Escaño Cero. La visita

La visita de Teodoro Obiang a España ha sido un despropósito. El presidente guineano es uno de los dictadores más feroces del mundo y el suyo es un régimen corrupto. En Guinea la gente se muere de hambre y, sin embargo, el país es inmensamente rico en recursos naturales. Tiene petróleo. Si el régimen no fuera como es, los guineanos podrían tener una renta per cápita altísima, puesto que son sólo medio millón, pero desgraciadamente se tienen que conformar con menos de un euro al día.
   En España viven muchos exiliados guineanos, algunos supervivientes de las cárceles de Obiang, que relatan historias estremecedoras. Es evidente que con el historial que tiene el presidente Obiang es un personaje non grato para la mayoría de los españoles, de manera que difícilmente su viaje oficial podía salir bien pese al empeño, excesivo empeño -¿por qué?- del ministro Moratinos.

   Para empezar, la descoordinación institucional ha sido tan evidente que ha rozado el ridículo. Los desmentidos de Exteriores a Moncloa, de Moncloa al Congreso de los Diputados, del Congreso a Exteriores, de Moncloa al PP, etc, etc, etc, han sido un despropósito. Y ya para rizar el rizo las imágenes de quienes han recibido a Obiang hablaban por si solas. El rostro del presidente Zapatero dando la mano a Obiang, era todo un poema. El gesto adusto del Rey. El rictus de circunstancia de Mariano Rajoy. Otros más listos, como el alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón, simplemente evitaron la foto.

   La pregunta es por qué el ministro Moratinos se ha empeñado en invitar a Obiang a España y las respuestas son múltiples, una porque Guinea tiene petróleo y las empresas españolas quieren un trozo de la tarta; otra porque es el único país de Africa donde se habla español, fue antigua colonia, y España no puede perder su influencia, ya de por si escasa, en la zona, etc, etc, etc.

   Otros afirman que si bien Obiang es un dictador terrible, también lo es el presidente de China o Fidel Castro, incluso apuntan a Putin, o a los presidentes de Irán, los del pasado y los del presente, con los que sin embargo Zapatero se fotografía, o tantos otros mandatarios que son dictadores. De manera que, justifican, si España se pone exquisita sólo podría recibir a pocos gobernantes puesto que no hay tantas democracias en el mundo.

   El caso es que la visita de Obiang ha sido un fiasco, y el dictador se ha ido más agraviado que otra cosa, y aquí en nuestro país se ha puesto de manifiesto la improvisación gubernamental e institucional. La visita de Obiang es fruto del empeño personal del ministro Moratinos, demasiado empeño para tan gran fiasco.