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Campaña electoral con máscara

viernes 26 de junio de 2020, 11:56h
Campaña electoral con máscara
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En campañas electorales tener razón tiene dos partes: una, tener razón y, otra, no menos importante, que te la den. Y como la vida no siempre se rige por parámetros lógicos, a veces ocurre que tener razón no es suficiente. Pensaba en ello cuando le veía a Arkaitz Rodríguez, puño en alto, delante de Iberdrola decir de todo contra una empresa que tiene su sede en Bizkaia y que gracias al pago de sus impuestos podemos tener parte del bienestar social que nos rige ya que tres de cuatro euros de los presupuestos vascos van a políticas sociales. Posteriormente marcharon por la Gran Vía echando humo rojo en ese remedo de primavera roja que nos anunciaron junto con ELA y LAB. Y es que el gran enemigo de su ideología, no nos engañemos, es la economía social de mercado, el empresario y el empresariado, la empresa privada, lo institucional. Lo hemos visto con el confinamiento. Lo de menos era el virus. Lo de más era propiciar una crisis económica total, como si no fuera compatible conservar la vida económica de un país con la lucha contra un virus que además nos viene de su modelo chino. Las grandes convulsiones aceleran los procesos de cambio y han creído que este era el momento. Saben que su talón de Aquiles es no poder ofertar un modelo puntero y moderno de sociedad democrática con valores y por eso no salen del raca raca del derecho a decidir (enunciado por Sabino Arana) sin negociar nada, una etérea República Vasca, el acercamiento de los presos, desalojar al PNV, acusar sin pruebas al partido del Negocio Vasco y prometer la revolución pendiente sin decir cómo se paga. Es el método Ollendorf, de salirse por la tangente que lo que demuestra es no poder presentar un programa serio de reconstrucción ni de convivencia sobre casi nada. En este contexto la buena noticia sobre las inversiones en energía limpia en Petronor les repatea y dicen que es propio de la campaña electoral para unas elecciones que curiosamente no querían y unas transferencias que mandaban a calendas grecas. Que se lo pregunten a los secretarios de ELA y LAB que además se presentan como sindicatos de contrapoder y sindicatos antisistema.

Ya sé que nadie aprende en cabeza ajena, aunque las personas inteligentes deberían hacerlo. En Venezuela, a la que Arkaitz Rodríguez acudió a la toma de posesión del sátrapa Maduro, Chávez dio un golpe de estado contra un gobierno, corrupto, pero democrático. Fue encarcelado y amnistiado por esa misma democracia y se presentó a las elecciones en 1998 y las ganó de calle. Funcionaba todavía el sistema electoral garantista de aquella democracia moribunda, como la llamó el coronel golpista. La mayoría de la clase media apoyó al militar que garantizaba luchar contra la corrupción, contra la pobreza y en favor de la igualdad. Nunca enseñó sus cartas cubanas ni su admiración paterno filial por el barbudo de la Isla, a diferencia de como aquí lo hace Arkaitz Rodríguez que no se oculta y organiza funerales tras su fallecimiento. Y es que, en Venezuela, país catalogado el segundo con mayor emigración del mundo (cinco millones), un amplio sector irresponsable con demasiada superficialidad, le hizo presidente. Veintidós años después, la mayoría de los que votaron a aquel salvador, viven en el extranjero. En Euzkadi no son los sirios, ni los palestinos, ni los saharauis sino los venezolanos quienes siguen llegado de forma continua. Más de cinco millones han huido del país, muchos de ellos andando, desde un estado soberano donde no funciona nada, con presos políticos, sin reconocimiento internacional y por no tener, no tienen ni gasolina siendo un país petrolero riquísimo. No exagero. Pregunten a esos miles de venezolanos que viven hoy en Euzkadi y que como están invisibilizados, a pesar de ellos, no son noticia. Y pregunten a los vascos venezolanos que tras una vida de trabajo llevan cuatro años sin cobrar una pensión ganada con el sudor de su frente. Pensionistas de carne y hueso de los que la plataforma de pensionistas y los sindicatos no se acuerdan. Los palestinos, los sirios, los saharauis no son la primera emigración en Euzkadi. Lo son los venezolanos tan silenciados, como por otra razón, lo ha sido el abusador de Zarautz porque “es uno de los nuestros”. Ser refugiado no es una opción voluntaria, es una opción forzada por los conflictos, por el hambre, la miseria y la persecución. Pero de esto, aquí no se habla. No es políticamente correcto, mucho menos si nuestro Arkaitz pisa la alfombra de un dictador y encima le aplaude. No invento nada.

Ese es al parecer el modelo con máscara de Sortu (Bildu no existe) donde Arkaitz Rodríguez será elegido parlamentario vasco el 12 de julio para desde su escaño actuar como gran Comisario y exponente de una radicalidad ideológica, sin haber hecho la necesaria perestroika en ese mundo que cree que las pintadas en cuarenta batzokis son una anécdota y encima se quitan con acetona. Extraordinaria catadura moral cuyo programa será tratar de encerrar y dogmatizar aún más la política vasca. Repito. No nos olvidemos del homenaje a Fidel Castro que organizó en el Puerto de Donosti tras el fallecimiento del comandante cubano que dejó a su hermano al frente del cotarro. Que nadie se engañe. No es una anécdota. Estos Comisarios no son tibios socialdemócratas, aunque su gente, como los votantes de Chávez crean que es una plataforma independentista obsesionada por el derecho a decidir y por acercar a los presos, que también.

Ese es el envoltorio de una ideología tóxica que cayó con el Muro de Berlín pero que ellos increíblemente siguen propiciando. No en vano, en un rasgo inusual de sinceridad, llegaron a llamarse Partido Comunista de las Tierras Vascas y no los señalo como obsesión sino describiendo una realidad para destacar el paño que nos venderán con máscara en la campaña para que esa clase media propietaria vasca no crea en milongas como creyeron hace 22 años los venezolanos bien intencionados. La terminología no es neutra y si ellos nos dicen que somos la derecha vasca neoliberal burguesa y autonomista defensora de Confebask, no estaría nada mal llamarles como lo que son, aunque se vistan de seda y aparezcan con el look de la modernidad y no de mercadillo como en el pasado y como en aquellos mítines apocalípticos del Velódromo con encapuchados, quemas de banderas y gritos hoy irrepetibles. Arthur Koestler ya decía que si tuviera que escoger entre vivir bajo el mando de un comisario soviético o de un coronel inglés viejo e imbécil elegiría a éste sin vacilar. Y sabía de lo que hablaba.

Enrique Iza fue comandante del batallón Gordexola. Tuvo que exiliarse y su hijo vive en Caracas. Me acaba de escribir lo siguiente:

Querido amigo: Estoy llorando al escribir estas líneas. Indescriptible lo que ocurre en Venezuela. Para qué entrar en detalles de tantas atrocidades, habría que hacer una descriptiva de todas: Cuando presentaron un moribundo por las torturas en un tribunal a un cadete de la Armada venezolana. Mucha gente en estado famélico, delgadez extrema, etc. La destrucción de Venezuela, No solo en lo económico, sino en valores, principios, moral. Hacer esta destrucción sí tiene que ver con el marxismo, el comunismo. La cizaña que le han metido a la gente hace que todo ande mal. Que más te voy a decir Iñaki. Es un Régimen que entró mediante votación democrática y no quiere salir de la misma manera, haciendo infinidad de trampas, mentiras, argucias, perversidades para ello. Confío en Dios. Enrique Iza”.

De esto no hablarán en la campaña. Nos presentarán programas demagógicamente irrealizables donde no nos dirán de donde se puede sacar el presupuesto para hacerlo. Si por ellos fuera no tendríamos el Metro en Bilbao y no quieren se haga en Donosti, como aquellos colonos con el “caballo de hierro”, ni con la incineradora, ni con nada y la emprenden con la Y y con todo lo que pueda ser manipulado. Por eso hay que tener claro que nos jugamos cuatro años de modernidad, progreso y lucha democrática contra las desigualdades sin fórmulas ocultas no bajo una mascarilla, sino bajo una máscara.

Finalmente. El 9 de julio cumple el P. José Ramón Scheifler cien años. Es el intelectual que más veces ha escrito en Deia desde su gran formación humanística y sus distintas experiencias educativas en Europa, Guatemala y Euzkadi. Personas con esta calidad es la que en estos años ha mantenido encendida la antorcha de los principios.¡¡Zorionak!!

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