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El Problema de España

viernes 17 de mayo de 2019, 14:05h

España ha experimentado grandes cambios durante la última década. La crisis económica ha hecho retroceder todos los indicadores socioeconómicos a niveles de principios de siglo. Nuestras clases trabajadoras han sido quienes han sufrido la gran pérdida de poder adquisitivo en medio de un panorama social que se prevé dantesco. La involución sufrida por nuestro país, después de diez años de crecimiento continuado, tuvo como resultado una bajada severa del PIB paralela a un considerable aumento del paro, (por encima del 25%) de la población activa, que hizo que pasásemos de ser el país europeo que más empleo creaba y el que más inmigración laboral aceptaba, a ser la economía con mayor recesión y más desempleo.

La crisis de hace casi una década no solo afecto seriamente a la economía; en paralelo consiguió alterar el normal funcionamiento de la sociedad española, pero sobre todo a las instituciones jurídico-políticas, en las que ha aumentado contra estas la conciencia social crítica, y una percepción de reforma en la vida política sobre moralidad pública de las castas elitistas, con movilización de nuevos, (y muy viejos) mecanismos de acción callejera.

Una de las consecuencias directas para la sociedad española fueron aplicar irremediablemente políticas de austeridad, siguiendo recomendaciones del FMI y el BCE quienes exigían disminución del gasto público en educación, sanidad, vivienda, ayudas sociales etc. La nueva contra-ideología o el fin de las ideologías, ha condicionado las políticas públicas concediendo mucho mayor protagonismo a lo privado que a lo público, y limitaron la redistribución social de menores recursos públicos, haciéndola menos equitativa por sectores, clases, y o regiones.

Las consecuencias de esta degradación de los niveles de gasto, hundimiento en sectores fundamentales, ha sido el detonante de todas las desdichas, lo estamos pagando todos, y si no se hace algo al respecto continuará con esa injusticia económico social en los próximos años.

Ante la imposibilidad de una transformación completa de la sociedad del capitalismo financiero, postindustrial desaparecido, los movimientos de protesta se han diversificado, convirtiéndose en movimientos sectoriales como ej. obrero, ecologista, feminista, animalista, pacifista, LGTBI etc., reconociendo la incapacidad de conquistar el poder político en grupo y asumiendo un limitado poder de influencia externo, pero eso si, en nada muy bien subvencionado. Comenzaba la España de los derechos adquiridos. Todos tienen derecho a todo.

En la década de 1970, socialismo y liberalismo, que juntos habían protegido el nacimiento y desarrollo del Estado de bienestar, retrocedían ante la crisis fiscal que había debilitado, haciéndolo prácticamente inviable

La continuidad del centrismo socialista europeo fue consolidada por Schroeder en Alemania, Rodríguez Zapatero en España y F. Hollande en Francia. La consecución del principal objetivo ideológico del socialismo, la igualdad, dependía y depende de una recaudación suficiente que podría permitir, caso de tener fondos, los recursos públicos necesarios, especialmente en forma de subvenciones, becas, ayudas a grupos y empresas; es decir, mediante gastos preferentes, algo populistas y sesgados, hacia sus caladeros de votos. La actualización ideológica del socialismo español ha supuesto la desintegración del modelo clásico de la socialdemocracia surgida tras la Segunda Guerra Mundial.

El nuevo modelo es una social-tecnocracia en contradicción con los orígenes sociales obreros del socialismo, que nos conduce a un final agónico por la insostenibilidad del sistema. A ello ha contribuido la pérdida del sentido moral y utópico de sus objetivos originales. El socialismo actual es de tal ambigüedad ideológica que ha perdido el contacto con el supuesto colectivo original que lo justificaba, siendo ya solo originales las siglas, y ya ni eso, solo el color, al haber cambiado el puño por un corazón

Su única finalidad es la adaptación al mundo de la competitividad económica, entrar en política internacional y promoción de las individualidades. La nueva política socialista se encuadra en la globalización, bajo la presión indudable de instituciones políticas mundiales como la Organización de Naciones Unidas, Organización Internacional del Trabajo, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico; la U.E el G-8; e instituciones económico-financieras como el FMI, Banco Mundial, BCE, Asociación Internacional de Libre Comercio, etc., cuyos dictámenes lo condicionan todo, tanto el déficit público, como la deuda o las transacciones comerciales.

La crisis económica y financiera española del 2008, que aún arrastramos, hizo surgir una nueva forma de acción política, creadora de visión ideológica radical y extremadamente crítica con la clase política, acompañada además de un discurso social muy populista, manifestándose este en forma de movimientos de okupación de lugares públicos, reclamación, como derechos, de medidas sociales, defensa a hipotecados, exigiendo mas recursos y condiciones en educación , la mujer, colectivos como LGTBI, sanidad, etc. De estos movimientos sociales radicales salieron nuevos partidos y formas distintas de hacer política con dramatizaciones nacionales y culturales, (la señora fotografiada orinando en espacios públicos, subvencionada y catalogada como arte-cultura), que hace emerger una nueva utopía mediante un discurso alternativo populista a partir de re-lecturas marxistas/ leninistas .

Aquellas política de austeridad consagraron las teorías falsas del déficit cero y lograron una disminución del interés general por la estabilidad y garantía del puesto de trabajo, y a la pérdida de la preocupación por graves problemas como la inmigración y dependencia entre otros muchos.

Los medios de comunicación nacional tampoco han contribuido a la difusión de nuestra realidad política y socio-económica nacional, ni a la difusión de la gravedad de algunas cuestiones esenciales

Desde el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se repiten cuestiones con periodicidad mas o menos fija que permiten observar y comparar ver cómo ha ido variando la opinión de los españoles sobre asuntos de actualidad.

Una de esas preguntas mantenida de forma regular se refiere a aquello los principales problemas de España.

El CIS pregunta a sus entrevistados cuáles son los tres primeros problemas que afronta España. El paro ha estado casi ininterrumpidamente desde la década de los 80 a la cabeza de los problemas de los españoles en los barómetros del CIS. En el estudio correspondiente a marzo de 2019, el paro era una de las tres primeras preocupaciones para el 61,8% de los españoles. La crisis económica del año 2008 disparó la preocupación de los españoles por los problemas de índole económica. En julio de 2008 el 59,9% de los españoles consideraba que la economía era el principal problema del país.

En el barómetro de marzo esa proporción era del 25%. La corrupción y el fraude comenzó a escalar posiciones en el ranking de preocupaciones de los españoles a principios de 2011. Para el 2013 se convertía en el segundo problema sólo superado por el paro, ya que el 44,5% de los españoles pensaba que estaba entre los tres primeros problemas del país. En marzo esa proporción bajaba al 33,3%.

Los políticos y la preocupación por la clase política ha ido variando con el tiempo hasta alcanzar su máximo en marzo de 2013, en el que 31,4% de los españoles lo consideraba un problema principal. En marzo ese porcentaje era del 29,1%.

Otras cuestiones que pensamos quitan el sueño a los españoles según vemos diariamente en medios de comunicación, no lo son tanto. Por ejemplo 11% es el porcentaje de españoles que sitúan la independencia de Cataluña entre las tres primeros cuestiones de España. 7,9 % sitúa la violencia de género entre los tres principales problemas nacionales. Un 9,1 % de españoles sitúan a las pensiones entre los principales problemas. Y en febrero solo 3 % creían que la vivienda era un problema principal. Así como un 9 % son quienes sentían como esencial la preocupación por la inmigración.

Como consecuencia vemos que la ciudadanía va por libre, al margen de la política, se fía mucho mas de lo que debiera de las informaciones que lanzan, a destajo, distintos medios de comunicación masivos, creyéndoles fiables, y además “compran“ sin pestañear el discurso político, sin análisis ni datos.

Mara Colás

Locutora La Jungla Radio

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