Standstill en los Teatros del Canal, escapando hacia adelante

Aunque esto ya no es 'Room' el espectáculo en el que tocaban todo el disco de principio a fin, arropado por unas proyecciones visuales, el centro del espectáculo sigue siendo 'Adelante Bonaparte'. El disco es el niño mimado de Montefusco y los suyos y se entiende el porqué. Una obra conceptual, en la que han podido experimentar con diversas paletas sonoras e instrumentos logrando un disco que sí, es excesivo, e incluso pomposo, pero a la vez sincero y emocionante.

El hecho de interpretarlo con 13 músicos sólo puede hablar bien de los chicos de Standstill. En los tiempos que corren es mucho más fácil y lucrativo hacerse una gira al uso y, de paso, hacer caja. Pero el grupo tiene fe ciega en su criatura y eso se transmite a un público que deposita esa misma fe en la banda. Elegir un teatro para estas actuaciones ha sido un acierto absoluto. Desde el primer momento la relación entre banda y público se transforma, creando algo más especial, un respeto que llegaba al paroxismo cuando la voz de Enric Montefusco acompañado únicamente por su guitarra era el único sonido que se escuchaba en el teatro.

Los mejores momentos llegaron por lo tanto con las canciones de 'Adelante Bonaparte' que se adaptan como un guante a este tipo de formato. En especial destacaron las dos versiones de la canción que le da título, que fue la elegida para terminar el concierto, y la maravillosa 'Cuando Ella Toca El Piano' que trajo la magia de los momentos irrepetibles.

Aun así no fue un concierto perfecto debido a que el resto del repertorio no encajaba tan bien en el formato. Hubo un  sólo guiño a sus primeras obras en inglés, en concreto con la interpretación de 'What truth' de su primer EP 'The tide', publicado en 1998. El resultado, como era de esperar, mejoró con mucho a la primera versión, pero como el propio Montefusco reconoció todo suena más bonito con un cuarteto de cuerda detrás.

Es evidente que cuando tiraron de 'Vivalaguerra' no se equivocaron. Canción por canción sigue siendo su mejor trabajo, y a nadie le amarga un dulce como lo son '¿Por qué me llamas a estas horas?' o '1,2,3 sol' pero a las canciones de su primer trabajo en castellano, el homónimo 'Standstill' se les notan más carencias. Además el juego de Standstill con la Bonaparte Ensemble funciona mucho mejor en los medios tiempos, hasta una canción que en el disco se hace algo pesada como es 'Elefante' adquiría una nueva dimensión y dejaba ver otras sonoridades. Esto se volvió a demostrar cuando tras 'Cuando' sonó la canción que sirve de epílogo a Bonaparte, 'Canción Sin Fin'. Aquello de "la vida es domingo, canción sin fin, noche de estrellas y un rato en el jardín" puso en pie definitivamente a todo el auditorio y lo dejó preparado para corear 'Adelante Bonaparte'. Escuchándolo uno tiene la certeza de que Standstill ya tiene un plan para escapar hacia adelante.