Mucho se está comentando estos días al respecto de Bildu y un presunto pacto con el PSOE para poder hacer presidenta de la Comunidad foral de Navarra a María Chivite. Aunque la versión de la oposición, Navarra Suma, la coalición entre PP, Ciudadanos y UPN, es que los socialistas se han vendido a los abertzales y filoetarras para alcanzar el poder, la realidad es otra.
Como suele pasar, el triunfo en el relato es la clave, y la sociedad española está percibiendo estos días una realidad que no es exacta, como si por primera vez Bildu fuera a ser determinante en Navarra y todo gracias a un PSOE que, por llegar a la presidencia autonómica, ha estado dispuesto a dar ese poder a los antiguos batasunos.
No es así, y la realidad es la que es: precisamente en estos momentos, el Gobierno navarro todavía en funciones tiene a Bildu en su composición, ya que Navarra ha estado gobernado en los últimos 4 años por Uxue Barkos, de Geroa Bai, la coalición vasquista liderada por el PNV en su afán por tener influencia en Navarra, dentro del tradicional concepto de Euskal Herría, es decir, una patria vasca que trasciende al actual territorio del País Vasco y que también reclama territorios como Navarra y el País Vasco frencés.
Ese gobierno regional de Barkos ha contado en la legislatura anterior con el apoyo parlamentario de su propio partido, como es lógico, Geroa Bai, además de los mencionados EH Bildu y también de Podemos e Izquierda-Ezkerra (donde participa Izquierda Unida). Pero las consejerías del Ejecutivo foral han estado ocupadas por sólo 3 de los 4 partidos. En concreto, Geroa Bai ha tenido 6 en su poder, mientras que Bildu ha tenido 2 (Desarrollo Rural-Administración Local-Medio Ambiente y la importante cartera de Presidencia-Función Pública-Interior y Justicia).
Dicho de otra manera, la consejera abertzale María José Beaumont Aristu ha tenido en su control la coordinación de la presidencia, al funcionariado navarro y las competencias de policía y tribunales autonómicos.
La realidad es otra
Pues bien, lo que el PP ahora llama "traición" al recuerdo de las víctimas y una entrega de Navarra a Bildu gracias al PSOE es sólo un relato, pura dialéctica de partidos. Con el nuevo Ejecutivo, comandado por el PSN y con apoyos de Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra, no habrá carteras para Bildu, que sólo será oposición, con el evidente poder que le da tener presencia parlamentaria, pero sin más competencias que ésas.
Es cierto que no sólo PP y Ciudadanos están rentabilizando esta abstención clave de Bildu en Navarra. El propio partido abertzale está presumiendo de su operación, por mucho que suponga pasar del gobierno regional a ver los toros desde la barrera. En concreto, Arnaldo Otegi ha presumido de que serán fundamentales para las políticas territoriales en los próximos 4 años. Unas palabras enmarcadas más en la habitual fanfarronería y el discurso triunfalista de todos los partidos que en la realidad política de la que puede presumir Bildu.
EH Bildu quedó cuarto en las últimas elecciones regionales navarras, con 7 escaños, frente a los 20 de Navarra Suma, los 11 del PSN y los 9 de Geroa Bai. Podemos cierra los espacios parlamentarios con 2 escaños e Izquierda-Ezkerra con 1. De hecho, la formación independentista tuvo que someter a consulta a sus bases si se limitaban a abstenerse y quedarse fuera, por tanto, de cualquier plan para formar parte del Gobierno navarro, la cual recibió el beneplácito de la militancia.
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