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La Selección, una chirigota sin gracia

La Selección, una chirigota sin gracia

jueves 16 de noviembre de 2006, 10:23h
Inasequible al desaliento, que se decía/escribía en la oprobiosa -léase dictadura franquista-. Así es la Selección española de fútbol desde tiempos inmemoriales. Así va de fiasco en fiasco, de petardo en petardo, de derrota en derrota...hasta la final. Pero es que incluso en los últimos meses, tras el igualmente decepcionante Mundial de Alemania, está batiendo récords de negatividad. Nunca el equipo había acumulado en tan poco tiempo tanto fracaso, en partidos oficiales de clasificación y en amistosos. Cual el de este miércoles ante una selección de medio pelo  como es la de Rumanía.

Cómo sería la cosa que hasta la entregadísima y también inasequible al desaliento afición gaditana, en su apoyo al equipo desde que arribó a la 'Tacita de plata' el lunes, se hartó y despidió con pitos a jugadores (menos) y seleccionador (más). Y es que los gaditanos, acostumrados a las chirigotas, las quieren con gracia; o sea, lo que no tiene la situación y actuación nefasta del combinado nacional. Hay que echarle una cantidad industrial de sentido del humor para reírse y no llorar, protestar o pitar.

Y uno ya no sabe qué será lo peor. Uno no lo sabe, quiá. Si el previsible y aburrido juego global del equipo. Si  el escaso rendimiento de los cambios que Luis introdujo, ya que sólo Silva cumplió, pero no los nuevos o casi nuevos Javi Navarro, Ángel, Angulo y Oubiña. Si los habituales regalos, descoordinación y falta de concentración defensiva. Si el escaso nivel del medio de los centrocampistas, aunque Luis se lució también, porque en la primera parte estaban cumpliendo medianamente Xabi Alonso y Ces, lo que no hicieron sus sustitutos Senna y Oubiña.
Lo que uno sabe, sin entrar a valorar lo que suena a tomadura de pelo: las declaraciones despectivas de Luis tras el encuentro diciendo que el equipo le gustó y que siempre se extraen conclusiones positivas; lo que uno sí sabe es que con él al frente no hay remedio. Con él -tan pesetero a la hora de agarrarse a un contraro verbal y tan incumplidor al no dimitiar tras el Mundial cual había prometido-, y con su valedor el presidente de la Federación, Ángel Villar, -otro impresentable- no hay solución. Lo que uno sí sabe es que con ambos la triste chirigota y la acumulación de fiascos seguirá 'per omnia saecula saeculorum'. Amén, y que Dios nos coja confesados a los aficionados.
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