www.diariocritico.com

De opado a opador

viernes 18 de enero de 2008, 18:37h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.

Bien por Manuel Pizarro, la gran esperanza del Partido Popular de las Españas. Un turolense con madera de héroe cívico. Y carrerón que nos lleva el buen hombre… Abogado del Estado, agente de Cambio y Bolsa, vicepresidente de la Bolsa de Madrid, consejero de Telefónica y, especialmente, ex presidente resistente de Endesa. Lo que se dice un prócer. Casi –o sin casi-- un benefactor de la Patria.

Porque, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y pizarreados niños y niñas que me leéis, Pizarro, el eléctrico, es la gran apuesta de Marianito Rajoy en estas elecciones generales. En un ejercicio de real politik, el presidente-delegado del PePé, ha vuelto a los orígenes aznaristas, ha regresado a las fuentes de la vera sabiduría, ha retornado al Buen Camino y vira al centro de la extrema derecha. Vamos, que el PePé es el punto en el que confluyen todos los vectores de la derecha. O sea, que es un partido de derechas. ¡Y a mucha honra!, pueden decir los dos turolenses –el otro es Federico y predica en la cadena mitrada—con más influencia en los destinos de la calle de Génova. Está clarísimo: blanco y en botella…

Esto se anima cosa mala, pequeñines/as míos/as. Si los sociatas de ZetaPé van de rojeras radicales, los peperos van de liberales a ultranza, especialmente a ultranza. Para eso Rajoy, con el visto bueno de José María Aznar, no sólo ha mandado a la madrileña covachuela municipal de Cibeles a Ruiz Gallardón, sino que ha fichado a Manuel Pizarro, que es un hombre con currículum. Fijaos sino en cuando estaba en como presidente de Endesa y se defendió como un gato panza arriba ante la OPA de La Caixa (hostil, por supuesto) sobre la compañía eléctrica. Él dijo que lo hacía por defender los intereses de los accionistas. Y, claro, buscó el caballero blanco en Alemania. Se trataba de conservar la total españolidad de la compañía, amenazada por el brazo financiero de la Cataluña tripartita. “Antes alemana que catalana”,se dijo Pizarro, pensando en España. Y aguantó la OPA.

Ahora, en cambio, es Pizarro, como número dos del PePé por Madrid, quien pasa de ser opado a opador. Porque su fichaje es, ni más ni menos, ni menos ni más, la OPA –para unos amistosa, para otros hostil— que los dirigentes del peperío patrio lanzan a la sociedad española. Y, como todos en semejante trance, prometen excelentes dividendos. Para que así, de tal guisa, el próximo 9 de marzo, las elecciones sean más que esto. Que sean como la celebración de una Junta General de Accionistas, en la que se busca la sustitución completa del Consejo de Administración que rija con buen tino, mejor criterio y excelente vista los destinos del Reino de España, S.A.

Puestas así, las cosas, amadísimos/as de mi paternal corazón, casi convendría que los partidos políticos –todos—comenzasen a cotizar en Bolsa hasta la jornada de reflexión, fecha en la que, tal y como dispone la Ley del Mercado de Valores, se suspendería de forma cautelar la cotización de todos, a la espera de los resultados del día 9 de marzo. Seguro que se animaría muchísimo el cotarro y, de paso, nos ahorraríamos el vaginazo de las encuestas electorales, tan contradictorias entre sí. Con sacar al cierre de la sesión el Ibex-35 estaríamos al cabo de la calle.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios