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Independientes y dependientes

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
viernes 24 de mayo de 2019, 10:25h

Pedro Sánchez a Oriol Junqueras: No te preocupes. El deseo de Sánchez sería no depender de los independentistas el día de la investidura y en el tortuoso camino que se presiente después. De entrada él no es independentista pero se sabe dependiente del humor de los independentistas. Se sentiría más cómodo si los partidos que no son independentistas ni dependientes se abstuvieran para que él permaneciese en la Moncloa sin compromisos peligrosos. Pero, como tal apoyo no es previsible, ha tomado las medidas para mantener viva la expresión de su dependencia de los independentistas.

Intentó hacer senador de vocación tardía a Miguel Iceta para colocarlo en la Presidencia del Senado con la venia del Parlamento de Cataluña. Pero como no le salió bien el invento ha colocado a dos Icetas para presidir Congreso y Senado. Si no quieres una taza, dos tazones: Meritxell Batet y Manuel Cruz. Un doblete de Liga y Copa del mismo equipo socialista y federalista capaz de sugerir a plazo indefinido indulto, federación y referéndum. La demostración más explícita de su dependencia del talante de los independentistas.

El problema es que a estos estos independentistas, tan bien representados por el apacible Junqueras, les importa un rábano que las dos instituciones parlamentarias del Reino estén presididas por dos catalanes o catalanas, aunque al resto de los españoles les parezca algo pintoresco. No es cuestión de catalanismo de nacimiento sino de separatismo catalanista. No les importaría que el Parlamento de Cataluña estuviese presidido por un “charnego” si el tal “charnego” fuese independentista rabioso. Ni les complace ver el Congreso presidido por una catalana si esta, por mucho que se retrase, termina por cumplir el reglamento y la ley,

Si hubiese algo de verdad en que Sánchez quisiera no ser dependiente de los independentistas no les pediría a los partidos no independentistas que se abstuvieran sino que les hubiese ofrecido la Presidencia del Congreso y del Senado para poner en sus manos el filtro de la constitucionalidad de lo que allí se acordase. Pero lo que está claro es que lo que interesa a Sánchez es jugar a las duras y a las maduras o, como también se dice, poner una vela a Dios y otra al diablo. Lo importante es asegurar su personal investidura y lo que venga después dependerá de por dónde sople el viento. No es de extrañar que, consecuentemente, no inspire confianza ni a los independentistas ni a los no independentistas.

Lo absurdo es que Sánchez crea o finja creer que a los independentistas, de quienes dice no querer depender, se les pueda seducir con el trampantojo icetista del federalismo. En primer lugar porque es una propuesta incompatible con la médula de la Constitución española vigente. Si los independentistas viesen en tal sugerencia la puerta abierta para la demolición de la Constitución Española no se conformarían con que su actual comunidad autónoma pasase a llamarse Estado Federal sino que pedirían la independencia para aprovechar la mejor ocasión de lograrla y no contribuirían voluntariamente a consolidar una nueva dependencia que, por federal que fuese, sería una dependencia reforzada por una nueva expresión de voluntad democrática. Si se quiere comprobar que no existe la menor vocación de federalismo basta ver la actual obsesión de los independentistas por mantener unas presuntas embajadas, rompiendo una de las mínimas competencias exclusivas de todo sistema federal como es la política exterior. ¿Es que existen en Madrid embajadas de California o de Alaska?

El problema actual de los españoles no son los independistas sino los dependentistas. Parece un trabalenguas pero la clave es que el PSOE ha renunciado a ser un partido independiente y se ha convertido en un partido dependiente de los independentistas. Si el PSOE fuese un partido solo dependiente de sí mismo y leal a la Constitución, como lo fue, el asunto estaría resuelto. Se entendería con los otros partidos constitucionalistas en asuntos de Estado. Colaboraría con ellos para reformar la ley electoral y romper la trampa de unos porcentajes que hacen pesar parlamentariamente como mayorías a minorías regionales. Pero, sin la simpatía del independentismo, Sánchez no tendría la oportunidad de permanecer en la Moncloa aunque sea comprometido con todas las tendencias destructivas de la nacionalidad española y separado por un abismo de los españoles que creen en España, hoy lamentablemente confusos y fragmentados en la defensa de su identidad histórica. Pero que despertarán algún día.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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