Se nota el pesimismo en filas socialistas. Un pesimismo que nos alcanza también a todos los ciudadanos que hemos venido mostrando esperanzas en que llegue a buen puerto el proceso puesto en marcha por el presidente Zapatero para poner punto final a la violencia de ETA. Las últimas manifestaciones de los dirigentes de Batasuna son descorazonadoras, y el aumento de la "kale borroka" aún lo es más, de manera que no hay que ser un lince para darse cuenta de que el proceso puesto en marcha por Zapatero no va bien, lo que sin duda es una pésima noticia.
Creo que el presidente, que es un optimista incorregible, quizás infravaloró la necesidad de llevar a cabo éste proceso con el visto bueno del PP. Con el principal partido de la oposición en contra intentando minar las posiciones de Zapatero y del gobierno por éste proceso, las cosas son más difíciles. Y, ni el presidente ha sido capaz de convencer a los populares de que le acompañaran en este empeño, ni los populares han querido colaborar con él. Es decir, se ha hecho política partidista y por tanto con poca altura de miras.
Pero la realidad es la que es, y por tanto no caben engaños, es ETA quién tiene que decidir dejar las armas para siempre y acabar con la violencia. Esa es la condición previa a cualquier otra consideración, y ellos lo saben.
Zapatero está sufriendo un fuerte desgaste a cuenta de su política por la paz, aún así el presidente sigue adelante porque es mucho lo que está en juego, y en mi opinión hay que apoyarle. Si el proceso fracasa, que las consecuencias las pagaremos todos, de manera que todos los demócratas deberían de estar empujando a favor para que el proceso no descarrile. Y no, no se deberían buscar réditos políticos cuando lo que está en juego es nada menos que el fin de la violencia etarra. Es desolador que se esté disipando la esperanza.
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