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El talón de Aquiles

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
martes 19 de febrero de 2019, 10:50h

Tras nueve meses en la Moncloa -algo más que los mandatos de cada uno de los cuatro presidentes que tuvo la I República en un año y algo menos de los dos años y medio en que pudo presidirla con normalidad cada uno de los dos presidentes de la II -Pedro Sánchez ha conseguido ralentizar la economía, envalentonar al separatismo y frenar la creación de empleo. Han sido sus propios aliados en la moción de censura quienes han hecho naufragar sus Presupuestos y su propio partido quien desconfió de sus intenciones pactistas con los enemigos de la unidad de España. Con estos antecedentes se podría pronosticar que su candidatura a la Presidencia para las próximas elecciones de Abril será un anunciado fracaso. Sin embargo esto no está tan claro. Sánchez les ha regalado a los españoles dos meses de incertidumbre y de abuso de los medios públicos de comunicación. Dos meses en que mentirá a gusto diciendo que hace cosas que no puede hacer, que abre tumbas que no puede abrir y que propone leyes que nunca llegarán a serlo. Así fue como aprobó a toda prisa un proyecto de Ley de Educación sin previo informe del Consejo de Estado, sabiendo que su trámite llevaría siete u ocho meses, cuando ya no contaba más que con unas cuantas horas de vida parlamentaria.

Pero el “Manual de resistencia” no es una broma sino una auténtica amenaza. Pedro Sánchez probablemente sabe que el voto se presenta favorable a los electores de centro-derecha. Pero una cosa es la suma aritmética de los votos populares y otra los resultados en número de escaños. El problema del centro-derecha es que se presenta dividido en tres marcas. Es presumible que las tres marcas, sean cuales sean sus posiciones relativas, serán capaces de unirse para evitar la resurrección del monstruo de Frankenstein en forma de combinación socialista-comunista-separatista. La convergencia de las tres marcas “a posteriori” no evitará que se pierdan muchos restos de votos en las provincias -que son más de la mitad- con menos de seis representantes. En la región andaluza no existían esas provincias pequeñas y por tanto el ejemplo andaluz puede ser engañoso. En las pequeñas provincias, más propicias al voto conservador, no caben tantos partidos en el cálculo de escaños para los cinco que, como mínimo, van a presentarse. Los dos últimos en el escrutinio se quedarán si escaño y sus votos se evaporarán.

El PSOE solo tendrá que repartir escaños con un decadente Podemos pero el centroderecha se divide entre tres opciones pujantes y competitivas entre sí. Esto consiguió evitarlo antaño el Partido Popular gracias al empeño de Manuel Fraga y de José María Aznar pero, en esta convocatoria, resulta ya un hecho inevitable la concurrencia de tres listas derechistas en cada circunscripción. ¿Quiere esto decir que no puede ganar las elecciones la opción más deseada por los españoles? No. La antipatía y repulsión lograda por Pedro Sánchez es de tal grado que la suma de los tres partidos, hoy en la oposición, puede alcanzar la mayoría absoluta y así lo detectan algunas encuestas independientes. No la de Tezanos. Pero el camino es incierto y difícil, inclusive para mantener la mayoría en el Senado imprescindible para aplicar el 155 en Cataluña, y tendrán que esforzarse los partidos del triduo y olvidar rencillas y vanidades y entenderse lo más armoniosamente posible si no quieren llevarse un desengaño que sería triste para ellos pero fatídico para España.

Los mensajes de Sánchez van a ir hacia la revitalización de una izquierda donde, la decadencia de Podemos, le ofrece un caladero de votos de quienes no son capaces de tragar el pan de la derecha por bien que huela. No va a dudar en usar todos los espantajos del revisionismo vengativo para alimentar el odio contra la historia y las instituciones del Reino, sin renunciar a cuantos resentimientos e influencias, internas y externas, puedan servir para fracturar la opinión de la sociedad española. Quienes hasta hace poco intentaban entenderse con quienes aspiraban a romper España volverán a hacerlo si lo necesitan en el futuro. Sánchez es capaz de presentarse hoy como un patriota que prefirió convocar elecciones a pactar los Presupuestos con el separatismo, pero es una absoluta falsedad. La negociación con los separatistas le salió mal esta vez por la intransigencia de la Generalidad pero volverá a intentarlo mañana si necesita unos votos para formar Gobierno. El desplome de Podemos hace imposible una mayoría de Gobierno si no es volviendo al clima de pacto con las minorías separatistas. La diferencia es que las tres marcas de la derecha pueden asociarse por afinidad natural y amor a España.

Pero el PSOE de Sánchez solo puede asociarse con tendencias traicioneras cargadas de odio y resentimiento.

Por ello, los partidos del ala constitucionalista deberán sentirse unidos sobre todo y ante todo en la defensa de la unidad nacional y la restauración de la presencia del Estado en todo su territorio. Cataluña les ha brindado a todos los españoles, incluidos los catalano-españoles o españoles-catalanes, el elemento de cohesión más sólido para concentrar esfuerzos conjuntos y concurrentes. El llamado conflicto nacionalista es el Talón de Aquiles de una izquierda que solo podrá alcanzar la mayoría suficiente para gobernar reverenciando a los enemigos del Estado. El desarrollo del juicio de los acusados de intentar levantar fronteras sobre perímetros de identidad racista o ideomática va a mantener viva la llama en que la izquierda quemará sus pretensiones de resucitar al monstruo de Frankenstein. La bandera de la integridad nacional debe ser la seña inconfundible para la campaña del bloque liberalconservador. Cataluña polarizará esta campaña porque es la clave de una futura legislatura en la que España y los españoles progresen en paz como miembros de una gran nación europea o se estrellen en conflictos internos.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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