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Rubén Pinar es sacado a hombros por la Puerta Grande de la plaza de Albacete
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Rubén Pinar es sacado a hombros por la Puerta Grande de la plaza de Albacete (Foto: Luis Sánchez Vizcaíno)

Albacete: Pinar suma y sigue: octava puerta grande consecutiva en su encerrona en solitario

domingo 08 de septiembre de 2019, 21:23h
No se cansa Rubén Pinar de acumular salidas a hombros en su tierra. La octava consecutiva, una marca inigualada y muy posiblemente inigualable, sumó en el inicio del abono septembrino. El albaceteño de Tobarra, con el apoyo de sus paisanos, demostró encontrarse en plena sazón de torería, dispuesto a escalar posiciones en el escalafón, para lo que le falta un triunfo en Las Ventas, donde lleva casi tantos toros, ocho, que no sólo no le han dado juego, sino que incluso en varias ocasiones le han herido de gravedad. Sumó cuatro orejas; dos de ellas indiscutibles en cualquier coso incluso de primera categoría: las obtenidas frente al primero, de la divisa de La Reina, y quinto, del hierro hermano de El Tajo. Y otras dos, con más reparos: las del Victorino corrido en cuarto lugar y la del cierre de Daniel Ruiz.

El reto que se había autoimpuesto Rubén Pinar lo superó con la variedad capotera distribuida a lo largo de su encerrona en solitario: verónicas -aunque pocas, en uno de los escasos lunares con el percal-, chicuelinas, delantales, revoleras –varias de rodillas- largas, quite de frente por detrás y hasta vistosas zapopinas-. También con diversidad muletera, que líneas abajo se explica, y con un cañón con la tizona: sólo un pinchazo en hueso y seis estocadas, ninguna de ellas en los bajos. Claro que para todo ello necesitó del comportamiento de unos bicornes con trapío, a exceción del del mítico ganadero de Galapagar, noblones y manejables, en diversa gradación, también menos ese complicado que abrió la segunda parte de la función.

La mezcolanza del coletudo tuvo su cumbre artística con el nobiliísim colaborador de La Reina, al que recibió a portagayola, que era un dije tan suavón que para emocionar al cotarro era imprescindible bordar el toreo artístico. Y el albaceteño lo bordó con varias series por ambos pitones con mando, ligazón, temple -ese que es como el de las navajas de la tierra y que patentó el tristemente fallecido Dámaso González- y hondura de belleza casi inmarcesible. Era un caramelo que Pinar supo saborear y cuya faena remató con ajustadísimas bernadinas. Ese punto de emoción que faltó hizo que la presidenta Genoveva Armero, con buen criterio, no concediese la segunda oreja.

El siguiente, de Alcurrucén, de mayor exigencia, se lesionó en la pezuña delantera derecha en mitad de faena y Pinar abrevió. El de Garcigrande, descastadote, se defendía y su matador apostó por la cantidad sin excesivo brillo. Tras la obligada merienda con la excelente gastronomía de la tierra, tocó turno a un Victorino, sin trapío, en el único lunar al respecto, auque muy agresivo de astas. Una dificultad que siguió durante toda la faena con la pañosa porque no se descolgó en su encuentro con el caballo.

Pero al burel le salió la listeza y complicaciones de los albaserradas, el amargor de que el animal, sin ser una alimaña, echaba la cara arriba y no se entregaba. Sí se entregó, con valor y técnica Pinar, peleándose con él y robándole algunos pases estimables al natural y unas espaldinas ‘damasistas’ finales que calentaron a la gente, que sacó pañuelos en una petición demasiado justa para el trofeo que en este caso la usía concedió.

Quizás el coletudo entendió que esa oreja era discutible, o no. El caso es que se fue de nuevo a portagayola para saludar al quinto, de El Tajo, de catadura similar, un punto por debajo de su ‘hermano’ de La Reina. Pinar tiró de nuevo de su vena de clasicismo y ortodoxia, también de un calibre artístico un punto por debajo del primero, mas la oreja que echó en el esportón sí era justa e indiscutible. Posiblemente el albacetño acusó el desgaste físico y síquico de la tarde con el que concluyó el festejo, de Daniel Ruiz, con el que dejó algunos detalles que bastaron a los paisanos para solicitar un apéndice, este si facilón, que el albaceteño sumó a su balance.

Orejas aparte, e incluso récords de salidas a hombros, Rubén dio la cara sobradamente, se lució en conjunto y logró una buena actuación global que le sirve para seguir pidiendo paso y el lugar que se merece.

FICHA

Toros de LA REINA, ALCURRUCÉN, GARCIGRANDE, VICTORINO MARTÍN, EL TAJO y DANIEL RUIZ, bien presentados en general excepto el 4º; muy nobles, también menos el complicado 4º, y justos de fuerzas. RUBÉN PINAR, que actuó en solitario: oreja; silencio, palmas, oreja, ovación y oreja. Salió a hombros. Plaza de Albacete, 8 de septiembre, 1ª de Feria. Tres cuartos de entrada.

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