¿Qué va a pasar con el paro?

El test de esfuerzo hecho al corazón de los bancos europeos (esto es sólo una licencia literaria porque todo el mundo sabe que la banca carece de semejante músculo) han diagnosticado que en España no hay, en general, peligro de embolia o carralito. Es una buena noticia aunque algunos expertos califiquen las pruebas hechas como "de risa". Da igual; sigue siendo una buena noticia. Lo malo es que esto dispare las alegrías gubernamentales. Porque aquí tenemos varios problemas pero uno, muy especialmente, sobresale no sólo en las encuestas sino en la vida de cada uno de nosotros: el paro, el maldito paro que no sólo no hay forma de atajar sino que puede ir a peor al menos desde el punto de vista de un observador no muy versado como quien esto escribe.

   Tenemos tantos agujeros en nuestra particular crisis, que cada vez que taponamos uno, otro sale con más fuerza y eso es lo que está pasando y puede pasar con el empleo. El objetivo era -por mandato de Bruselas y por coherencia- disminuir el gasto fuera como fuera. Como el único ministerio que puede hacer eso en plan "macro" es el que dirige el gran timonel José Blanco, Fomento ha paralizado un montón de proyectos en espera de tiempos más propicios. Lógicamente ese frenazo va a repercutir en el empleo y los sindicatos ya han calculado creo que en cien mil los puestos de trabajo que se van a perder. Pero van a ser más porque, sin demanda, muchas pymes relacionadas con el sector no van a tener otra salida que el cierre o en el mejor de los casos, la disminución de jornada o de plantilla. Como la banca -con tan buen corazón- sigue sin dar créditos a particulares y empresas pequeñas se diga lo que se diga en la publicidad, el problema se va a multiplicar. ¿Y por qué no da créditos la banca? Entre otras cosas porque tiene un cliente dispuesto a todo y que es, nada menos, que el Estado.

   Pero es que además otro sector como el del automóvil que se recuperó en los últimos meses de una situación crítica, va a volver a ella porque se junta la subida del IVA con la desaparición del plan de ayudas. Todo el que pensaba comprarse un coche, lo ha hecho en estos meses y no va a ser fácil que la racha siga.

   Por último está la fusión real del sector financiero -muy especialmente de las cajas- que hasta ahora solo han jugado sin llegar al verdadero problema: fusiones de verdad que comportarán el cierre de miles de pequeñas oficinas absolutamente inviables y que ya eran excesivas en tiempos de bonanza.

   Lo que puede salir de este panorama en el que ya estamos, no sé calcularlo pero va a resultar dificilísimo no ya bajar la cifra de desempleo sino intentar que no se dispare. Y con cinco millones de parados, una sociedad no puede recuperarse a no ser mediante un pacto colectivo serio que nos implique a todos a corto, medio y largo plazo. Todo lo que no sea eso, es marear la perdiz o hacer partidismo barato y, lo que es peor, perverso.