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Moi nos sorprende ahora con su nuevo álbum 'Bogey Man': rock, pop, blues, jazz, folk... y música popular con mayúsculas.
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Moi nos sorprende ahora con su nuevo álbum 'Bogey Man': rock, pop, blues, jazz, folk... y música popular con mayúsculas.

jueves 28 de noviembre de 2019, 22:32h
Segundo álbum del polifacético Moi, que nos trae músic de la de antes, de la de siempre, un compendio dónde los géneros saltan las fronteras buscando abrazarse desde su raíz, sin juicios de valor, con conocimiento, fronterizos y universales, no es fusión ni confusión, es el reflejo y resultado final de una investigación que es el fruto de años de búsqueda, de “perseguidor Carter”, de perseguir y alcanzar ese sonido, esquivo y con patente de corso, de la verdad, de la música sin artificios, sin fuegos artificiales, oasis de disfrute para músicos que la ejecutan y para oyentes con paladar.

Es esas baterías con pulso retrasado describiendo una parábola elástica dentro del tiempo. Es ese bajo sencillo, que no simple, sustento y pilar, acompasado, lánguido y robusto, portador del ritmo y mensajero de armonías bien tejidas.

Es esas guitarras que conversan con el tono justo y comedido del que conoce y lo expresa si estridencias, dar las respuestas sensatas a preguntas bien formuladas.

Es esas letras polifónicas, con semántica universal, de querer decir lo que tenía que ser dicho, con guante blanco pero sin perder la oscura claridad que reside en el lenguaje poético.

En tiempos acelerados el descanso de volver a casa, de revisitar el sonido de los míticos álbumes de vinilo de antaño, cálido y confortable.

En tiempos de “fast music”, lo hecho a fuego lento, con el cariño y el detenimiento de lo perdurable, de lo hecho para durar.

En tiempos tecnológicos, música para ser tocada, qué revolución, sin bases grabadas ni secuencias, con la entrega y el corazón de los músicos que aportan su buen hacer y su buen gusto al servicio de algo más grande que uno mismo, la canción.

Es sentarse en un lugar cómodo, buena temperatura, poca luz, al sublime arte de escuchar, de darle al botón del “pause” a la cotidianeidad para dejarse llevar por unos instantes en un viaje a lo inefable de la música, a esa sensación que te transporta a otro tiempo y a otro lugar y te sitúa partícipe de la obra, no mero receptor inconsciente de las ondas sonoras que nos rodean diariamente.

Grabado en cinta y volcado a digital, “Bogey Man”, segundo álbum de moi, transita un paisaje sonoro que nos es familiar aunque cada vez se esté alejando paulatinamente de nosotros como los parajes que nos acompañan en la ventanilla del coche y van quedándose poco a poco atrás.

Es bueno hacer el esfuerzo de recuperarlos, de hacer un alto en el camino, dar un paso atrás para poder avanzar.

El equilibrio dinámico entre un pasado hecho presente y un futuro que se enriquece con la sabiduría que no caiga en el abandono ni el olvido.

La música es el lenguaje universal, y como universo, en su diversidad está su esencia.

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