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Centenario del hundimiento

La 'Titanicmanía' tiene su cumbre en Barcelona

La 'Titanicmanía' tiene su cumbre en Barcelona

domingo 15 de abril de 2012, 17:34h
Fue una de esas cenas inolvidables, con ribetes de emoción. Ocurrió en Barcelona, en el Museo Marítimo, con la Fundación Titanic, que preside el colega periodista Jesús Ferreiro, conmemorando a su manera el centenario del hundimiento del mítico buque. No muchas personalidades --¿en qué pensaba la Generalitat, cuando allí se congregaron más de cuarenta medios?--, algunos diputados y algún representante municipal, frente a doscientas personas, bastantes de ellas familiares directos o indirectos de los fallecidos en aquel choque inconcebible contra un iceberg, hace cien años y dos días.

La Fundación Titanic, que anima la exposición itinerante sobre el hundimiento, organizó una cena de gala, algunos vestidos de época, que era copia exacta de aquella de abril de 1912. Ostras aliñadas, foie, consomé de ave, filete de lenguado al curry, confit de pato con compota de manzana y pudding Waldorf. Todo ello, regado con champagne Henri Abelé Titanic, tinto Chateau Preuillac Titanic y blanco Creu de Lavit, único ingrediente no de época, porque el vino blanco que consumieron en aquella última cena ya no existe.

Ferreiro, que es todo un carácter, nos obsequió con un vídeo tratando de desmontar algunos tópicos y desajustes informativos de por qué ocurrió aquello y lo que no ocurrió y dicen que sí ocurrió, sobre todo en alguna película (por supuesto, no había automóviles en la bodega para que el joven Di Caprio se desfogara. Por ejemplo).

Hablaron algunos familiares más o menos directos de varios de los que murieron en aquella tragedia; una orquesta de cámara rememoró a la orquesta del Titanic, mismos temas incluidos. Y hablaron el presidente de la Fundación Titanic, su vicepresidente, Germán López Madrid, y su secretario general, Rafael Lobeto, así como el almirante Gabriel Portal, que preside la Fundación Philippe Cousteau. Todos muy brevemente, que lo interesante eran las charlas entre los asistentes.

Y la idea esencial de la celebración: hay que mantener la vigilancia para que estas cosas no vuelvan a ocurrir. Es ese el 'leit motiv' de la celebración de tantos actos de aniversario que lamenta los cien años del hundimiento del Titanic. Lástima que algunas cosas absurdas, incomprensibles, se repitan alguna vez; en las costas italianas hay algún indicio de eso.

 


 

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