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¿Estamos locos o qué?

La columna de Gema Lendoiro: 'Tú cállate que de esto no entiendes'

La columna de Gema Lendoiro: "Tú cállate que de esto no entiendes"

jueves 12 de noviembre de 2009, 10:40h
A veces me encuentro con gente que me lee y me dice: “Te leo pero te has vuelto un poco facha”. Entiendo que es una manera de hablar y por eso no le doy demasiada importancia. El término facha es algo mucho más elaborado y significa otras cosas bien distintas a mí que nada tienen que ver con criticar un gobierno que actualmente es de izquierdas. Suelo poner en solfa ciertas actitudes de algunos miembros del gobierno cuando las encuentro ridículas, carentes de sentido común. Una de las personas objeto de mis ataques favoritos es Bibiana Aído, ministra de Igualdad a la que veo con muchas ganas pero poco acierto y muy poco preparada.

Pero esto no es óbice para que piense que todo lo que ella diga es un despropósito. Y ahora acaba de hacer unas declaraciones con las que estoy bastante de acuerdo: que muchos refranes de la cultura popular son machistas. Lógico, son antiguos y si el refranero recoge la sabiduría popular, entre lo popular estaba (y está) lo machista.

Quién bien te quiere te hará llorar yo no diría que es machista, sino masoquista. Nadie que te quiere puede querer para ti tu desgracia e infelicidad. Si desea eso es porque te odia, te desprecia. Me da igual que sea un amor entre pareja o entre amigos o familiares. Dos que se pelean, se atraen es otra estupidez. Las parejas que están siempre a la gresca y que terminan luego resolviendo sus conflictos entre las sábanas se tienen, efectivamente, atracción física, pero no amor verdadero. Las discusiones son necesarias, pero los gritos y las tortas no forman parte ya de ese mundo de respeto y cariño.

En cualquier caso, en el tema del machismo estamos en pañales y gateando todavía. Queda mucho por hacer. Y además queda lo más difícil, que es cambiar el pensamiento de la sociedad. Mujeres que no avanzan en sus carreras profesionales porque se quedan embarazadas, mujeres que son miradas de reojo porque no desean tener hijos, mujeres que son miradas de reojo porque deciden quedarse en casa a cuidar a sus hijos, mujeres que son miradas de reojo porque están liberadas sexualmente. Todo, si se fijan, tiene que ver con la reproducción y la sexualidad, como si la mujer fuese sólo eso, una mera trasmisora de los hijos que el hombre desea tener.

Y en algo tiene razón el ministerio. Hay que empezar a cambiar el lenguaje y evitar decirles desde pequeños a los niños frases como: los niños no lloran, los niños juegan con coches y las niñas con muñecas, María recoge la mesa (cuando hay más hermanos varones)….Porque a lo mejor (y digo a lo mejor) ese niño educado así, en la igualdad entre sexos, probablemente el día de mañana no interrumpa a su mujer en una cena entre amigos con una frase que he oído bastantes veces: “tú calla que de esto no entiendes”

El maltrato es una cosa mucho más profunda que frases, pero los maltratadores empiezan siempre despreciando por la boca hasta que terminan levantando la mano. Así que, por si acaso, determinados comportamientos verbales, ojo con ellos. Porque pueden llevar, o no, a cosas más graves, pero por si acaso. Esto yo lo comparo con que meterse un día una raya no significa necesariamente que te vayas a convertir en cocainómano, pero por si acaso, mejor no probarlo, no vaya a ser que te guste.

Sé que todo esto es complicado, nos llevará tiempo. Pero no hay que tirar la toalla y hay que persistir en el empeño. Cuando las sufragistas británicas empezaron a elevar sus voces todos se rieron de ellas y las desanimaron…pero gracias a aquellos esfuerzos hoy las mujeres votamos y a nadie le parece algo descabellado. ¿Verdad?
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