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La España de la empanada y de la empanadilla

viernes 01 de febrero de 2019, 08:51h

Recuerdo con entrañable cariño aquellas empanadillas que hacia mi madre cuando era niño, cuyo sabor no lo han superado las otras muchas que he comido a lo largo de mi vida, pero para este país en el que vivimos, este rico bocado se inmortalizó con aquel sketch de la Nochevieja de 1986 protagonizado por Martes y Trece con su famosa “empanadilla de Móstoles”.

Hace unas semanas la empanadilla ha vuelto a la primera línea de la actualidad de la mano de Manuela Carmena la alcaldesa de Madrid. Reconozco que cuando escuché la noticia pensé que era una broma de los de 'El Mundo Today', pero cuando oí por voz de la propia Carmena el relato de su accidente doméstico que le costó la fractura del tobillo el 22 de diciembre pasado que la tiene y tendrá unida a una silla de ruedas los próximos meses, me vino a la memoria aquel episodio de ¡Viva el 86! del dúo de cómicos y su empanadilla. Relata la alcaldesa que esa noche había invitado a Iñigo Errejón a cenar a su casa y cuando llevaba la bandeja de empanadillas para servirlas a la mesa, se le cayó al suelo haciéndola tropezar, lo cual le produjo el fatídico accidente. Quedaron a cenar porque según dice Manuela, a ella le interesaba “ver su visión” y comentarle que “desde el Ayuntamiento querían hacer un programa común”. Asimismo, asegura que sintoniza con Errejón más que con Pablo Iglesias, razón por la cual están en la misma plataforma. Viendo cómo se han sucedido los acontecimientos, se entiende el agravio que ha sufrido el líder de Podemos actualmente de baja paternal, primero por no ser invitado a las empanadillas, uno de sus platos favoritos, pero una vez conocido el acuerdo político suscrito por Errejón y Carmena, el profesor de la coleta tal vez para sus adentros habrá pensado “os está bien merecido por jugar a mis espaldas y comer las empanadillas sin mi”... aunque eso “se piensa en caliente” como dice su pareja Irene Montero.

Pero la España de las empanadillas, también tiene su réplica en la España de las empanadas, y me explico. El español es muy rico en expresiones, usando términos de cocina: Darse el pisto, vivir a la sopa boba, no comerse una rosca, pillar con las manos en la masa, estar de mala leche, estar como un pan/queso, ser un chorizo, estar como un fideo, o dar calabazas, pero la de “tener una empanada mental” se resume en el hecho de tener un mar de confusiones, no poseer ideas claras acerca de algo, o bien un estado mental rayando en el atontamiento.

Sirva esta entradilla para explicar lo que ha pasado a la hora de elegir candidato a la alcaldía de Madrid por parte del PSOE, que más bien parece estar relacionado con la madre de las empanadillas y alguna de sus acepciones. Tras recibir varios “noes” de significados pesos pesados del propio partido, Pedro Sánchez se pone a la búsqueda de alguna figura ajena a la política, que goce de prestigio social y que, sin militar bajo la bandera socialista, sea un buen reclamo electoral para la alcaldía de la capital del estado. En lugar de buscar en la farándula como hizo Albert Rivera con Toni Cantó y Felisuco, comienza a indagar en el entorno de figuras vinculadas al deporte para ver si pesca candidato. El primero que viene a la mente de Sánchez es Vicente Del Bosque, laureado seleccionador nacional de futbol y hombre que siempre se ha mostrado próximo a postulados progresistas. El ex seleccionador no se lo piensa dos veces y responde negativamente al hoy presidente del Gobierno, declinando el ofrecimiento alegando razones más que evidentes de falta de experiencia en lides políticas y lo que es más importante, para no vincular su figura a ninguna opción política manteniendo su neutralidad. Como el baloncesto es el segundo deporte más seguido entre los españoles, echa la vista atrás y busca a uno de sus mentores cuando concurrió a las primarias, que también responde al perfil de ex seleccionador del deporte victorioso mundial incluido y llama a Pepu Hernández, el cual acepta encantado el encargo. Es curioso que sea el propio ex candidato a primarias para la secretaria general del PSOE, el mismo que pidió neutralidad al aparato del partido cuando su pugna con Susana Díaz y Patxi López al sillón de Ferraz, el cual en un alarde de cesarismo mal entendido, imponga y apoye incondicionalmente a un candidato. Alguien podrá decir que lo mismo ocurrió con Angel Gabilondo cuando se impuso su nombre para las anteriores elecciones a la Comunidad de Madrid, pero esto solo lo pueden sostener los palmeros del inquilino de la Moncloa. Gabilondo si bien sigue con su cartel de independiente, había sido ministro con Zapatero y durante su mandato había demostrado más espíritu socialista que muchos compañeros de aquel gobierno y no digamos que algunos advenedizos a los que tuvo que recurrir ZP para su equipos ministeriales.

El caso de Pepu, no tiene ni comparación posible. Tras el abandono de los banquillos, Hernández inició una actividad como coach desde 2012 con charlas motivacionales y seminarios donde relataba su experiencia acumulada manejando grupos siendo entrenador de una de las mejores selecciones que ha tenido el baloncesto español. Solo unos años atrás el coaching iniciaba su andadura por nuestro país y además de aquellos profesionales que acumulaban estudios en la materia, las empresas contrataban también a otro tipo de profesionales que cumpliesen dos requisitos: popularidad y experiencia, dos requisitos que cumplía Pepu plenamente. Recuerdo mi perplejidad cuando vi al ex seleccionador formar parte de la candidatura de Javier Cremades al Colegio de Abogados de Madrid en 2012 y los elogios del candidato a decano hacia Pepu. Aquella candidatura fue derrotada ampliamente, pero su inclusión en la lista me dejó bastante descolocado, tanto como ahora me deja su sí a Pedro Sánchez. El mencionado Cremades titular de Cremades&Calvo Sotelo, es uno de los bufetes más importantes de España y es reconocido internacionalmente, pero su titular destaca por su defensa de la economía ultraliberal, más que opuesta a postulados socialdemócratas. En aquella ocasión, Cremades contó como apoyo a su candidatura con personajes como Villar Mir, Borja Prado y Josep Piqué todos ellos muy alejados del espíritu socialista, pero ¿Qué hacia Pepu Hernández formando parte de esa candidatura? Pues parecía muy cómodo con aquellos compañeros de viaje...

Una vez lanzado a Pepu, ahora queda la parte más difícil de esta candidatura y es convencer a las bases socialistas sobre la idoneidad de este candidato propuesto desde el capricho por el primer secretario del partido, o, dicho de otra forma, hacer comulgar con ruedas de tractor a muchos militantes. Como las empanadas dan para mucho, en pleno despropósito de acciones, queda apuntar que Sánchez acaba confundiendo militar en el PSM, con formar parte de una agrupación socialista y mientras no se demuestre lo contrario, él milita en la de Pozuelo de Alarcón, donde si podrá ejercer su derecho al voto, pero del candidato a primarias por dicho municipio, y ese, de momento no es Pepu al que ha dicho que va a votar...

Ahora quedan dos cosas muy serias por analizar. La primera es saber si a Pedro no le ha salido un “Maxím Huerta” con el ex seleccionador, algo que deberá aclarar de forma inmediata. Una vez superado este escollo, si se demuestra que todo es transparente y cien por cien legal, el flamante candidato a la alcaldía de Madrid debe resolver lo más folclórico: como poner su nombre en las papeletas. Es bien sabido que lo de Pepu solo es un pseudo hipocorístico de Pepe y que en las papeletas habrá que poner José Vicente Hernández tal y como se llama el susodicho. Queda por hacer lo mismo que hizo Ciudadanos con Felisuco (Félix Álvarez) en cuyo caso muchos cántabros se quejaron de no encontrar su papeleta al ir a votar porque no ponía el mote por el que se conocía al cómico. Aquí no es como en Estados Unidos donde un presidente se llama Jimmy Carter desde primarias, hasta la Casa Blanca.

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