La revolución de las mujeres

Un chorro de aire fresco que ha nacido en el 10 de la Rue de Solférino (Sede parisina del Partido Socialista Francés), recorre los Campos Elyseos,  discurre bajo el Arco del Triunfo, se arremolina en el Sena, y comienza a golpear con fuerza las puertas de El Eliseo. Francia entera y Europa y el Mundo, observan, entre la incredulidad, el desconcierto y la ilusión, como una mujer con una visión iconoclasta de los preceptos socialistas gana la batalla frente a sus sesudos, dogmáticos y misóginos compañeros de partido. Y la gana por goleada.          

Ségolène  Royal, nacida en la capital de Senegal en 1953, es una mujer atractiva, inteligente y culta que ha sido capaz de devolver la esperanza a un Partido Socialista Francés, deteriorado tras el varapalo electoral que sufrió en las últimas elecciones y que provocó el abandono de su líder Leonel Jospin. Y esa esperanza recuperada por los socialistas muy bien podría contagiar a una gran parte de un  electorado bastante harto de los políticos convencionales y la política convencional. Una corriente que recorre Europa y también  España.

La renovación está servida. Porque en política no hay un sentimiento más atractivo, un argumento que venda más que el de la esperanza. Ségolèn Royal, con mensajes inteligibles y conceptos racionales y pragmáticos sobre seguridad, carta escolar, democracia participativa, ha sabido transmitirla, sin duda, a su partido y también a la opinión pública que es el preámbulo del éxito. Nunca unas elecciones primarias, restringidas al ámbito cerrado del partido, habían despertado tanto interés. Lo cierto es que quienes en su día afirmaron que las primarias sólo servían para dividir a los partidos y poner en evidencia sus contradicciones y sus rivalidades, se equivocaron estrepitosamente, porque nunca podría esperar la candidata mejor campaña publicitaria preelectoral que la realizada  con este episodio.

Que distinto habría sido que el candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián hubiera sido elegido por este procedimiento tan democrático y no como ahora que sólo le conoce el dedo que le designó: el de Zapatero.

Lo cierto es que la derecha francesa, en la que el ministro del Interior Nicolás Sarkozy  -bastante tocado por las revueltas de los barrios marginales-  se postula como cabeza de cartel en las elecciones presidenciales del 2007, ha recibido esta victoria de Ségoléne como un serio toque de atención. Y están empezando a ver que la fórmula renovadora de la izquierda podría ser contrarrestada por otra similar desde sus filas.  Y así, la actual ministra de Defensa, Michéle Alliot-Marie, comienza a enfrentarse a su colega Sarkoczy y a optar con fuerza a encabezar su partido y obtener la designación como candidata.

El primer mensaje de Ségolèn a los franceses ha sido una invitación a "imaginar la  Francia de mañana" . Todo parece indicar que en Francia ha empezado una nueva revolución: la de las mujeres y su lógica. A lo mejor, como ocurrió con la Revolución burguesa , esto cambia Europa y algo llega a nuestro país.