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Clase jinete

Clase jinete

miércoles 15 de septiembre de 2010, 08:00h
La competencia y la búsqueda del ahorro en los tiempos de crisis han propiciado el transporte aéreo de bajo coste: se terminó el “gratis total” en los refrescos o en los caramelos o en los periódicos, y se diseñan fórmulas para aprovechar más el espacio de la aeronave y para que quepan más viajeros en una misma superficie… Y ahora, una empresa italiana acaba de presentar una nueva clase, que abarata costos con respecto a la actual “turista”, y que es la llamada “clase jinete”, en la que se propone que los usuarios se colocan en posición vertical,  sujetos y apoyados en un pequeño asiento que se asemeja a las sillas de montar de los vaqueros. Dicen los diseñadores, a quienes no se les puede negar un sentido del humor casi surrealista, que, para trayectos de entre una y tres horas, la incomodidad se puede soportar, del mismo modo que los “cow-boys” se pasan mucho más tiempo, sin quejarse, a lomos de sus caballos por las praderas del Oeste.

Al paso que vamos, tras la “clase jinete” vendrán la “clase estantería”  o la “clase litera” o la “clase sardina”, todas ellas orientadas a aprovechar los espacios sin que ni tan siquiera quede sitio para el miedo a volar.  También podría haber descuentos en los pasajes para los viajeros  que empujen la aeronave desde el hangar hasta la pista (así se ahorra combustible en tierra) o para los que ayuden a cargar las maletas en la bodega.
    
Y  otra  polémica propuesta del no menos polémico  consejero-delegado de “Ryanair”, Michael O´Leary, de que desaparezca la figura del copiloto, que podía ser sustituido por un asistente de vuelo, mucho más barato en su salario, no ha tardado en encontrar respuesta. Uno de los pilotos más veteranos sugiere que el presidente de la compañía sea sustituido por un asistente de vuelo en prácticas, que aún cobra mucho menos, unos 13.200 euros anuales netos. El consejero-delegado de “Ryanair”  es conocido por sus provocadoras sugerencias de los últimos tiempos, como la de los lavabos que funcionen con  monedas o los recargos especiales para los pasajeros obesos o de piernas muy largas…
  
La aviación comercial, que además de su rapidez y su eficacia también tenía su liturgia y su “glamour”, está cambiando mucho en los tiempos de crisis. Tampoco se puede negar que, por sus precios, se ha democratizado, y es utilizada (afortunadamente) por personas para cuya economía la navegación aérea era inaccesible. Pero, bromas aparte, estamos ante un asunto en que el “glamour” puede desaparecer, pero NO la seguridad. Una seguridad tan necesaria y tan imprescindible para los que viajan en “jets” privados como para los pasajeros de la “clase jinete” o de la “clase estantería” o de la “clase sardina”.
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