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Graves acusaciones contra Qatar

viernes 09 de agosto de 2019, 10:45h

Qatar afronta nuevas acusaciones sobre sus relaciones con grupos islamistas radicales. Esta vez, la investigación ha corrido a cargo del diario británico 'The Times' que afirmaba en su edición del lunes 5 de agosto que Al Rayan Bank, un banco británico cuyo accionista mayoritario es el Estado de Qatar, presta servicios financieros a múltiples organizaciones británicas relacionadas a causas islamistas que habían sido rechazadas por otros bancos del Reino Unido. La institución financiera tiene vínculos con organizaciones cuyas cuentas han sido cerradas por otras entidades inglesas como Lloyds TSB y HSBC. Según la investigación de The Times, Al Rayan, con sede en Birmingham, cuenta entre sus clientes a una organización benéfica prohibida en Estados Unidos, tachada de entidad terrorista, a grupos que promueven predicadores islamistas de línea dura y una mezquita cuyo histórico beneficiario es un líder de Hamás. Estos son los hechos denunciados que colocan a Qatar en una delicada situación.

Dos días después, The Times publicó que un banco qatarí, Doha Bank, supuestamente transfirió grandes cantidades de dinero a un grupo terrorista yihadista en Siria, según una demanda presentada ante el Tribunal Superior de Justicia inglés (High Court).

Según la querella abierta, dos hermanos presuntamente usaron cuentas en el Banco de Doha, que tiene una oficina en Londres, para canalizar grandes fondos al Frente al-Nusra, ex filial siria de Al Qaeda. Así ocho demandantes sirios, que ahora viven en Europa, han presentado una demanda por daños y perjuicios contra el Banco de Doha ante el Tribunal Superior de Inglaterra, alegando que sufrieron "lesiones físicas y psiquiátricas graves" a manos del grupo yihadista.

Los demandantes, a quienes el Tribunal ha otorgado el anonimato, afirman además haber sufrido "desplazamiento forzado de sus hogares" en Siria y haber perdido negocios "como resultado de las acciones ilegales del Frente al-Nusra".

Su reclamo es contra el Doha Bank y contra Moutaz y Ramez al-Khayyat, dos "destacados empresarios sirios/qataríes", cuyos activos incluyen una empresa de construcción global, Urbacon Trading & Contracting, de la que son respectivamente presidente y director ejecutivo. The Times invitó a Doha Bank y a los hermanos al-Khayyat a comentar sobre las acusaciones en el litigio pero aún no habían recibido una respuesta.

En 2017, sus países vecinos del Golfo Pérsico: Arabía Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin más Egipto decidieron emprender un bloqueo económico, aún vigente, sobre Qatar por su apoyo a los Hermanos Musulmanes y su supuesta financiación a grupos terroristas. Desde el gobierno de Doha se negaron esas acusaciones, pero la realidad es que se ha colocado más al lado de las actuaciones radicales de gobiernos como el de Irán y Turquía en conflictos de la región como en Yemen o Libia o en el proceso de incremento de la tensión en aguas del Golfo Pérsico tras los ataques de Irán a petroleros. Qatar acudió en La Meca a las reuniones del Consejo de Cooperación del Golfo, la Liga Árabe y la Organización para la Cooperación Islámica convocadas por Arabia Saudí donde se lanzó una seria advertencia a Teherán por sus provocaciones contra el libre tráfico de crudo y por sus amenazas de continuar con su programa nuclear. Qatar renegó de los acuerdos pocas horas después de finalizar las reuniones colocándose más cerca de Irán. En los últimos meses, la reputación de Qatar ha quedado muy en entredicho tras la detención del ex presidente de la FIFA, el francés Michel Platini, acusado de recibir sobornos y arreglar la elección manipulada del emirato como sede del Mundial de Fútbol 2022. La investigación policial se encuentra en una instancia judicial y en numerosas instituciones se puso en cuestión la elección de Qatar e, incluso, algunas voces reclamaron que se retirara la designación qatarí y se buscara una solución para la celebración de esa competición. Algunos países europeos, como España, estarían en disposición de asumir la organización con plena capacidad por las instalaciones de numerosas ciudades, así como por las infraestructuras de transportes y alojamiento. Muchos clubes pudieron en duda la celebración del Mundial en un país donde se debería jugar en los meses de noviembre y diciembre, a pesar del compromiso de garantizar que la temperatura en el terreno de juego se mantendría en los 24 grados de media. Las competiciones en todos los países se verían afectadas en su calendario y organización, así como la Champions y la Europa League. A este escándalo de la posible concesión trucada por sobornos del Mundial 2022 se une las acusaciones previas de supuestos pagos exagerados por los derechos de televisión por parte de la cadena qatarí Al Jazeera que habrían servido para comprar las voluntades necesarias para beneficiar la adjudicación para los intereses de Qatar.

Precisamente, los contenidos de la televisión Al Jazeera es uno de los argumentos de protesta de sus vecinos, sobre todo de Arabia Saudí que acusa a la televisión de emitir reportajes e informaciones difamatorias contra sus intereses. En los últimos meses se han radicalizado unas posturas que parecía se habían acercado tras el posicionamiento de Qatar junto con su aliado Turquía, que ha incrementado notablemente su presencia militar en la región del Golfo: desde las bases en la propia Qatar, donde por cierto está instalada la mayor base de Estados Unidos en la región, a diversos países que le permiten tener una actuación directa en el conflicto de Libia en contra de la ofensiva del mariscal Jalifa Haftar para tomar Trípoli y poder acabar con el caos y la violencia que reina en el país mediterráneo desde la caída del dictador Muamar Gaddafi. La influencia turca también se extiende por la zona de Sudán, Etiopía, Eritrea, Yibuti y Somalia. Tanto Qatar como Turquía e Irán han acercado posiciones e intereses con Rusia que presta su apoyo político, pero también vende todo tipo de armas. La escalada armamentística supone un riesgo mayor de generar un conflicto entre las partes, donde también intervendría Estados Unidos, de unas consecuencias difícil de calcular. En este momento, el gobierno de Doha debe responder a los datos publicados por The Times, todos debidamente contrastados y documentados sobre el banco Al Rayan y sus apoyos a grupos islamistas en el Reino Unido y sobre la demanda interpuesta contra el Doha Bank. Algo que podría producirse también en otros países europeos.

Javier Fernández Arribas

Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.

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