“Aguirre es muy poco liberal con Caja Madrid”

¿Cómo está siendo el salto de UPyD de política nacional a política autonómica y local?
Realmente no ha habido un salto. Cuando nacimos había un proyecto a nivel nacional. Pero es un proyecto que tiene en cuenta la realidad del Estado, con sus comunidades autónomas y municipios. Por eso, desde el primer momento, hemos creado comités electorales locales en torno a actos de política nacional. Eso nos ha servido para desarrollar una estructura asociativa en la región. Una vez que hemos conseguido representación en el Congreso –Rosa Díez-, ahora lo que hacemos es expandir esa organización territorial.

¿Cómo se estructuran en la Comunidad de Madrid?
Tenemos una coordinadora territorial en la que tomamos decisiones organizativas y políticas. También vamos a realizar en enero una especie de conferencia política en la que aprobaremos propuestas políticas para la Comunidad de Madrid y sus municipios.

Numerosos expertos van a presentar sus proyectos y, posteriormente, se debatirá con la afiliación -3.000 personas- y con asociaciones externas para fijar posición política. También tenemos comités electorales en muchos municipios de Madrid -Parla, Torrejón de Ardoz, San Sebastián de los Reyes, Las Rozas, El Escorial, Getafe, Móstoles, Alcalá de Henares, entre otros- y en la capital tenemos también uno por distrito.

¿Cómo piensan aplicar sus ideas en la política municipal y autonómica?
En política siempre hay que ser pragmático. Eso no significa que no tengas ideas, sino que planteas acciones para solucionar los problemas de la gente. No desde juicios ‘a priori’, que son los que provocan errores. Planteamos y votamos por propuestas que nos parecen útiles para la gente por lo que dicen, no por quién las dice. Y tenemos muchas ideas para conseguir cambiar las cosas. La primera, la superación de la diferencia entre izquierda y derecha. Proponemos la transversalidad sin ser bisagra de nadie.

Queremos traer ideas nuevas. Eso implica diferenciar entre políticas reaccionarias, que son las que llevan a la división y al fundamentalismo; y de progreso, que son las que se preocupan en buscar la mejora de las condiciones de vida de las personas mediante soluciones que garanticen la libertad y la igualdad. Y esto no es cuestión de PP o PSOE. Por ejemplo, en los últimos cuatro años, con el Gobierno de Zapatero, según datos del INE, han aumentado las desigualdades sociales en España. Nosotros queremos que esas diferencias entre los que más tienen y los que menos, disminuyan. Lo deseamos porque creemos que es bueno, pero también porque, incluso desde una perspectiva liberal como es la del PP, eso permite que crezca el mercado y haya progreso económico y tecnológico.

¿Qué es lo que pretenden cambiar?
Queremos ser coherentes con lo que pensamos. Defendemos la libertad, la igualdad y el entendimiento entre la gente desde el diálogo para llegar a conclusiones y acuerdos comunes. Deseamos una regeneración democrática con un sistema electoral en el que no haya tantas distorsiones en relación con la proporcionalidad. Que se reforme la Constitución en determinados aspectos, queremos cambiar ciertas cosas en la educación, en la sanidad, en la política exterior… Hay que conseguir que los alcaldes los elijan los ciudadanos y que las listas de los partidos sean abiertas, que el sistema de elección sea más democrático y que los ciudadanos puedan elegir de manera más concreta quién les representa.

¿Cuál es su impresión sobre la política madrileña?
Hay cosas que se están haciendo bien. En la región, se han llevado a cabo determinadas políticas que han permitido que Madrid sea uno de los sitios donde más se ha crecido económicamente. Pero estamos preocupados con varias cosas. Hay mucho amiguismo y eso genera una administración autonómica muy clientelar donde se colocan a los amigos y eso repercute en la poca profesionalidad y capacidad para operar de los poderes públicos. 

Tampoco funciona la educación. El fracaso escolar regional es muy elevado, se está abandonando la escuela pública. Existe una responsabilidad de garantizar una educación de calidad y las políticas que se están realizando no sirven para mejorarla, ni en el sistema público ni en los centros concertados. La situación de la universidad pública también es muy preocupante. En mi opinión, hay un exceso de capacidad y no se racionalizan los recursos. Se podrían fusionar universidades para disminuir la burocracia. Tampoco se trabaja en la calidad de las mismas. Las universidades madrileñas no están entre las mejores del mundo y eso determina que muchos ciudadanos no tengan la mejor cualificación y, por tanto, que sus capacidades sean menores, que tengan peores trabajos y peor calidad de vida.

También critican el sistema sanitario.
En sanidad, queremos que el servicio sea gratuito, universal y el mejor posible, sin prejuicios sobre los modelos de gestión. Y creemos que no se cumplen estas bases. No tenemos ninguna certeza de la eficacia del sistema de gestión privada de hospitales. Tenemos la sensación de que no hay un plan bien estructurado en la construcción de centros hospitalarios. Nos preocupa que no se maximice el capital físico y material del sistema: que haya carencia de médicos, máquinas paradas y quirófanos sin uso durante buena parte del día, con el enorme coste que eso supone.

¿Qué le parece la privatización de empresas públicas?
En mi opinión, la gestión de una empresa privada o mixta no tiene por qué ser mala. Por ejemplo, Aguas de Barcelona es una empresa privada que funciona muy bien, da buen servicio y se ha internacionalizado por ello. Cuando uno se fija en Madrid ve la forma en la que se propone una privatización del Canal de Isabel II que se realiza, no tanto porque crean que es un mejor modelo de gestión o porque tenga un mejor rendimiento económico, sino porque quieren sacar dinero para no se sabe muy bien qué de una empresa que tiene un monopolio natural como el agua sin establecer un control de mejora de la eficacia de la gestión. Si se realiza esa privatización se tienen que llevar a cabo controles muy claros en el servicio para controlar su eficiencia en el servicio público y que eso no repercuta en el precio para el consumidor. Si eso no se controla, no interesa la privatización porque implicará una subida de precios y un empeoramiento del servicio.

¿Qué opina del conflicto de los populares en Caja Madrid?
El Gobierno de Esperanza Aguirre, que se dice muy liberal, es muy poco liberal en sus comportamientos. Un ejemplo es Caja Madrid. Hay que evitar que una facción de un partido se dedique a utilizar Caja Madrid en su beneficio. Esta caja es de sus depositantes, no de un partido político. Y su misión es dar un buen servicio financiero y tener una buena obra social. A lo mejor, buena parte de la poca transparencia de los reales decretos y manifiestos relacionados con los activos financieros tienen que ver con que PP y PSOE no están interesados en que se sepa qué pasa en las cajas de ahorros porque las controlan ellos. Nosotros queremos que haya transparencia absoluta.

¿Cómo está afectando la crisis económica a Madrid?
En los ayuntamientos hay muchos gastos impropios que son gastos clientelares. Es decir, se paga por hacer cosas que no están entre sus competencias. Por ejemplo, en Madrid, casi una cuarta parte de los ingresos se gastan en ofrecer servicios que no son competencia del Gobierno municipal: asistencia social, seguridad ciudadana… Las llevan a cabo porque tienen detrás la presión de los vecinos, que les exigen servicios que necesitan. Los ayuntamientos se los dan aunque no les competa porque así se les convierte en una especie de clientela. De esta forma, ganan votos y asientan sus mayorías. Luego ese dinero se quita de otras competencias que sí son de las corporaciones locales y es cuando vienen las carencias, las subidas de impuestos y la creación de ordenanzas recaudatorias.

Han sido muy críticos con la Ordenanza de Publicidad Exterior del Ayuntamiento de Madrid.
El Ayuntamiento de Madrid pretende monopolizar la publicidad. Esta Ordenanza limita la libertad de expresión, la libertad de empresa y de trabajo. Pretenden que sólo pueda haber publicidad en sus autobuses o en sus chirimbolos y así poder obtener más dinero. Además, dicen que hay trabajos que afectan a la dignidad de los trabajadores. El llevar un cartel con el lema ‘Vendo oro’ te reporta 600 euros al mes y te permite pagar el alquiler de tu casa y mantener una familia. Será el trabajador el que decida si es digno o no, no el Ayuntamiento. Detrás de esto hay una molestia estética. Quieren tener una ciudad impoluta en la que no se note que hay personas que tienen que desempeñar determinados trabajos para vivir. Considero que si no les gusta, se tienen que aguantar porque la calle es de todos los ciudadanos, no del alcalde.

¿Han hecho un cálculo de los votos que pueden obtener en las próximas elecciones municipales y regionales?
Los votos son de los ciudadanos, no nuestros. No hemos hecho cálculos sobre nuestras perspectivas todavía, pero la impresión es buena. Hasta ahora hemos congregado votantes de los otros partidos y de gente que no ha votado nunca. En todo caso,  nuestro mensaje puede llegar a todo el mundo porque está dirigido a todos. Los primeros a los que ha llegado son a las personas que tienen más interés por la información política. Y hemos llegado a mucha gente, como lo demuestra la respuesta que tenemos cuando sacamos el partido a la calle. En todo caso, nuestro interés radica en preocuparnos por los madrileños pero pensando en el conjunto de los españoles. Vamos a hacer política desde las comunidades autónomas, pero vamos a reivindicar que determinadas políticas que se hacen desde las comunidades autónomas vuelvan al Estado como la Educación y la Sanidad para garantizar la igualdad entre todos los ciudadanos. Estamos dispuestos a quedarnos para intentar cambiar las cosas.