Esquerra Republicana (ERC) y JxCat han firmado la paz este martes con distintos acontecimientos que se podrían considerar un intercambio de favores. Los primeros han cedido un senador a los posconvergentes de Quim Torra y Carles Puigdemont para que puedan formar grupo propio en la Cámara Alta, y los segundos han devuelto ese gesto retirando una moción sobre la autodeterminación catalana que iba a ser votada este miércoles en el Parlament autonómico.
Un intercambio de gestos que se ha interpretado como una tregua en las complicadas relaciones entre ambas formaciones hegemónicas del nacionalismo catalán, después de que su coalición de gobierno en Cataluña pase por una etapa de tensiones por las distintas formas de afrontar el procés soberanista, una más radical y otra más pragmática, siendo Esquerra la representante de la segunda perspetiva.
De hecho, ERC quiere estudiar la posibilidad de permitir en Madrid la investidura de Pedro Sánchez como presidente del país, algo que se había encontrado con las miradas de gran parte de la sociedad catalana y también de sus socios de Govern, que le pedían mano dura para lograr más réditos en el pulso con el Estado. Quim Torra tiene la sartén por el mango porque puede convocar elecciones anticipadas cuando quiera en Cataluña en calidad de president, y en estos momentos ambos partidos, ERC y JxCat, se debaten por ser el partido más votado en la región.
Si bien ERC ha ganado las elecciones generales en Cataluña tanto en abril como en noviembre, además de ser más votado en las municipales de mayo, se estima que la ventaja que mantenía sobre los de Puigdemont y Torra se ha disminuido y ahora mismo ambas formaciones estarían casi empatadas en intención de voto. Todos suponen que Torra espera el momento ideal para convocar elecciones y ganarlas, a lo que ayudaría un desgaste de la imagen soberanista de ERC si este partido llega a un acuerdo en Madrid para permitir que gobierne el PSOE.
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