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Radio Euzkadi fue La Txalupa y funcionó 13 años seguidos

Radio Euzkadi fue La Txalupa y funcionó 13 años seguidos - Reflexiones de Nelson Bocaranda sobre la dictadura de Maduro

viernes 15 de febrero de 2019, 09:55h

Este miércoles se ha celebrado el día de la radio. Y hoy me tocaba acudir a la tertulia mañanera de Radio Euskadi con Dani Álvarez, director del consolidado y prestigiosos espacio radiofónico Boulevard, que como ha sido el día de la radio han colocado un container enfrente de la Diputación de Bizkaia en la Gran Vía mientras la marchosa, eléctrica y aguda Mayra Martín hacía entrevistas a los transeúntes que con cara de curiosidad nos observaban como compadeciendo a los que estábamos dentro de esa especie de churrería de las ondas colocada allí a pesar de los seis grados del principio de la mañana. Y tengo que decir que ha sido una buena idea porque además de los temas del día, juicio y presupuestos, Dani Álvarez me ha preguntado por algo muy querido para mí como fue la Txalupa, es decir aquella Radio Euzkadi clandestina que funcionó entre Caracas y Santa Lucía en Venezuela por espacio de trece años y haciéndolo todos los días en programa de media hora. Trece años.

Aquel montaje técnico, con unos armatostes transmisores a los que llamábamos Pedro y Pablo, comprados a la empresa petrolera Shell utilizados para contactar con sus refinerías en las Antillas holandesas y con una antena romboide, fue obra de José Joaquin Azurza compañero del barrio del Antiguo donostiarra de Txillardegi. Jota Jota, como le llamábamos, tuvo que irse a Venezuela pues la policía le seguía los talones ya que había interrumpido Radio Sebastián un domingo de regatas, puesto el Himno Vasco y gritado a pulmón batiente, ¡Gora Euzkadi Askatuta!. Y apunto lo de Txillardegi porque Julen Madariaga en su análisis histórico del nacimiento de ETA, para el programa del Gobierno Vasco, decía que ante la pasividad del PNV, ellos habían ido a la lucha armada. ¿Pasividad ante la lucha armada?. Pues no. Beligerancia contra ella y sobre todo apostar por la radio y la cultura. Por la guerra de las ondas con las armas de la información. Pero esa es otra historia, que desgraciadamente se desconoce.

Me tocó estar al frente de aquella Txalupa del 69 al 75 algo que condicionó mis estudios de Economía ya que me apasionó tanto el medio que me cambié a Comunicación Social y ahí sigo.

Se pueden contar mil historias de aquellos años de plomo y persecución y de tratar de romper la barrera del sonido de la censura, pero claro, aquello era una dictadura como la que ahora vive Venezuela. Para que haya gentes que digan que Venezuela no tiene nada que ver con lo vasco. Si, si. Dos ejemplos. Mantuvo un gobierno como el de Aguirre y Leizaola en el exilio, una radio clandestina, apoyo al euskera y edición de libros y la revista Gudari. Pero en fin.

La actual radio Euzkadi es una referencia hoy muy consolidada que tiene ya 83 años de vida si no nos consideramos los Adanes de la política vasca. Nació con la transmisión desde el Carlton del primer mensaje de Gabon del Lehendakari Aguirre, en diciembre de 1936, siguió en Barcelona, continuó en Mouguerre (Bayona) y acabó su clandestinidad en 1977 en la Venezuela democrática de aquellos años. La actual es la quinta etapa de una obra colectiva. Hoy institucional y con funcionarios. Las anteriores se hicieron por amor al arte.

¿Y por qué la llamábamos La Txalupa?.

Para despistar. Había en Caracas un grupo, EGI, que actuaba paralelamente al funcionamiento del Centro Vasco, pero cuyos componentes eran todos socios y para no dar pistas hablábamos de La Txalupa, que también servía para que la policía española nos siguiera los pasos en algún acantilado del Golfo de Bizkaia. Y yo, tenía el nombre de guerra de Ignacio Romero, habiendo sustituido en este trabajo a Alberto Elosegui (Pablo Romero) verdadero motor de aquella inmensa quijotada abertzale. Los permisos los consiguió Iñaki Zubizarreta, el mantenimiento vía sablazos lo hizo el bergarés Jokin Inza y el mentor de todo fue Xabier Leizaola que al final de su vida fue presidente del Consejo de Administración de Deia. Y todo eso hecho por un grupo férreo de unas treinta personas juramentadas en no decir nada a nadie. Y así pudo funcionar diariamente como un reloj, funcionando incluso el día en el que, incendiado el estudio, una grúa me sacó del tercer piso.

¿Cómo no me iba a parecer increíble el estar hoy conversando delante de la Diputación de Bizkaia otrora un lugar lleno de parásitos franquistas que gobernaban Bizkaia despóticamente y que no habían dicho ni esta boca es mía a pesar de habernos quitado Franco a Gipuzkoa y Bizkaia el Concierto Económico por haber sido “provincias traidoras” al Movimiento Nacional.

De todas formas la imagen del juicio a los consellers y presidenta del Parlament catalán también me retrotrajo al siniestro Tribunal de orden Público, el odioso TOP, que nos quiere recordar que España es una e indivisible y que mucho cuidado con ponerlo en duda...

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