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Una familia andina en Bermeo

Una familia andina en Bermeo
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viernes 12 de abril de 2019, 10:14h

Yhan Carlos y Belkis con sus tres hijos (24 - 22 y 14 años) y su nuera llegaron a Bermeo huyendo de la tiranía de su país, el 25 de enero de 2019. Su historia es tan dramática como la de otros miles que diariamente abandonan Venezuela en busca de un futuro sobre todo para sus hijos.

El matrimonio, Yhan Carlos y Belkis, de origen andino, vivieron en Caracas durante unos dieciseis años aproximadamente. Yhan Carlos, de origen italiano, es de Mérida, ingeniero y tenía una empresa de software automovilístico que le permitía vivir cómodamente con su mujer Belkis, trujillana y pensar en el futuro de sus tres hijos. Muchas tardes, antes de regresar a casa pasaba por la plaza de Petare para conversar con la gente, hasta que llegó el momento que ya no lo podía hacer porque siempre estaba ocupaba por taxistas.

De pronto ocurrió el Caracazo, bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez, y la situación en Caracas empezó a ser socialmente cada vez más difícil, decidiendo así regresar a sus lugares de orígenes (los Andes) y establecerse en Valera, la ciudad más importante después de su capital, del Estado Trujillo, de donde es oriunda ella y además viven los padres de ambos. A Valera se le conoce como “la ciudad de las siete colinas” y dada su ubicación tenía una gran actividad comercial e industrial al ser un punto de intersección entre Maracaibo-San Cristóbal-Mérida-Caracas. Yhan Carlos comenta que en su día salió de ella porque quería crecer profesionalmente y Valera era una ciudad pequeña y tranquila, pero sin grandes ambiciones, pero, ante el cariz que estaban tomando las cosas, volver a Valera era una garantía de seguridad y estabilidad.

Intentó rehacer su negocio y solicitó créditos blandos que ofrecía el gobierno. Cuando estuvo a punto de que se los concediesen, le exigieron firmase unos documentos, que no eran otros que manifestarse estar a favor del régimen. Él se negó a hacerlo. Anteriormente había firmado un manifiesto en favor de que el entonces presidente Hugo Chávez convocase a mitad de su período de mandato un revocatorio de su poder, algo contemplado en la Constitución bolivariana pero que desde ese momento se le puso la cruz de enemigo del régimen. Comprobó que discrepar bajo el chavismo tenía terribles consecuencias. No había sido así en Venezuela durante el régimen democrático que Chávez denominó de la “Constitución moribunda” y que él comenzaba a cambiar de arriba-abajo. Como consecuencia de esa negación, su nombre apareció en la “Lista Tascón”, donde según el régimen se recopilaban las firmas registradas durante los años 2003 y 2004 cuya finalidad era destituir al entonces presidente Chávez mediante un referéndum revocatorio.

Ahí dio comienzo la desgracia de esta familia. En su ingenuidad creyó que la petición de créditos anunciados por el régimen para las pymes le podía favorecer, pero pronto comprobó que estaba condenado a cerrar su negocio por ahogamiento económico. Los créditos los otorgaba un militar que venía asiduamente con fajos de billetes de 100.000 bolívares envueltos en papel film y los repartía entre los que habían solicitado créditos y habían firmado los papeles delante de su local. Intentó sacar el negocio adelante, pero lo señalaron y marcaron como “escuálido”, con lo que todo aquel que se acercaba a su negocio era tildado de opositor al régimen.

Mientras ésto ocurría, su hija mayor, terminaba sus estudios universitarios y su segundo hijo, estudiaba cuarto año de carrera en la Universidad de Mérida, y el tercero estaba en la escuela en Valera. Un día, se produjo una revuelta en Mérida, muy cerca de donde su hijo compartía piso con un grupo de estudiantes de la Universidad, y de pronto comenzó una balacera. Corrieron todos los jóvenes a refugiarse en el piso, pero desgraciadamente a uno de ellos no le dio tiempo de protegerse y un tiro en la cabeza lo dejó seco en el suelo.

Este terrible hecho, unido a que la familia había sido señalada como “escuálida”, que a las noches les iluminaban con focos, marcándolos con traidores, que no podían acceder tampoco a los alimentos básicos, pues día tras otro, Belkis hacia las interminables colas correspondientes para poder adquirirlos, pero cuando llegaba finalmente al mostrador, le negaban una y otra vez el suministro porque el número de su cédula de identidad ese día no había sido el agraciado. La escasez de alimentos básicos, la inseguridad, la super inflación y todo lo antes comentado, le lleva a esta familia de 6 miembros a huir de su Venezuela querida donde ya no ven futuro y buscar suerte en otra parte del planeta.

Aquí comienza otro periplo. No pueden salir por el aeropuerto de Caracas (Maiquetía) por estar en el listado antes citado, y si se arriesgaban les quitaban el pasaje y la documentación, así que contrataron a un equipo especializado para cruzar la frontera colombiana. En esta frontera hay que superar primero el control de la policía venezolana para que te permitan salir del país, posteriormente los paracos y finalmente el control de la policía colombiana. El paso de la frontera lo hicieron de madrugada. Superaron el primer control, ya estaban fuera de territorio venezolano; los paracos, no les pidieron nada afortunadamente y finalmente la policía colombiana les permitió acceder a Colombia. Ya estaban en territorio colombiano.

Inmediatamente comenzaron a tramitar los vuelos para venir a Bilbao, pues habían estado analizando dónde ir y habían descubierto que Bilbao era una ciudad segura, con un índice de paro bajo y una magnífica calidad de vida. Habían contactado con una familia venezolana en Bermeo y pusieron tierra de por medio hasta llegar aquí.

La salida de Colombia tampoco fue sencilla. Él había decidido salir con todo el dinero que tenía. Lo llevaba encima escondido. Se arriesgó y acertó. Al llegar al aeropuerto para embarcarse en el vuelo, la policía colombiana les dice que la validez de los pasaportes no cumple con los meses necesarios, les faltaban tres días y comienza un nuevo calvario a las 6 de la tarde en el aeropuerto. El hombre les dice que tiene los dólares necesarios para pagar las ampliaciones de plazos que les requerían, pero las normas establecidas es que se tiene que hacer con un sistema especial. En eso aparece en el mostrador el señor que les podía tramitar el sistema especial pero éste tiene que hacerse en una oficina especial en la ciudad. Él ante esa situación tuvo que confiar y se fue con su hijo a hacer la gestión, dejando a su mujer y a los otros tres miembros de la familia en el aeropuerto, en un estado de shock y de gran estrés. Habilitar ese trámite lo dejó casi sin fondos. Llega al aeropuerto en el momento que está finalizando el embarque del vuelo. No se lo puede ni creer. Finalmente van a poder viajar a Bermeo.

Llegan a Bilbao la tarde del viernes 25 de enero de 2019 por lo que tienen que esperar hasta el lunes 28 para ir a la policía e iniciar los trámites de asilo humanitario. Les asignan las citas para finales de la primera quincena de abril, ya falta poco, mientras tienen que vivir. Los recursos económicos con los que contaban hacer frente a la situación han sido utilizados para trámites de paso de frontera y arreglo de papeles, con lo que recurren a la Asociación Tierra de Gracia, quien les ayuda en informarles los trámites que tienen que hacer, darles algo de ropa de abrigo y un poco de alimentos, porque tampoco dispone de más.

Una voluntaria de la asociación que le conoce a Aritz Abaroa, candidato a Alcalde de Bermeo, contacta con él y le pide ayuda. La familia de Yhan Carlos y Belkis tiene un chaval de 14 años que no se puede escolarizar porque no tiene empadronamiento. Se intenta la búsqueda del empadronamiento social, pero Bermeo no lo tiene contemplado, así que Aritz habla con la Alcaldesa Idurre Bideguren y acuerdan tratar de darle una respuesta a los estudios del chico. Ha comenzado hace dos días. Llevaba tres meses sin hacer nada y el chaval quería normalizar su vida. ¿Y el euskera? No le arredra el reto. Lo aprenderá. Los padres le acompañan a la entrada y le buscan a la salida y el chaval está como loco de poder estudiar. Lo hacen porque en Venezuela la inseguridad es tanta que ningún padre deja a sus hijos sin su custodia ni un segundo, pero en Bermeo se tienen que acostumbrar a la libertad de movimientos. Ya ha hecho sus primeros ejercicios de matemáticas. El viernes nos reunimos en compañía de Aritz en la Casa de Cultura y les entregamos una pequeña ayuda económica para intentar paliar un poquito este trance tan horrible que están pasando. La familia no tiene más que palabras de agradecimiento para el pueblo de Bermeo que les ha dado ropa, alimentos, pescado con lo que han comido varios días y entre los que se sienten muy a gusto.

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