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Comisiones habituales de una cuenta bancaria

Comisiones habituales de una cuenta bancaria
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lunes 11 de febrero de 2019, 13:19h

Cuando se trata de gestionar nuestros ahorros, es habitual pensar que el único error fatal puede ser guardarlos bajo el colchón. En este sentido, muchas personas confían en que el simple hecho de trasladar sus ingresos a su cuenta bancaria sea suficiente para que éstos estén a salvo y en el mejor lugar posible. Sin embargo, las complejidades del sector financiero hacen que dichas expectativas disten mucho de la realidad. En este sentido, no son pocos los que a menudo se llevan una desagradable sorpresa al consultar esas cuentas de ahorro que creían blindadas contra toda adversidad y darse cuenta de que no solo sus ahorros no han crecido, sino que han menguado sin que nadie los haya disfrutado. A este respecto, existe una gran desinformación acerca de las comisiones bancarias, que propician tanto las entidades financieras como el escaso interés con que los usuarios tendemos a día de hoy a poner nuestra firma en documentos cuyo contenido ni siquiera conocemos de refilón. Por eso no nos cansaremos de repetirte lo importante que es que conozcas las comisiones de tu cuenta bancaria para que te ahorres, ante todo, este tipo de sustos. En este artículo te explicamos las principales, aunque no por ello has de dejar de mirar la letra pequeña de tu contrato bancario. Las comisiones pueden estar donde menos te lo esperas y resulta fundamental tener todo bien estudiado y leido antes de firmar nada.

Principales tipos de comisiones bancarias

Aunque las comisiones de apertura eran un tiempo un trámite habitual que imponían las entidades bancarias a la mayor parte de sus nuevos clientes, los cambios en el mercado financiero han hecho que caiga en desuso. A día de hoy, de hecho, lo habitual sería lo contrario, es decir, que las condiciones del inicio sean extremadamente ventajosas y que las comisiones más sustanciales lleguen en un segundo momento. Por el contrario, la que sí es habitual es la comisión de administración, a través de la cual la banca realiza un cargo por cada movimiento o apunte que se registre en dicha cuenta. A estas se suman a menudo las comisiones de mantenimiento, que sería un gasto fijo que se paga por el mero hecho de poseer dicha cuenta. En este sentido, incluso aunque no utilices tu cuenta bancaria o no realices ningún movimiento, se registrará un coste fijo (a menudo anual) que se reflejará en una bajada de tus haberes. Por otra parte, existen también las comisiones por ingresos de efectivo o cheque que no se realicen a través del cajero.

Del mismo modo, otro gasto común es la comisión por transferencia bancaria, sobre todo cuando se trata de envíos de dinero a otros países de Europa y sobre todo del extranjero. A estos hay que sumar los cargos por tarjeta de débito o crédito, la comisión por utilizar el cajero (especialmente si no pertenece a la entidad financiera donde se tiene la cuenta) y a la famosa comisión por cuenta descubierta, que cobran la práctica totalidad de los bancos.

Frente a esta realidad, es esencial estar al día sobre que son las comisiones bancarias y qué alternativas existen para los clientes que intentan optimizar sus ahorros. En España, de hecho, existen cada vez más cuentas sin comisiones de las que nos podemos aprovechar, pero en la mayoría de los casos, bien sea por pereza o desconocimiento, seguimos con nuestra cuenta de toda la vida pagando unas comisiones que nos podríamos ahorrar simplemente renegociando las condiciones con nuestro banco o simplementa cambiando a otro nuevo.

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