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Menos mal que estuve aforado

jueves 20 de septiembre de 2018, 18:36h

Entiendo que el aforamiento se vea como un privilegio. No puede haber VIPS ante la Justicia que teóricamente y, en palabras de Juan Carlos, es igual para todos, menos para él.

Pero el aforamiento no nació como un privilegio sino como una protección. Solo estaban protegidos los poderosos y aquello se inventó, cuando la democracia iba consolidándose con la posibilidad de que el pueblo soberano pudiera hacer política tras ser elegido, con una cierta protección. Los poderosos ya se ocupan de lo suyo.

Tengo dos experiencias personales.

En plena ofensiva de Aznar y Mayor Oreja contra el nacionalismo en general, sus brunetes mediáticas y sus Foros y Asociaciones de víctimas disparaban verbalmente todos los días y organizaban todo tipo de premios y saraos y todo lo habido y por haber para sacudirnos de lo lindo. El enemigo no era ETA, que también, sino el PNV, Arzalluz e Ibarretxe.

Y, a mí me preguntaron sobre aquella ofensiva y dije que ciertas plataformas y asociaciones de Víctimas estaban financiadas con los fondos reservados del Ministerio del Interior. Publicitadas las mismas varias Asociaciones me presentaron una demanda civil que cayó en un juez determinado quien me atizó una multa de un millón de pesetas. Recurrí al Supremo, este sobreseyó el caso y me devolvieron el millón de pesetas que lo había pagado el PNV.

Esa fue la primera vez.

La segunda fue en un debate en el Senado sobre el Valle de los Caídos. Aquello fue duro y dialécticamente puse el ejemplo del coronel Bogey que tras construir el Puente sobre el río Kwai, él mismo lo destruyó y concluía que quizás había que hacer algo parecido con el Valle de los Caídos.

Fue en 2013. Una Asociación protectora del Valle se querelló contra mí. Llegó al Supremo y éste archivó la causa considerando que eran manifestaciones opinables pero protegidas por la libertad de expresión. ”Las expresiones vertidas por el senador no contienen de por si un contenido vejatorio ni discriminatorio, sino una crítica acerba por entender que tal monumento histórico artístico del Valle de los Caídos rinde homenaje a Franco, sobre cuyos “méritos” discrepan querellante y querellado”, decía el auto del Supremo del que fue ponente un hombre conocido como el magistrado Joaquín Giménez. A partir de esos argumentos el Supremo archivó la querella que me habían puesto por incitación a la violencia.

La pregunta que me hago es si esas dos querellas hubieran acabado en un juez de primera instancia qué me hubiera pasado. Lo que he contado de las dos querellas acabaron en el Supremo y fueron sobreseídas.

Tengo claro que eran opiniones políticas y ésto no tiene nada que ver ni con hechos de corrupción, ni con masters, ni con conducir ebrio, ni con pegar a nadie, que son conductas personales, por lo que yo establecería muy claramente en qué casos puede existir dicho aforamiento.

Y también tengo claro que el PP no lo va a permitir y mucho menos desaforar al Rey y a los miembros de la Casa Real, aunque el gesto haya que hacerlo pues eso si es una justicia a la carta.

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