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Las bases reniegan del PSOE

Las bases reniegan del PSOE

lunes 22 de agosto de 2011, 22:53h
Me acuerdo que en los principios de la democracia, allá por los años ochenta del pasado siglo, la gran mayoría de los políticos socialistas que conformaban el grupo parlamentario en la Cámara andaluza provenía de dos profesiones, o se dedicaban a la enseñanza, bien como maestros o profesores de instituto o universitarios o eran abogados. Ese era el manantial de donde fluía la mayor parte de los miembros de las candidaturas socialistas y de dónde provenía su soporte ideológico. No crean que sea baladí la cuestión. Que buena parte de sus militantes fuesen profesores equivalía entonces a un plus añadido. La educación en colegios, sobre todo públicos, institutos y facultades estaba en manos de una izquierda que abominaba del franquismo y había dejado a un lado la falsa utopía del comunismo en derribo, cayendo en brazos de una socialdemocracia que iba a convertirse, en manos de Felipe González y Alfonso Guerra, en el principal partido de la nueva era democrática. Y en manos de esas bases estaba algo tan importante como la educación, la enseñanza, factor clave para controlar una continuidad, un futuro que asegurara la permanencia del PSOE en las instituciones del nuevo Estado. Bien como Gobierno, bien como alternativa a un Gobierno de centro derecha. El deterioro sufrido en los últimos años del Gobierno de Zapatero ha sido tal que buena parte de esos profesionales de la Educación o del Derecho que conformaban la base ideológica del PSOE han ido renegando del socialismo, que los ha maltratado de forma sistemática, y se han pasado en bandada al PP. o, mejor dicho, si no han recalado en el PP, al menos le están haciendo campaña renegando de todo aquello que huela a zapaterismo o, en Andalucía, a griñanismo. Conozco a pocos profesores de primaria o de instituto que estén contentos con el actual sistema de educación que promueve el PSOE. Como conozco a pocos profesionales del Derecho que defiendan el actual estado de la Justicia. Y eso, como lo fue en la última década del pasado siglo, es clave para el futuro de la izquierda en España y en Andalucía. Hay todavía quien duda del posible triunfo del PP en Andalucía por aquello del llamado "voto cautivo" en los pueblos del interior, de la conocida como "Andalucía profunda". Pero si nos atenemos al resultado de las últimas elecciones municipales, basta con sumar el voto de las capitales, de las ciudades con más de cincuenta mil habitantes, de las zonas costeras y de buena parte de la Andalucía más próspera e incluso en pequeños pueblos en los que el PSOE siempre había ganado, para detectar que se está produciendo un cambio de tendencia que podría llevar en volandas a Javier Arenas a la Presidencia de la Junta de Andalucía en la Primavera del 2012. Y es que parece claro que quienes más están sufriendo la actual crisis económica, a quienes más está castigando la política desarrollada en los últimos años de los Gobiernos de Rodríguez Zapatero, de Manuel Chaves o de Pepe Griñán, han sido a la bases que siempre habían apoyado al socialismo en España y en Andalucía. Las clases medias, los obreros cualificados, los intelectuales que nunca apoyarían a un gobierno de centro derecha, se están replanteando su posición ideológica después de comprobar cómo los socialistas han beneficiado a la gran banca y han dejado detrás de sí a cinco millones de parados provenientes, fundamentalmente,. De pequeñas y mediana empresas que se han visto arruinadas por la política de Zapatero y Griñán. Pero es que otra de las bases en las se fundamentaba en las últimas convocatorias electorales el voto del PSOE, el funcionariado, ha sido también una de las que se ha visto más perjudicada con amplios recortes salariales con la vigilancia de comisarios/as políticos que les están haciendo la vida imposible a muchos funcionarios en la educación, en la sanidad o en cualquiera de las actividades en las que desarrollan su trabajo. Así las cosas, uno observa el cambio de tendencia y se muestra cauteloso ante lo que pueda ocurrir en los próximos meses. Solo queda analizar y dejar constancia de lo que ve entre muchos colegas, amigos y conocidos a los que, al contrario de lo que ocurría tan sólo hace unos pocos años, ya no les duelan prendas de hacer públicas sus protestas. Es lo que hay y lo que nos espera hasta el 20-N y hasta que a Griñán se le ponga convocar elecciones en Andalucía.
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