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El jerezano se llevó el único lote que embistió con algo de codicia

Ginés Marín se lució toreando a la verónica a su primer enemigo
Ginés Marín se lució toreando a la verónica a su primer enemigo (Foto: Plaza1)

San Isidro: oreja importante para Ginés Marín y petardo importante de Castella y Lorenzo

Mal presentada y de escaso juego general la corridita de Garcigrande/Domingo Hernández remendada con uno de Buenavista similar

miércoles 05 de junio de 2019, 22:14h
Un Ginés Marín que parece haber vuelto por sus fueros, los que le abrieron la Puerta Grande de Las Ventas hace un par de años, estuvo a punto de logralo de nuevo aunque no reuniera méritos para ello. Con un público facilón, aprovechó los dos de su lote, que se salvaron de la mala corrida remendada de Garcigrande/Domingo Hernández, para sendas faenas de corte artístico pero no en lo que le exigían los bureles, que le valieron para cortar una oreja del tercero -que puede ser importane en su actual campaña- y camino iba de repetir en el último, pero, además, marró a espadas. En cambio Castella y Álvaro Lorenzo, tristes y apagados al margen del poco juego de sus toros, fracasaron.

Tuvo Ginés Marín la suerte en el sorteo, y valga la redundancia, de que le correspondiesen por la tarde no los bicornes más bravos y/o encastados, quia: los menos descastados a la par que los más codiciosos. Porque el resto fueron una auténtica birria en tal sentido, a excepción también mínimamente del primero, que era de la divisa de Buenavista, que remendó a los ‘garcigrandes’ o ‘domingohernandez’ –tanto monta- y quinto, de este último hierro del dúo. Y uno se pregunta si lo que salió por chiqueros era así, cómo serían los rechazados por un equipo veterinario tan laso, cómo.

Se insiste en que dentro del desastre ganadero, se salvaron mínimamente tercero y sexto. El primero de ellos, justísimo de presencia y cómodo de cabeza, de nombre ‘Poeta’, bondadosísimo y obediente en grado máximo, permitió a Marín unas bellas verónicas de recibo y en el quite posterior. Cumplió en la primera vara y sufrió un picotazito en la segunda, no fuera a caerse dadas sus fuerzas cogidas con alfileres.

Y es verdad que su matador nos ilusionó a todos con un inicio de faena inspirado y variado, por bajo y rematando con trincherillas y el del desprecio. Luego dio distancia al 'Poeta' y se lució en series por ambas manos, algunas desmayadas y otras -la mayoría- sin cargar la suerte aprovechando su embestida pajuna. Improvisó el pase de las flores y hasta se permitió uno de pecho mirando al tendido.

Aquello estaba medianamente bien, siendo generoso, pero al elegante muleteo le faltaba también profundidad, amén de la emoción de un toro encastado. No obstante, Marín enterró la tizona arriba y echó en su esportón una justa oreja. Con el que cerró función, también sin el trapío que debe exigirse en la Monumental, igualmente el jerezano comenzó en plan ortodoxo con la zurda y la diestra, aunque con idénticos defectos del toreo moderno que para el público facilón y no analista tapa con el buen manejo de las telas con elegancia y movimiento artístico.

Sin embargo aquello fue a menos y no acabó de acoplarse hasta las ajustadísimas bernadinas finales, con los pitones rozando la taleguilla que encandilaron a ese público. Mas necesitó de un pinchazo antes de la estocada y a pesar de la petición, el usía, con justicia, le negó el trofeo. Fue una buena tarde para Marín, que de los jóvenes es uno de los pocos que aprietan, pero no de Puerta Grande.

Claro que hay otros jóvenes que parecen ser dueños de muchos cortijos y poco asustan a las figuras. Como un gris Álvaro Lorenzo, incapaz de una vuelta al ruedo en los seis toros que ha lidiado en el abono. No sacó el poco partido que le ofrecía el segundo, manso pero noble, e incluso el pobre animal le desarmó dos veces, dos. Tampoco el otro era un dechado, pero igualmente el toledano, triste y aburrido, fue incapaz de alborear alguna mínima tanda destacable y el animal también se aburrió.

Y si Lorenzo anduvo vulgar, no mucho menos estuvo Castella, aunque es verdad que el inválido primero y el descastadísimo cuarto poco le ayudaron. Pero una figura como el francés, apático y frío, no puede dar esa imagen de ‘vulgarité’.

FICHA

Toros de GARCIGRANDE y DOMINGO HERNÁNDEZ (3º) y 1º de BUENAVISTA (que remendó la corrida por pasar el reconocimiento veterinario sólo cinco de las divisas anunciadas), sin trapío excepto 1º y 5º, flojos y descastados aunque muy nobles, excepto los codiciosos 3º y 6º. SEBASTIÁN CASTELLA: silencio; pitos. ÁLVARO LORENZO: silencio tras aviso; silencio. GINÉS MARÍN: oreja; dos vueltas al ruedo. Plaza de Las Ventas, 5 de junio, 23ª de Feria. Casi lleno.

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