En su escrito,
Gallego califica de "endebles" los argumentos utilizados por el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 para recusarla y añade que la supuesta enemistad que ella le manifiesta "deriva de su propia y exclusiva convicción o deseo", sin que puedan aplicarse como causa para su abstención.
Garzón recusó también a los vocales de este órgano
Margarita Robles (designada a propuesta del PSOE) quien ya decidió apartarse de este asunto, y al vicepresidente del CGPJ,
Fernando de Rosa, que tiene pendiente presentar su escrito tomando una decisión al respecto en los próximos días.
Gallego recuerda que ella no forma parte de la Comisión Permanente del Consejo, que es la que ha iniciado el expediente de suspensión de
Garzón, por lo que entiende "inadecuado" el momento procesal elegido por Garzón para formular la petición de abstención. "Debería por ello rechazarse al tratarse de una pretensión 'pro futuro', vedada, en este ámbito, por nuestro ordenamiento jurídico", afirma.
La sombra del "ácido bórico"
A lo largo de su escrito, la vocal recusada niega que exista "enemistad" entre ella y Garzón por su investigación como juez de instrucción número 35 de Madrid del denominado "caso del ácido bórico", del que el juez de la Audiencia Nacional hubo de inhibirse, y tampoco por el hecho de que, según palabras del magistrado, Gallego revertiera y diera la vuelta a su labor instructora sobre este asunto, referido a los informes periciales realizados a raíz del hallazgo de la citada sustancia en el domicilio de un islamista. Garzón también la acusa de perseguirle desde que llegó al CGPJ.
"A la vista de la endeblez de los hechos que esgrime el recusante, basta la aplicación sobre éstos, de los preceptos legales invocados y de la nutrida y consolidada doctrina Jurisprudencial del Tribunal Supremo, para rechazar la pretensión deducida por el interesado", añade el escrito.
Gallego recuerda que el Tribunal Supremo exige como requisito para aceptar una recusación "la determinante necesidad de probar la realidad de la aversión que se denuncia", lo que no se da en este caso.
"Pero es que a mayor abundamiento, y a la vista de cómo describe el recusante la hipótesis de una "posible" enemistad (...) bien parece que la "enemistad" que denuncia, deriva de su propia y exclusiva convicción o deseo; queda huérfana de prueba y en modo alguno procede elevarla, como pretende, a la condición de hecho requerida, para apreciar la "circunstancia personal" en que consiste la "enemistad manifiesta", que queda como ha dicho absolutamente inacreditada", añade el documento presentado por la vocal.
Por su parte, la vocal Robles decidió apartarse de la resolución del expediente de suspensión cautelar que se tramita contra el juez si bien negó la enemistad manifiesta que Garzón le atribuye. Justificó su abstención por el hecho de que ambos ejercieran cargos públicos durante el Gobierno de Felipe González, además de recordar que el juez debió abstenerse de instruir el "caso Marey" según un reciente fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
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