El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, afirmó el martes que la pandemia del coronovirus, a la que hasta ahora había tratado de "gripecita", es el "mayor desafío" de su generación, si bien insistió en que las medidas de prevención no pueden comprometer la economía.
Si bien Brasil es el país de América Latina con mayor inciencia de casos de COVID-19 (5.717 casos confirmados y 201 muertes), Bolsonaro siempre se ha mostrado contrario a las medidas de distanciamiento social -cuarentenas, cierre de escuelas o comercios- que han decretado por su cuenta gobernadores regionales del país atendiendo a los criterios médicos de la OMS argumentando que el coste socioeconómico que suponía hacer frente así al virus no merecía la pena el esfuerzo.
Ahora mantiene su lista de prioridades, evitar parar la economía por delante de todo. No obstante, ya ha empezado a cambiar su discurso negacionista.
"Tenemos una misión: salvar vidas pero sin olvidar los empleos", sostuvo mientras en las calles de las principales ciudades del país recibían a cacerolazos sus palabras.
Asimismo, tal y como recoge RTVE, anunció que implementaría ciertas medidas frente a la crisis del coronavirus. Por un lado, Bolsonaro habría ordenado aumentar el número de camas hospitalarias y equipos de respiración. Por otro habría implementado dos subsidios para sufragar las consecuencias económicas de los más pobres que beneficiaría a más de un millón de personas.
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