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Ochenta ochenta

Ochenta ochenta

domingo 19 de octubre de 2008, 05:30h

Los periodistas contribuimos a la paz o a la guerra? ¿Estamos conscientes de que una “jalada de lengua” puede provocar un conflicto diplomático (y hasta bélico) entre dos países? ¿Cuánta ética manejamos el momento en que privilegiamos obtener LA declaración de un presidente contra otro en lugar de buscar que el entrevistado tienda puentes para recuperar la armonía entre las naciones?

Las preguntas vienen a propósito de la entrevista al presidente Correa, publicada en el diario A Folha de Sao Paulo, Brasil, que provocó que el presidente Uribe desechara la idea de venir al Ecuador para la cumbre de la Comunidad Andina y mirar la posible reinundación de relaciones rotas desde el 3 de marzo, dos días después de que el ejército colombiano bombardeara un campamento guerrillero de las FARC en la selva norte ecuatoriana.

Al jefe de estado colombiano le molestó mucho, según dicen en Bogotá, que Correa dijera que "no perdonaría nunca a Uribe por la agresión militar".

Entonces se desató una guerra de comunicados que ha terminado con la esperanza de que ambos gobiernos vuelvan a mirarse como hermanos.

¿Tiene responsabilidad la prensa o son Correa (por no medir sus palabras) y Uribe (por hipersensible) los culpables de mantener la ruptura diplomática?

A los políticos se les encandilan las ideas cuando les ponen al frente un micrófono o una cámara, mucho más si se trata de “prensa internacional” (oh, mi opinión va a a ser leída por millones de personas).

Y hablan casi sin pensar, desde la emoción, el patrioterismo, el hígado, la vanidad. Al fin y al cabo son tan poderosos… ¿Alguien se atreve a cuestionarlos?

Pero somos responsables también los periodistas. Lo digo desde la autocrítica. He hecho muchas entrevistas con cierto morbo inconsciente de conseguir, a como dé lugar, la frase que conmueva, golpee, provoque una reacción contundente…

En la universidad nos enseñaron que una entrevista solo es buena cuando otros medios te copian, cuando se arma un lío, cuando se desata un interminable cruce de aclaraciones, acusaciones, precisiones, rectificaciones, amenazas, demandas penales... Qué pieza de oro para nuestra egoteca… 

Y resultamos excelentes alumnos de esa escuela de lo sensacional, de buscar la lengua del uno para que mañana el otro haga lo mismo. Y nos creemos poderosos, y pensamos que tenemos el control...

Todo es un círculo perverso. la inmadurez patriótica del señor que no perdona y la delicada sensibilidad del señor que bombardea y luego pide disculpas nos tienen mordiendo las uñas.

Dicen que en Colombia 80% de ciudadanos rechaza a Correa. Que en Ecuador 80% rechaza a Uribe. Por tanto, 80-80 es una fórmula exitosa para Uribe y Correa: son muy populares en sus países, ganan todas las elecciones, controlan el aparato del estado, sus seguidores los idolatran, las denuncias sus regímenes se quedan en el limbo…

Así que, en el caso Ecuador-Colombia, 80-80 es la fórmula de las lenguas lúcidas y los intereses oscuros.  

rubendariobuitron.wordpress.com
El blog del periodismo y los periodistas
 


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