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Blanca Calvo, exconsejera de Cultura de Castilla-La Mancha

'No perdono a Cospedal. Ha cometido el principal pecado de un político, puede equivocarse pero ha de ser sincero'

"No perdono a Cospedal. Ha cometido el principal pecado de un político, puede equivocarse pero ha de ser sincero"

lunes 26 de agosto de 2013, 08:41h

Blanca Calvo (Valladolid, 1949) es uno de los personajes de la cultura y de la política más conocidos en Guadalajara. No sólo por ser la directora de la  Biblioteca sino por haber sido la primera y única alcaldesa de Guadalajara. Con ideología comunista desde su juventud, en 2005 aceptaría la propuesta de José María Barreda para formar parte del gobierno del PSOE al frente de la Consejería de Cultura. Nunca ha pasado desapercibida por sus posicionamientos políticos, a veces controvertidos, como cuando apoyó la candidatura encabezada por el dramaturgo Alfonso Sastre considerada como lista encubierta de la ilegalizada Batasuna en las Elecciones Europeas de 2009.  Con los años, 65 que cumple este lunes, 26 de agosto, el mismo día en que se jubila y dice adiós a más de cuarenta años de historia laboral, dice haberse vuelto "más rebelde" pero también "más tolerante". Con ella hablamos en una entrevista de una  trayectoria en lo cultural y en lo político que ahora vinculará a los movimientos sociales, entre otras cosas. 

Pregunta.- ¿Cómo termina aceptando Blanca Calvo la propuesta de José María Barreda para dirigir la Consejería de Cultura?

Respuesta.- Me costó. Fue tomar la decisión en poco tiempo. Tuve un par de días para decidirme.

Creo que ahora no lo volvería hacer. Aquello fue demasiado costoso a nivel personal. Aunque no soy de esas personas que se arrepienten del pasado.

Era una dedicación muy diferente a la de la Alcaldía donde éramos solos ante el peligro, formabas parte de un equipo en el que, a lo mejor, en otras carteras se hacían cosas con las que no estabas de acuerdo.

Tuve la suerte de conocer a Frey Beto al que se le entregó el Premio Abogados de Atocha. Decía que a él lo que más le había costado es que, formando parte de un gobierno, no lo podías criticar. A mí me pasaba lo mismo. Aunque Barreda me hubiera pedido la continuidad, no hubiera seguido, que no me lo pidió.

P.- ¿Por qué dice que fue tan costoso?

R.- Se hacen muchas cosas artificiales e innecesarias en las que gastas mucho tiempo. Por ejemplo, me negué a poner primeras piedras o a dar discursitos. Si la cabeza anda por ahí todo el día en las carreteras, el equipo se resiente.

Tenía la desagradable sensación de que no llegaba a cerrar nada. Teníamos 100 millones de presupuesto y no llegábamos a cumplir los objetivos. Había museos cerrados en la región y cuando asistía a algunos actos organizados por Caja Castilla-La Mancha o por la Fundación Quijote me quedaba alucinada porque pensaba en lo mucho que habrían costado y que la Consejería nunca se habría podido permitir. Eran flor de un día.

Esa sensación de inutilidad se palió al final cuando al hacer un informe para mi sustituta me di cuenta de que sí que había cundido bastante. Tengo que buscar ese documento para congraciarme con aquel tiempo.

Se cerró la Red de Parques Arqueológicos o la Linterna Mágica, se desatascó la Fundación Saura, se paró la Vega Baja... Dejamos buen recuerdo en los funcionarios, eso me gusta.

P.- Pero se hablaba de su 'no buena' relación con el que fue jefe de servicio de Bibliotecas, Juan Sánchez, que es el actual director de la Biblioteca Regional ubicada en el Alcázar de Toledo.

R.- A Juan le conozco desde hace muchos años porque fue Jefe de Gabinete de Barreda y jefe de servicio durante muchos años. Creo que trabaja por las bibliotecas y en eso coincidimos porque nos parece un servicio fundamental en la sociedad pero disiento de los métodos.

Hay cosas que ha hecho Juan como que la Biblioteca de Toledo sea una sección de la biblioteca regional que no me parecen bien. O el que rompiera un poco con la continuidad del plan María Moliner para la bibliotecas públicas que eran también cabecera del sistema provincial y que era algo muy bien pensado.

A mí no me gustan las figuras de la administración que son de confianza. Deberían serlo por méritos. Los jefes de servicio son así, de libre designación y cuando quieres formar equipo y no coincides en filosofía pues tienes derecho a cambiarlo y así lo hice.

P.- Y desde Guadalajara, desde su biblioteca ¿se ve a la Biblioteca regional como una referencia?

R.- Son una especie de invento, las bibliotecas regionales, que hicieron las autonomías y que están muy indefinidas en todos los casos. Tratan de ser cabecera del sistema regional pero luego no tienen ni los medios ni las funciones para serlo.

Creo que en este país con la Biblioteca Nacional como cabecera es suficiente porque recibe el depósito legal de todos los libros que se editan en España y los cataloga rápido. Aunque claro, tampoco tiene los medios para hacerlo y por eso hacer una biblioteca regional de pacotilla en cada Autonomía...Ninguna hace una función acorde con sus estatutos. Desde Guadalajara es inexistente. No es referencia.

P.- Por cierto, ¿se sigue hablando con Barreda?

R.- Es que tampoco llegamos a hacer una amistad personal. Creo que somos un poco reservados los dos. Tengo la impresión de que ambos cuando conseguimos hacer amistad somos muy amigos de la gente pero  nos cuesta un poco romper la cáscara. Tengo su móvil que no sé si sigue siendo el mismo.

Hablamos una o dos veces cuando salí del Gobierno y no me importaría nada encontrármelo para que me contara cómo se siente después de haber dejado la Presidencia porque creo que era un hombre con gran sentido del deber. Al ser profesor de Historia Contemporánea se veía un poco con esa misión modernizadora de los ilustrados del siglo XVIII o XIX.

Me acuerdo de una reflexión que hizo sobre hasta qué punto tiene uno que cambiar para cambiar un territorio. El sentía la necesidad de avanzar social e ideológicamente ese territorio.

Pero ¿hasta qué punto es lícito cambiar para que te sigan votando si ese cambio tuyo comporta que no hagas ya el cambio social que querías? Es un hombre que pensaba mucho las cosas, supongo que ha tenido muchas equivocaciones, también aciertos. En el fondo le veo la honradez y las ganas de modernizar y hacer competitiva la región a nivel europeo, sobre todo en el ámbito social.

P.- ¿Y su opinión sobre Cospedal?

R.- No buena, la verdad, por no decir mala. Hay una cosa que no le perdono a Cospedal y es aquel cartel en el que se presentaba con una sonrisa fría, porque sonríe con la boca pero no con los ojos, y con un letrero que decía "¿Buscas trabajo?". No se lo perdono. Ese mensaje estaba destinado a la personas con dificultades en su empresa o sin trabajo y poniéndose ella como remedio.

Creo que el final de esa frase sería "Pues agárrate a él o búscalo bien porque cuando yo sea presidenta lo vas a tener que buscar más todavía".

Creo que ha engañado a la gente y que tiene un lenguaje malvado porque dice lo contrario de lo que hace. Ella y su gobierno.

Cuando saca una ley de no sé qué social y es para echar a todos los interinos, para privatizar los servicios fundamentales y todo con eufemismos...Eso es el principal pecado de un político. Puede equivocarse, pero tiene que ser sincero, aunque pueda moverse en el ámbito de la ambigüedad.

P.- ¿Cómo definiría su política cultural?

R.- Creo que no cree en ella. Por lo menos la persona que tiene en su cartera es alguien que... A mí me gusta mucho hacer un test. Cuando se nombra a alguien, y como estamos en red, me gusta mirar si es socio o no de la biblioteca de su pueblo y el consejero de Educación y Cultura no es socio de ninguna.

Por lo que sé de él, que no tengo el gusto de conocerle personalmente, y porque por sus actos le conoceréis, no cree en la cultura pública ni en las bibliotecas públicas. Da la impresión de que le importa un bledo.

No ha estado en el Maratón de Cuentos ni se ha interesado por las actividades de la biblioteca de Guadalajara.

P.- Y con la perspectiva que le permite el tiempo... ¿cómo ve el estado de salud de la política en general?

R.- Estamos pasando unos momentos bajos pero no quiero dejarme llevar por el catastrofismo, hay que ver la final del túnel. Esta situación no es para siempre. Los gobiernos de izquierdas administran mejor lo público que los de derechas. Ahora estamos es un momento de hundimiento de la izquierda con poca capacidad de recuperación pero de las crisis salen las soluciones.

Me gustaría ser alumna de José Luis Sampedro que siempre veía solución en las cosas. Él siempre decía que el sistema capitalista está dando sus últimas boqueadas y que algo tiene que surgir que lo sustituya y probablemente es así.

Lo malo de las personas es que no tenemos perspectivas para comparar, le damos demasiada importancia a "el momento". Estamos como en un letargo. Algo se está formando que no vemos. El 'bulle bulle' del 15-M o el movimiento anti-desahucios están ahí.

P.- ¿Pero usted sigue militando en algún partido?

R.- No, en ningún partido. Seguramente ahora que tenga más tiempo libre, me meteré en estos movimientos sociales. Los partidos políticos ya no me atraen. La disciplina de partido va en contra de mi tendencia natural del anarquismo. Como decía Saramago, cuanto más años, más radical. Me pasa lo mismo, me voy haciendo más rebelde.

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