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Sánchez debe dialogar con todos los catalanes

miércoles 17 de octubre de 2018, 08:34h

Aquellos que se empeñan en dialogar con los separatistas irredentos de Cataluña, marginando así a la mayoría de catalanes que no quieren la independencia de su región, cometen un error reiterado y perpetúan en el tiempo una injusticia clamorosa. Olvidados por los sucesivos gobiernos de España, de izquierdas o de derechas, esa multitud de ciudadanos permanece aislada y desatendida en su propia tierra. Cada vez que necesitaban el apoyo parlamentario de las minorías nacionalistas, en todos los casos, los mandatarios gobernantes hipotecaban competencias fundamentales del Estado y sacrificaban los derechos adquiridos y la igualdad jurídica de millones de españoles. Es uno de los pecados originales del bipartidismo que ha gobernado España a lo largo de las últimas décadas.

Nunca se atrevieron a reformar una ley electoral que prima la representación institucional de las formaciones nacionalistas y esa debilidad nos ha salido muy cara. Una dejación histórica que viene deformando la vertebración social y política de la Nación española. Bien está, aunque no sirva para nada, la visita de Torra a la Moncloa, pero antes que él, por la misma alfombra desplegada por Pedro Sánchez, deberían de haber desfilado los lideres de los partidos que defienden la vigencia de nuestra Constitución. Recibir prioritariamente al personaje que maneja como único argumento la estaca del chantaje, hacerlo públicamente y acompañar el hecho con la trompetería protocolaria de las grandes ocasiones, no parece el mejor de los caminos para resolver un problema tan grave y tan acuciante.

Nadie se ha pasado desde entonces, que nosotros sepamos, por el Palacio de la Moncloa, ni siquiera la señora Arrimadas, lideresa en Cataluña de Ciudadanos y ganadora de las pasadas elecciones autonómicas: la voz más autorizada del constitucionalismo catalán. Lo que allí está pasando afecta a la estabilidad de la coyuntura nacional y determina el futuro de España, pero no debemos olvidar que se trata de un contencioso local, que enfrenta a una parte de Cataluña contra la otra. Lamentablemente, aquellos que han vulnerado las leyes y fracturado la convivencia cívica tienen la sartén por el mango. A pesar de todo, son ellos, los catalanes en su conjunto, los que tienen que buscar un lugar de encuentro y acordar una transición viable y pacifica que restaure la normalidad democrática en esa parte tan querida de nuestro país. Sánchez debe dialogar con todos los catalanes.

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