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La 'tormenta perfecta'

La "tormenta perfecta"

lunes 21 de septiembre de 2009, 13:46h
   El síntoma más evidente de que el Gobierno es un buque al borde del naufragio es la unanimidad búlgara del Comité Federal del PSOE en apoyo al timonel. Y nada mejor para lograrla que la vieja coartada, Arsuaga descubrirá cualquier día que ya era utilizada en Atapuerca, del enemigo externo. Amenazados por un mar embravecido de cuatro millones de parados producto de una crisis, de la que otros emergen pero donde nosotros seguimos retrocediendo muy "victoriosamente", la primera derivada, tras haber negado la amenaza de tormenta y hasta la tormenta misma hasta que se convirtió en espantosa galerna, es buscar culpables del oleaje y cerrar las puertas a cualquier posible responsabilidad en la elección del rumbo del navío.

   Así, que primero fue Bush, después, y siempre, Aznar y la pérfida oposición, el empresariado en su perversidad capitalista y ahora el amigo traicionero. Y esta es la gran novedad del momento: el aliado primordial, el portaviones mediático de defensa y ataque, el grupo PRISA se convierte en el responsable e instigador de todos los problemas del presidente. Y el combate contra esa amenaza y la victoria contra esa fuerza ahora maligna supondrá el fin de las tempestades.

   Cierto que el PSOE tiene motivos en dolerse de que quienes fueran los amigos y beneficiarios hayan cambiando las cañas y las mieles  por lanzas y hieles. Cierto que PRISA tiene los suyos al sentirse agraviada porque se ha cambiado de válido y que ahora sea otro grupo el que recibe las prebendas y favores. Y no deja de tener sentido que los competidores, léase El Mundo y Pedro J., vean en ello la oportunidad soñada de hacer sangrar todo lo que pueda esa herida. Motivos si. Razones ninguna.

   Porque ni era de recibo lo anterior ni está siendo lo actual si todo ello se debe, como parece, a privilegios derivados de intereses nada públicos y muy privadas privanzas. Y ni siquiera el rival mediático en discordia la tiene al aparecer, ante crecientes estupores, como alborozado jaleador de Zapatero en tal pelea.

   Porque al margen de TDT, intereses empresariales de grupos de comunicación, al margen de catarsis colectivas de ciudadela rodeada, al margen espejismos de que delante hay agua a raudales, la realidad de la calle, la tormenta, lejos de amainar, empeora. O ¿es mejorar que vaya a haber todavía más parados? Porque ese es en definitiva el horizonte por mucha retórica de "brotes verdes" que pretenda echársele.

   El Comité federal del PSOE ha celebrado un conmovedor y hasta lógico akelarre. Han salido muy reconfortados de la reunión de oficiales, en el camarote del capitán, bajo el puente, a cubierto de truenos y relámpagos, pero a pesar de toda la euforia provocada por  ron ideológico ingerido, aunque no quieran ni verla, la cubierta esta batida por las olas, el barco -independientemente de que ahora también el dedo que señale sea el de PRISA- es una luna a la deriva y su solución, que sean los bolsillos ciudadanos quienes pagan las vías de agua que su errática derrota ha provocado, lejos de serlo es empeñarse en el error y, quizás, ¡ojala en esto nos equivoquemos!, meternos en la "tormenta perfecta", en el naufragio que nos lance, por lustros, contra las rocas.
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