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Entre comandantes anda el juego

Entre comandantes anda el juego

sábado 09 de marzo de 2013, 10:44h
Lo suyo es de traca, de pura astracanada, de esperpento valleinclanesco si no fuera porque son los que de verdad gobiernan en Andalucía. Siguen viviendo no en los años sesenta del pasado siglo sino en los veinte del anterior y aunque hablen de la nueva izquierda europea, del eurocomunismo del difunto Santiago Carrillo, continuan añorando los gulags de Stalin, las purgas de Lenin y la parafernalia pseudo fascista de Fidel Castro. En el fondo les gusta más una dictadura, aunque ésta lleve el sobrenombre del proletariado, que a un tonto un lápiz y se pirran por un dictador surgido de las bases obreras y campsinas. Aunque se dicen antimilitaristas y pacifistas, se corren de gusto con los desfiles paramilitares de los jóvenes revolucionarios del pueblo, al más puro estilo nazi. Por no evolucionar, ni tan siquiera han guardado en el armario de los recuerdos los antiguos discos de vinilo de Quilapayún, Inti-Illimani, Victor Jara, Carlos Puebla, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti, Violeta Parra o Mercedes Sosa y a las primeras de cambio siguen entonando aquello de "el pueblo unido jamás será vencido".

Me refiero, ya lo habrán supuesto, a los muchachos camaradas de Diego Valderas y Sánchez Gordillo que comparten con Pepe Griñán los sillones del Consejo de Gobierno en el Palacio de San Telmo. Viven soñando con la llegada de un nuevo comandante que dirija sus destinos y acabe con el capitalismo. Y para ello van soñando de comandante en comandante, del argentino Che Guevara al cubano Fidel Castro, del nicaragüense Carlos Fonseca al venezolano Hugo Chávez. Por tener uno propio, hasta en Andalucía tuvieron al comandante Romero en sus filas cuando Julio Anguita creó a mediados de los ochenta la coalición Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía.

Ahora, crecidos y con poder gracias a los votos de un sector de la población andaluza harta del paro, los recortes y las corruptelas políticas y que buscaba alternativas al PSOE desde la izquierda, los camaradas andan detrás de repetir en España la coalición que están ensayando en Andalucía. Lo acaba de decir la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, quien ve en el apoyo de Cayo Lara y su PCE en alza, la única y muy remota posibilidad de que los socialistas, liderados bien por Alfredo Pérez Rubalcaba o bien por el mismísimo Pepe Griñán, vuelvan de nuevo a gobernar el país tras el enorme fiasco de Zapatero.No crean que es una utopía, no. Si no mejora el panorama económico en un par de años es muy posible que los españoles decidamos que nos dirija un bipartito similar al implantado en Andalucía.

Pero, en fin, a lo que iba, que el secretario general del PCA, José Manuel Mariscal, ha apoyado a su portavoz en la Cámara andaluza afirmando que las declaraciones de Castro se enmarcan en un discurso acordado políticamente en el seno de IU. "Son elementos centrales para nosotros el movimiento bolivariano, la democracia en Venezuela y en otros países de América Latina, el crecimiento a través de la acumulación de fuerzas y de la movilización contra el imperialismo, o la defensa de la independencia"."También nos gustaría -añade Mariscal- que pudiéramos terminar con un jefe del Estado que no es elegido democráticamente", y subraya que a su formación le llena de "orgullo" poder decir que la democracia en Venezuela es una de sus referencias en el mundo y que van a seguir trabajando para que en España se produzca procesos de acumulación de fuerzas desde la movilización social que lleven a las capas populares el poder político. Para acabar su mitin señalando que "los defensores mediáticos de la corrupción borbónica y los voceros de la Troika no nos van a dar lecciones de democracia, ni a nosotros y muchos menos a Venezuela".(sic).

La pregunta es si esta parrafada se podría haber dicho publicamente en paises como Venezuela si atacase al "modélico régimen" bolivariano que ellos tanto admiran. Lo dudo. Afortunadamente, a la convocatoria de homenaje a Hugo Chávez, junto a la estatua ecuestre de Simon Bolívar en el Paseo de la Palmera (en Sevilla el monumento es conocido como el de Ángel Peralta) no acudieron más de veinte chavistas ataviados con banderas, camisetas y chándals alusivos al fallecido comandante venezolano. Lo que nos faltaba a los andaluces es que algún otro comandante revolucionario (y Sánchez Gordillo da toda la pinta calcada de los barbudos de Fidel) consiguiese el suficiente poder como para hundirnos en la miseria más absoluta. Bastante tenemos ya con ser líderes en paro, en incultura y en subvenciones para que, además, lideráramos la lista de violaciones de los derechos humanos.  
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