonido: Eduardo Gandulfo
Vestuario: Tatiana de Sarabia
Fotografía y Audiovisual: David Ruiz
Teatro Fernán Gómez, Madrid
Hasta el 28 de enero de 2018