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La investidura de Ayuso: un juego de trileros

La investidura de Ayuso: un juego de trileros
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(Foto: PP Madrid)
miércoles 12 de junio de 2019, 08:29h
La permanencia del PP en la Puerta del Sol se da por hecha: Isabel Díaz Ayuso es optimista sobre su posible Presidencia de la Comunidad de Madrid tras el éxito logrado en la Mesa de la Asamblea. Aun así, la popular deberá manejar bien sus cartas para que Ciudadanos y Vox no rompan la baraja.

La carrera de Isabel Díaz Ayuso hacia la Presidencia de la Comunidad de Madrid acaba de comenzar. La meta se ve cerca, pero la cuesta hasta alcanzarla será difícil de subir. La candidata del PP ya ha sudado la camiseta antes de su primera parada en boxes: la Mesa de la Asamblea. La enemistad manifiesta entre sus socios necesarios -Ciudadanos y Vox- está complicando lo que, en un principio, se aventuraba como un acuerdo fácil.

En la sesión constitutiva de la Cámara de este martes, el pacto entre las derechas se cerró apenas minutos antes de entrar a votar en el Pleno. Ayuso, que el lunes fue la última en salir de la Asamblea, cerca de las diez de la noche, continuó con los malabares desde primera hora de la mañana para mediar entre ambas fuerzas. Logró la segunda reunión entre Ignacio Aguado y Rocío Monasterio que, según ambos, terminó sin acuerdo alguno. Ante tal situación, fue la popular quien aceptó firmar con Vox el contrato que les daría la Vicepresidencia tercera mientras buscó la forma de que Ciudadanos no tuviera que prestar sus votos para ello.

Rocío Monasterio (Vox) se sentó entre Ignacio Aguado (Cs) y el expresidente Ángel Garrido (también de Cs) en el reparto de escaños provisional de la Asamblea. (Chema Barroso)

Al final, de las 33 papeletas que dejaron dicho cargo en manos del diputado José Ignacio Arias Moreno, 21 procedían del PP (y las otras 12, de los propios escaños de Vox). Mientras, entre los 35 que auparon a Paloma Adrados (PP) a la Vicepresidencia primera, había muchos naranjas. Toda una carambola que dio la partida a Ciudadanos, que obtuvo la Presidencia de la Cámara con Juan Trinidad, pero, sobre todo, al PP.

La negociación de ayer fue, más allá del inicio de la XI Legislatura, el primer paso en el camino a la investidura que, según el Reglamento de la Asamblea, deberá celebrarse, como tarde, el 11 de julio. No obstante, los de Vox no quieren que vuelva a ocurrir lo de estas semanas y, bajo el argumento de no querer tener a los madrileños en vilo, han dado un ultimátum a Ciudadanos: o aceptan el "preacuerdo" firmado con Ayuso en los próximos 15 días o el previsible pacto podría saltar por los aires.

Monasterio aseguró este martes que "Vox no regala sus votos". Es decir, los 12 diputados de Vox facilitaron el acuerdo PP-Ciudadanos para la Mesa de la Asamblea a cambio de la firma de Ayuso en la que se comprometió a dejarles la citada Vicepresidencia y, además, a concederles puestos en el Gobierno en una relación "proporcional" a la representación del partido en la institución.

La líder de Vox en Madrid aseguró que entre sus exigencias se encontraban "entes" -esto es, Consejerías, Viceconsejerías, Secretarías Generales, etc.- y "presupuestos". Un "todo" con el que habrían pasado por encima a Ciudadanos. Es más, según su versión, han pasado de ser los vetados por Cs a levantarse ellos de la mesa tras la negativa de Aguado a firmar sus condiciones.

Del otro lado, el líder de los naranjas, que en las últimas semanas ha instado a Monasterio a unirse al pacto PP-Ciudadanos o "explicar que gobernará Gabilondo con Errejón", ha tenido que tragar con el acuerdo PP-Vox aunque la formación de Monasterio no ha recibido -aseguró- "ni un solo voto" de los naranjas. Del mismo modo, insiste en que su misión ahora será seguir negociando un acuerdo de Gobierno con el PP en el que se hablará de medidas programáticas, pero también de reparto de sillones en el Ejecutivo. Unos planes en los que no prevé contar con Vox en absoluto.

Ayuso, a por el tripartito

Así las cosas, Ayuso se encuentra en un punto muerto pero es optimista con respecto a su futuro. "Ahora [la Presidencia] está más cerca", manifestó tras su exitoso juego de canicas de ayer. Ella, consciente de que no podrá gobernar en solitario en ningún caso, negó haber firmado ya un número concreto de puestos para Vox -cuestión confirmada también por el equipo de Monasterio, que solo habla de "proporcionalidad" en el racionamiento-, pero sí se mostró dispuesta a cederles algún asiento en el Ejecutivo, igual que hará con Ciudadanos.

Para ello, ejercerá de árbitro y buscará la mesa a tres bandas que no ha tenido lugar en esta primera etapa negociadora. De no ser posible, barajó, seguirá como hasta ahora: pactando con unos y con otros por separado y manejando con cuidado los hilos para que se mantenga el equilibrio entre ambos socios. A Ayuso, que ya no puede ni disimular sus ojeras, le quedan por delante muchas noches sin dormir organizando su juego de trileros. Si su bolita llega o no a la Puerta del Sol es una incógnita que se despejará, según las previsiones de su equipo, "antes de que termine el mes de junio".

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