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35 años, la edad de la plenitud

35 años, la edad de la plenitud

viernes 06 de diciembre de 2013, 11:25h
Los 35 son años de plenitud. Detrás quedan los avatares e incertidumbres de la adolescencia y todavía se tiene la vida por delante, tanta que no siquiera significa estar en el ecuador de la misma. Justo estos años, 35, tiene nuestra Constitución que hoy se celebra en el Congreso de Diputados.

Los que tuvimos el privilegio de estar, desde el periodismo, en primera línea de aquella gesta política que fue la transición y que quedó solemnizada en la aprobación de la Carta Magna, miramos, al menos quien escribe estas líneas, con cierta pesadumbre las críticas a aquel inmenso ejercicio de responsabilidad y generosidad que todos hicieron para que nunca más España se viviera en las tinieblas. Todos, sin exclusión, dieron lo mejor de si mismos para hacer posible un objetivo  también por todos compartido: hacer de nuestro país, un país de ciudadanos libres e iguales, con derechos y obligaciones y con instituciones suficientes que dieran las garantías que garantizan cualquier democracia.

Gracias a esa Constitución, España ha vivido su más largo período de libertad, se han extendido derechos y se han dado certezas. Como ocurre en la vida de cualquier persona, con 35 años, asoman pequeñas arrugas que lo único que significan es que hemos vivido.

Nuestra Constitución, sin duda, no es perfecta, pero se hizo lo que se pudo. Pasado el tiempo no es difícil encontrar lagunas y es inevitable, e incluso obligado, cuidarla. Y cuidarla no significa que haya que tomarla como algo inmutable. Si hay tratamientos para disimular arrugas incipientes, debe existir y de hecho existe el tratamiento necesario para mejorar o modificar aquello que transcurridos 35 puede chirriar en nuestro texto constitucional.

Creo que nuestra Constitución lo más que puede necesitar son "retoques" pero de ninguna de las maneras una cirugía invasiva y menos cuando la entrada al quirófano es para intentar resolver un problema que no tiene, en el fondo, solución. ¿Alguien cree que los nacionalismos se van a sentir cómodos es un supuesto Estado federal?. El federalismo es justamente para quienes quieren, queremos vivir juntos, no para quienes a lo largo de la historia y por sistema España les ha supuesto un problema, o mejor, dicho una disculpa para continuar alimentando ese nacionalismo cuya razón de ser, su fundamento de fondo es la insatisfacción. En el ADN de cualquier nacionalismo está la insatisfacción, la persecución de lo imposible. No es ilegitimo perseguir lo inalcanzable. Lo que es temerario es llevar la Constitución al quirófano sin saber a ciencia cierta por dónde , como y para qué hay que intervenir.

Hoy, al igual que otros muchos años, muchos presidentes autonómicos no estarán en el Congreso. Algunos porque tienen actos semejantes en sus autonomías y otros, por principio, como Iñigo Urkullu y Artur Más protegidos y amparados en su autoridad por la Constitución que no quieren celebrar. Así son las cosas , así han sido y así continuaran siendo aún cuando la Carta Magna fuera modificada como propone el líder de la Oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba que si estará como siempre lo ha hecho.
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